—No.
Era de día y en la habitación especial del príncipe ocurría una pequeña pero seriecísima discusión.
—Oh por favor Killua me has mantenido aquí casi una semana ¡Me voy a volver loco!—Grito casi desesperado al albino, este estaba sentado en un sillón con la pierna cruzada con la otra leyendo un libro ignorando las peticiones del otro—por fa déjame salir que me tienes aquí encerrado—empezó a zarandearlo del brazo y el mayor con una venita en su frente lo miro fastidiado.
—¿Es que tu no entiendes? Te mantengo aquí porque te secuestre—Se levantó y empezó a darle con el dedo en la frente al menor— E-RES-MI-PRI-SI-O-NE-RO —hablo entre silabas y exasperado—y la característica principal de un prisionero es que nunca salen de donde lo tienen encerrado—decía mientras paraba su dedo y cruzaba los brazos mirando expectante al menor, este puso un puchero adorable.
—Si eso lo sé pero es que no he practicado con el arco—Dijo mientras le enseñaba dicho objeto al otro el cual se alarmo al verlo.
—¿De dónde sacaste esto?—Preguntó mientras le arrebataba el objeto, el pelinegro ni se inmuto cuando se lo quitaron.
—Alluka lo encontró y me lo devolvió—Explico tranquilamente y el mayor suspiro pesado.
—Debo cerrar mi habitación—Murmuro para sí mismo.
—Hagamos una tregua—Sonrió al ver que llamo la atención del otro—¿Qué tal si me acompañas afuera? Tú vigilaras y yo podré entrenar tranquilamente ¿Qué me dices?
—¿Cómo sé que no aprovecharas para escaparte?
—No puedo hacerlo—Respondió serio sorprendiendo al otro.
—¿Por qué lo dices?
—Cuando me escape, de no ser porque me encontraste, me hubiera perdido y muerto congelado por la tormenta—Frunció un poco el entrecejo al ver como el mayor lo miraba divertido—así que no me iré hasta que conozca mejor esta montaña (O consiga un mapa)—Esto último lo pensó para sí mismo quizá haya probabilidades de que tengan un mapa de la zona en esa mansión, salió de sus pensamientos al escuchar una risa burlona.
—De acuerdo, si me das un argumento tan bueno entonces no puedo negarme, vamos iremos al patio—Le dio el arco al otro y salieron de la habitación. Afuera del escondite, en la parte trasera estaba el príncipe acomodándose la bolsa de las flechas en las caderas y preparándose para entrenar, el ladrón lo vigilaba sentado en un tronco—¿Qué estas esperando?—Pregunto al ver que tardaba tanto.
—Estaba pensando ¿Dónde está Hisoka y Lyon?—Pregunto con notable curiosidad, desde la mañana no veía a los nombrados.
—Están haciendo unos encargos—Respondió tranquilamente sin dar muchas explicaciones, en realidad el par estaba averiguando que sucedía en el reino.
—¿Y Alluka?
—Salió a hacer unas compras ¿Vas a seguir hablando?—Dijo cortante a lo que el otro suspiro y se puso en posición sosteniendo el arco, el albino lo miraba intrigado—¿A que le vas a disparar?
—Solo observa—Le respondió mientras mantenía el pulso con la flecha, el mayor observaba en silenció, Gon respiro profundo y cuando sintió soplar el viento lanzo una flecha seguida de otro y otra más, las flecas quedaron clavas en un árbol y se detuvo de imprevisto con una sonrisa triunfante.
—¿Pero a que le diste?—Se acercó al árbol y se sorprendió al verlo más de cerca, las flechas atravesaban tres hojas que habían caído del árbol.
—Es parte de mi entrenamiento el darle a cosas pequeñas y que se muevan—Explico con una sonrisa.
—¿Quién te entreno?—Pregunto con algo de curiosidad, el menor rio un poco.
—Nadie realmente, se hacer esto desde los cinco años.
—¿Sabías incluso pelear?—Miro asombrado al otro, el cual volvió a reír.
—Que va, Mito me entreno o mejor dicho la obligue a enseñarme.
—¿Obligar?—Miro expectante al menor el cual le sonreía.
