lunes, 18 de abril de 2016
Capítulo 10: Delante de tu nariz.
—El primer bosque será el de Ciudad Azafran—Dijo Kite un tanto entusiasmado, se encontraba sentado en los asientos de un tren y frente a él estaban Gon y Franklin, ya hace cuatro días desde que partieron—es un bosque pequeño por lo que tomara dos días o menos registrarlo por completo, después nos dirigiremos al aeropuerto y tomaremos un avión rumbo a york shin.
—¡Que emocionante! Mira que hacer un largo viaje en compañía de mi ángel—El rubio abrazo los hombros del moren con un brazo sorprendiéndolo—¿No te sientes ansioso Gon?—pregunto alegre y el aludido esbozo una sonrisa.
—Si, por supuesto—Respondió para luego fijar su vista en la ventana a la derecha de ellos—es un lindo paisaje ¿Verdad? —decía señalando afuera—hace mucho que no viajo.
—¡Entonces haremos de este viaje inolvidable!—Anuncio Franklin con emoción mientras abrazaba más fuerte al moreno bajo la atenta mirada de Kite, Gon solo sonrió para luego dirigirse al peli largo con un semblante de curiosidad.
—Nee Kite ¿Y Ging?—El peli largo hizo un gesto de estar recordando algo.
—Lo invite al viaje pero dijo que tenía que hacer algo muy importante, pero que quizás si todo le salía bien lo veríamos pronto—Le explico y Gon solo sonrió.
—Ging es un hombre bastante ocupado ¿Verdad?
—Pues si…—Dijo el peli plata un tanto nervioso y Franklin puso un puchero.
—Yo diría más bien un gruñón, cuando lo salude y trate de ganarme su afecto de suegro me llamo acosador—Refunfuño medio molesto y tanto Gon como Kite les rodo una gotita de sudor por la sien, ciertamente es algo que Ging Freecss haría—no entiendo por qué ustedes lo admiran.
—Ging es… buena persona… a su manera—Respondió Kite de manera nerviosa y Gon asintió de acuerdo.
—Puede que no lo aparente pero Ging es un buen hombre—Apoyo el menor confiado—él es un buen tipo.
Y en otra parte…
—¡MALDITO SEAS GING FREECSS! ¡ERES LA PEOR BASURA QUE HA PISADO ESTE JODIDO MUNDO! —Grito en total furia Killua mientras le daba una patada a una pobre mesa de noche del cuarto del hotel en el que estaban, el menor estaba siendo observado por Kurapila y Leorio que tenían semblantes preocupados.
—Killua cálmate, entrar en un modo furia que destruya todo el cuarto no va ayudar en nada—Dijo Kurapika de manera lógica sin embargo recibió una mirada fulminante del albino.
—¡Para ti es muy fácil decirlo rubio, no fue a ti a quien le prohibieron ver a su mejor amigo que está en su lecho de muerte!—Gruño en una ira asesina—ese viejo hijo de puta, tuvo los riñones de prohibirme a mí…—empezó a maldecir por lo bajo. La sangre le hervía cada que recordaba la conversación que tuvo con el padre de Gon…
Flash Back.
—¿Qu-Qué?—Balbuceo en shock, el rubio y el doctor también estaba sin habla pero nada se comparaba al estado de agonía que reflejaba el semblante del albino en ese momento—¿M-Morir? ¿Có-Como que va morir? Eso es imposible, no bromee con algo así… —decía mirando a los ojos al moreno cuya mirada reflejaba lo serio que estaba.
—Es una enfermedad rara y sin cura alguna, puede vivir durante un año o puede morir hoy mismo, el simplemente dejara de respirar en cualquier momento.
—¡BASTA!—Grito el albino interrumpiendo la fría explicación del adulto—¡¿Qué demonios es esto?! ¡¿Primero me secuestra y ahora me