—Sí, veras lo aldeanos siempre me quisieron pero los guardias tenían la mentalidad de que todos los de la realeza eran unos enclenques debiluchos en cuanto batalla se trataba, cuando pedí que me entrenaran se rieron de mí y tuve que romper varios huesos para que me tomaran en serio, cuando Mito se enteró accedió a entrenarme siempre y cuando no volviera a mandar al hospital a los guarda espaldas del castillo—Hablo como si fuera lo más normal del mundo y el otro rio de buena gana.
—¡Eres un caso serió Gon!—Decía entre risas pero se detuvo al ver la gran sonrisa del otro—¿Por qué estás tan feliz?
—¡Dijiste mi nombre!—Dijo contento a lo que el otro se sonrojo.
—Idiota no digas tonterías.
—¡Di mi nombre otra vez!
—¡No!
—¡Vamos dilo!
En eso empezaron una corta pelea que fue interrumpida por alguien que llego hasta ellos, el albino paro a mirarlo.
—Gentrhu—Pronunció en forma de saludo, el menor se volteó a verlo con curiosidad.
—Jefe ¿Podríamos hablar?—Preguntó mirando al príncipe dando a entender que quería hablar a solas, Killua asintió.
—Tú sigue entrenando y no intentes escaparte ya que seguiré vigilándote.
—Ya te dije que no lo iba a hacer—Puso un puchero y se puso de nuevo en posición, Killua y Gentrhu se alejaron un poco para así seguir vigilando al peli negro.
—¿Que sucede?
—El rey devolvió la carta de advertencia que le enviamos y encima puso una recompensa para aquel que traiga al príncipe de vuelta—Susurro al oído al albino este puso una cara de seriedad.
—Ya veo cuanto le importa su hijo—Dijo entre dientes irritado mientras veía como el príncipe volvía a acertar a unas hojas que caían del árbol.
—¿Y qué haremos?
—El rey nos subestima, nos quedaremos con el príncipe y nos desharemos de cualquiera que venga, así le mostraremos que vamos en serio—El más alto asintió y se retiró, Killua quedo por un momento pensativo ¿Qué pasaría si el rey nunca busca a su hijo? ¿Qué haría? ¿Lo mataría o?
—¡Killua!—El grito del menor lo saco de sus pensamientos—¡Tráeme más flechas que se me acabaron!
—No hay—Decía mientras se acercaba, el moreno abrió los ojos alarmado.
—¡¿Cómo que no hay?!—Con pánico tomo de los hombros al mayor que lo miraba extrañado—¿Ni una sola?
—Si no hay es que no hay—Respondió con obviedad en su tono y el pelinegro hizo un mohín.
—¡Mooo Al fin que había logrado entrenar! ¿Y ahora qué voy a hacer?—Se tiró al suelo y empezó a rodar en la nieve llorando por lo bajo fastidiando al albino.
—¡HA ya cállate! Iremos a comprarte más flechas así que para con el escandalo—Gon al escucharlo se levantó de golpe con estrellitas en sus ojos.
—¿De verdad?
—Si pero no le digas a nadie—Pronunció un poco ruborizado.
—¡Yay!—Dio un salto contento y el mayor suspiro ¿Desde cuándo es tan amable con alguien que no es su hermana? Eso es algo que se tiene que analizar.
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El par estaba en el mercado, Kilua había decidido que irían solos ya que si se enteraban Hisoka o Lyon rodarían cabezas antes de que soltaran algún comentario molesto. Miro al príncipe que estaba inspeccionando unas flechas en oferta, el albino miraba su rostro fijamente, a pesar de que su piel es morena estaba un poco pálida debido al frio, sus mejillas rozadas y sus labios eran delgados pero se veían apetecibles y provocaba…
— (Momento ¿Qué estas pensado? ¿PERO EN QUÉ MIERDAS PIENSAS?)—Sonrojado quito su vista del peli negro debido al rumbo en que se dirigían sus pensamientos, ¿A que vino eso? Se supone que el detestaba a todos los reyes y príncipes ¿Verdad?
—¡Killua, hey Killua!—La voz de Gon lo volvió a sacar de sus pensamientos ¿Por qué le pasaba eso?
—¿Qué pasa?—Dijo finalmente después de tanta insistencia del menor.
—Te veías alterado y me preocupe—Pronuncio intranquilo y su cara estaba notablemente preocupada, el mayor se sorprendió.
—¿Por qué? Te secuestre, te aleje de los tuyos y amenazo tu vida, todo eso por dinero—Hablo fríamente y con una mirada oscura azul, Gon se alarmo y luego puso una mirada triste.
—Es cierto yo… no sé por qué…—Decía tímidamente evitando la mirada del otro, hubo un silenció incomodo hasta que el moreno volvió a hablar—estas flechas están bien ¿Me las compras? —pregunto todavía un poco nervioso, el mayor asintió con la cabeza y el moreno se fue de manera apresurada al puesto a comprarlas.
—¿Qué le pasa?—Murmuro mirando al otro—parece triste…
Ya cuando compraron las flechas anduvieron por el camino en silencio viendo los puestos de mercaderes, Gon no pudo más con este silencio incómodo y hablo nervioso.
—Ki-Killua…
—¿Qué?
—¿Qué vas a hacer conmigo cuando mi padre se niegue a buscarme?—El mayor lo miro sorprendido, Gon estaba seguro de que su padre lo abandonaría a su suerte en las manos de un ladrón asesino como Killua.
—Te violaremos por turnos-Puso una cara felina y el moreno lo miro con una expresión pálida del terror que le produjo esas palabras, el peli blanco se rio al verlo así—es broma idiota, obligare a tu padre a que venga a buscarte—dijo confiado pero se extrañó cuando el príncipe suspiro pesado.
—Eso es imposible.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Ya te lo dije el dinero del reino esta primero que yo, jamás pagaría una gran fortuna por traerme de vuelta y más cuando rechace a esas princesas—Pronunció un poco triste.
—En verdad tienes un padre problemático.
—Killua—El albino noto que el tono de voz del moreno se volvió más humilde—si mi padre al final no te responde ¿Crees que podríamos ser amigos?—Firme pero nervioso y el albino se sonrojo de sobre manera ante su pregunta.
—¿P-Por qué me preguntas eso?
—¡Es que eres genial!—Dijo mirando a los ojos al otro el cual estaba anonadado.
—Soy un ladrón y te secuestre.
—¡Es por eso que eres genial!—Killua estaba alarmado al ver la mirada de admiración del menor—en mi reino ningún guardia de elite lograba agarrarme ni siquiera Kaito pero tu si lo lograste, incluso esquivaste mis flechas a pesar de que tengo el don del ojo de águila—explico nervioso ¿Nervioso? ¿Desde cuándo y por qué? Si él nunca fue tímido con ninguna persona a pesar de su encierro.
—I-Idiota no digas cosas tan vergonzosas—Sus palabras interrumpieron los pensamientos de Gon.
—¡Es la verdad!—Puso un puchero al ver como el otro chasqueaba la lengua, de repente volteo a verlo con una mirada seria.
—Yo estaría… feliz de tenerte como amigo—Acto seguido se adelantó al otro caminando a paso veloz para evitar que le vieran su rostro sonrojado. Gon se le quedo viendo ruborizado y con el corazón acelerado.
El príncipe raro sintió un sentimiento que desconocía por completo, iniciaba desde su pecho e invadía el resto de su cuerpo, se alojaba en sus mejillas y hacía latir su corazón ¿Por qué? y más importante ¿Por qué con el ladrón?
Gon estaba tan distraído en sus pensamientos que no noto que alguien le llegaba por detrás, se alarmo cuando le pusieron un pañuelo en la nariz y trato de forcejear pero después de un momento sus parpados se cerraban lentamente con la mirada fija en la espalda de Killua alejándose, recordó algo y con lo último de sus fuerzas agarro su arco y disparo una flecha sorprendiendo al hombre. Gracias a sus reflejos el peli blanco se dio cuenta de lo que se dirigía hacia a él y esquivo, miro molesto la dirección de donde venía listo para dar un buen regaño pero lo que vio lo alerto y enfureció, el príncipe estaba inconsciente en la espalda de un hombre grande parecido a Frankenstein vestido con overol y camisa blanca, miraba al albino tranquilamente.
—Franklin—Pronuncio con molestia, conocía a ese hombre desde hace un buen tiempo.
—Ha pasado un tiempo Zoldyck—Pronuncio serio.
—Suéltalo—Hablo en tono de advertencia.
—Qué pena pero en el momento en que le diste la espalda dejo de ser tuyo, ahora es de nuestro jefe—Salió corriendo a gran velocidad con Gon en su espalda desapareciendo de la vista, Killua solo bostezo aburrido para luego poner una mirada asesina.
—Imbécil…
Si hay algo que nunca hay que hacer es quitarle algo o alguien al ladrón ya no tan peligroso, claro a menos que quieras ver qué tan peligroso puede llegar a ser…
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—Agh—Estaba despertando, aun sentía su cuerpo pesado debido al cloroformo que le pusieron en la nariz, cuando intento moverse sintió unas cadenas sujetando sus manos y que guindaba del techo. Observo a su alrededor y vio que estaba en una cueva grande, a su derecha estaba la entrada a ella, podía medio divisar un bosque, de repente una silueta se acercaba hacia él.
—Ah ya despertó su majestad—Era un hombre vestido de negro y con una sonrisa ladina.
—¿Quién eres?
—Oh mis disculpas—Hizo una reverencia—mi nombre es Kuroro Lucifer—respondió de manera cordial y el moreno lo miro molesto.
—Si me trajo aquí no debe ser por la recompensa ya que me estaría despertando en un carruaje con guardias rumbo a Nostrade, entonces ¿Que quiere de mí?—Pregunto serio sin ningún tipo de miedo, Kuroro sonrió maliciosamente—¿Qué quiere un asesino profesional de mí?
—Oh así que me conoce me siento honrado—dijo de manera sarcástica—vera busco su ayuda príncipe Gon.
—¿Mi ayuda?—Miro desconfiado al adulto el cual asentía.
—Con usted de mi parte me desharé de ese molesto mocoso ladrón—Decía tranquilamente sonriendo al moreno el cual se alarmo.
—¿Deshacerte de él?
—Lo matare—Gon se le quedo viendo anonadado y explico mejor—quiero llegar a un acuerdo con usted, he escuchado que hizo un trato con su padre si logra encarcelar o matar al ladrón que ha dado dolores de cabeza a los reyes y será libre de hacer lo que le plazca ¿O me equivoco?—sonrió confiado ante el silencio del moreno—ambos nos queremos deshacer de él así que cuando se una a mi podrá llevarse toda la gloria y yo me desharé de esa molestia—Gon lo miro desconcertado para luego molestarse.
—¡ME NIEGO!—Grito furioso, el mayor ni se inmuto por su grito—¡Jamás me uniría a ti!
—¿Pero si con Killua?—Pregunto tranquilamente alarmando al menor.
—¿Y que si es así? Eso no es tu asunto.
—Lo es si interfiere en mis planes—Se acercó más al príncipe hasta quedar cara a cara con el—¿Acaso se siente atraído por él?—pronunció suave mientras tomaba su mentón con la mano exaltando a Gon—no pensé que un príncipe pueda tener gustos tan peligrosos.
—No me toque—Decía serio y molesto lo cual hizo reír al mayor.
—Se ve tan encantador haciéndose el indomable—Acerco más su cara a la del otro, a Gon no le gusto para nada eso si no fuera porque sus brazos están amarrados lo golpearía pero recurrió a otra idea, espero a que se acercara y aspirando por la nariz le escupió en la mejilla a Kuroro.
—¡Ah!—Pronuncio alarmado tapándose y mirando la cara de rabia del príncipe que paso hacer de intriga al ver como se echaba a reír—¡En verdad eres especial! Pero con eso solo haces que me den más ganas—dijo divertido de ver la cara de desconcierto de Gon.
—¡Aléjese!—Grito más exaltado al ver como se le volvía a acercar y esta vez ponía su pierna entre las suyas.
—Sabes que no lo hare—Divertido veía la cara de furia y temor del moreno ahora puso sus manos a cada costado de su cabeza.
—¡QUITATE DE UNA MALDITA VEZ!—Gritaba desesperado removiéndose de un lado a otro.
—Jajaja te ves tan adorable no te preocupes jamás te olvidaras de mi después de esto—Acto seguido le dio un beso en la mejilla horrorizándolo.
—¡No detente! Killua… ¡Killua! ¡Killua! ¡Killua!
El príncipe raro empezó a gritar ese nombre una y otra vez desesperado, no fue el de su querido amigo, no fue el de aquel oficial que respetaba mucho, tampoco fue la de su nana que quería como una madre ni mucho menos el de su padre, era el de aquel ladrón… ¿Por qué? No lo sabía ni tampoco lo pensaba, solo sabía que lo necesitaba y por eso lo llamaba…
—Tonto el nunca vendrá a salvarte.
—¿Quieres apostar?—Kuroro volteo sorprendido recibiendo un tremendo puñetazo que lo tiro contra la pared. Gon al ver lo sucedido se le ilumino la mirada y sintió una alegría tremenda al ver al albino pero se sorprendió al ver la cara de este, tenía una mirada asesina pero esta estaba distinta había rabia y sed de sangre en sus ojos y miraba fijamente al hombre que se levantaba un poco adolorido pero con una sonrisa.
—Dime ¿Cómo es que llegaste? Mis compañeros deberían estar afuera asiendo guardia y matarían a cualquiera que se acercara—Pregunto tranquilamente.
—Fue fácil distraer a esos inútiles, deben estar persiguiendo a un perro con peluca blanca en estos momentos—Pronuncio divertido pero se veía realmente furioso.
—Te vez molesto ¿Acaso no te gusta ver al príncipe con otro?—Dijo para molestar más al albino.
—Exacto—Hablo sin tapujos sorprendiendo tanto a Kuroro como a Gon—si alguien lo va tocar en contra de su voluntad seré yo y nadie más, matare a todo aquel que se atreva a hacerlo—Decía sin ningún tipo de vergüenza haciendo reír al adulto.
—Valla no esperaba eso.
—¿E-Eh?—Fue lo único que llego a pronunciar ruborizado después de esa aclaración tan atrevida.
—Pero me temo que aún no vas a poder conmigo—Camino hasta una pared que tenía pegada una palanca—mientras diviértete con estos muchachos—bajo el mecanismo y aparecieron dos grandes lobos negros con colmillos afilados y ojos rojos—ten cuidado juegan rudo—pronuncio burlón y los animales se dirigieron a Killua, el cual en seguida corrió hacia Gon, destruyo sus cadenas y en brazos se lo llevo corriendo huyendo de esos animales.
—¡Killua esto es vergonzoso!—Grito al ver la forma en que era llevado.
—¡¿Acaso prefieres ser comida de perro?!—Grito fastidiado por la situación, salieron de la cueva con los lobos pisándoles los talones, el albino corrió hacia una pared de arbustos.
—¡¿Pero qué haces?!—Dijo exaltado viendo la dirección hacia donde iban.
—¡Solo observa!—Cuando estuvieron cerca atravesaron la pared y dejo ver una rampa, sin dudarlo se deslizaron por ella, el moreno miro atrás, los lobos no se atrevieron a bajar por ella y optaron por buscar otro camino.
—¡S-Se fueron!—Estaba sentado en las piernas del mayor mientras se deslizaban.
—¡S-Sujétate!—Ya podía ver la luz al final del túnel del que iban, cuando salieron rodaron por el suelo sobre la nieve hasta llegar a unos matorrales, se incorporaron adoloridos.
—¡A-auch! ¿Killua como estas?—Volteo a ver al nombrado que lo miraba fijamente con el entrecejo fruncido.
—¿Qué te hizo?—Pregunto directamente al moreno el cual entendió y miro al suelo melancólico.
—Llegaste justo a tiempo—Pronuncio distante, no quería hablar más de eso era una experiencia que quería olvidar.
—Lo siento…
—Killua…—El albino se veía molesto y frustrado mirando al suelo, Gon sonrió y le tomo la cara con las dos manos sorprendiéndolo-sabía que llegarías…
—¿Cómo?
—No lo sé, solo lo sabía—Sonrió cálidamente haciendo sonrojar al mayor pero de repente vio algo y se tiró encima del príncipe sorprendiéndolo y ruborizándolo—¿Qu-Qué estás-
—SShhhh están aquí—Le susurro mirando al frente, el peli negro en seguida miro también y vio a los lobos que rastreaban la zona con su olfato, el peli blanco bajo un poco más, era una suerte que cayeran en unos arbusto que los ocultaban, sin embargo el príncipe estaba inquieto y rojo, al parecer la rodilla del mayor estaba haciendo presión en una zona sensible.
—Unmm Ki-Killua—Intentaba decirle pero el albino no le hacía caso alguno, estaba viendo como los lobos olían con insistencia el piso eso lo ponía nervioso y sin darse cuenta movió un poco más la pierna— Ki-Killua es-estas—decía con dificultad intentando no hacer ruido pero igual el otro no le hizo mucho caso.
—A callar ¿No ves que están muy cerca?—Le susurro bajito.
—Pe-Pero.
—Shsss sé que esta posición es incomoda pero aguanta.
— (¿Aguantar? ¿AGUANTAR?)—Pensaba al borde de la locura al parecer Killua no se daba cuenta de lo que le estaba haciendo y por si fuera el colmo se estaba volviendo a mover, Gon se ruborizo y cerro sus ojos con fuerza cuando sintió que le volvían a presionar otro poco, con sus manos tapo su boca para evitar emitir un sonido esto lo estaba volviendo loco, la sensación era tortuosa pero… ¿Dolorosa? En realidad no pero ¿Kuroro no había hecho algo parecido? Si y le dio mucho asco entonces… ¿Qué era distinto ahora? Simple él era el que se lo hacía. Dio una ojeada de nuevo a la persona encima suyo, es la primera vez que lo miraba tan de cerca, su piel es en verdad pálida y se veía realmente suave, bajo la mirada y la poso en su pecho, llevaba puesto un suéter que dejaba ver sutilmente un abdomen bien tonificado, quería mirar un poco más pero aquello que presionaba entre sus piernas se volvió a mover, trago grueso y cerro sus ojos resistiéndose a soltar un gemido monumental…
— (Maldición ¡Váyanse de una buena vez!)—Miraba entre molesto y fastidiado a los animales que testarudamente no se iban, sin dejar de mirar a las bestias acomodo mejor sus brazos a cada lado de la cabeza del menor haciendo que este se sintiera más acorralado sin darse cuenta, y se echó un poco más adelante.
—Ngh…—Ese sonido interrumpió abruptamente los pensamientos del peli blanco, alterado fijo su mirada en la persona que estaba debajo de él.
—¿Go-Gon?—El nombrado tenía sus ojos cerrados con sus mejillas pintadas tiernamente de rojo, sus manos tapaban su boca y respiraba agitadamente, cuando Killua se movió hizo un movimiento brusco con la pierna haciendo que al moreno le fuera imposible contener ese gemido— he-hey Gon ¿Qu-Qué tienes?—verlo de esa manera debajo de él lo choqueaba, acercó un poco más su cara a la del peli negro removiéndose otra vez.
—Nahh n-no—Medio murmuro desviando su cara, ahí fue que lo capto.
— (M-Mi rodilla…)—Al fin se dio cuenta, tenía su pierna entre las del menor presionándolo un poco— (Y-Ya veo solo tengo que quitarla y todo listo).
—Ahh.
— (¿Eh?)—Se supone que debía quitar la rodilla entonces ¿Por qué presiono más fuerte? Por si no fuera poco ahora se movía lenta y circularmente.
—Unmm ¡Ah! Ki-Killua—Gemía y se removía sin poder evitarlo para el deleite del albino esperen… ¿Deleite?
—(De-Detente ¿Qué estoy haciendo? Si sigo así…)—Pensaba aturdido debía detenerse, debía detenerse, debía detenerse, pero verlo de esa manera… el príncipe que siempre actúa de manera rebelde ahora gimiendo y removiéndose, respirando con dificultad eso… eso simplemente era irresistible.
—¡Ummn!—Tapo con más fuerzas su boca al sentir como lo presionaban con más fuerza, no quería soltar sonidos raros ¡Era un príncipe después de todo! El no haces esas cosas, el problema es que el ladrón sí. De repente le quitaron las manos clavándolas en el suelo inmovilizándolo—n-no Killua—dijo avergonzado entre abriendo los ojos, Killua lo miraba fijamente algo agitado, tenía las mejillas rozadas y su mirada estaba dilatada demostrando cuanto se estaba conteniendo. El albino le daría una advertencia y si no le hacía caso mandaría al diablo todo.
—Cuento diez y llevo nueve para que me empujes y huyas muy lejos.
—¿Eh? ¡Umgh!—Fue lo único que logro pronunciar ya que el mayor poso sus labios de manera brusca sobre los suyos, si bien se resistió al principio al no poder mover sus brazos solo zarandeo un poco las piernas y al final se dejó llevar.
Esta situación que se había salido de control se convirtió en la primera muestra de amor del ladrón ya no tan peligroso, y por primera vez el príncipe raro experimentaba lo que era realmente perder la cordura de manera salvaje ¿Unmm? ¿Qué paso con los lobos? Ellos se fueron justo cuando Killua dejo de mirar, Qué coincidencia tan conveniente ¿verdad?
Continuará…
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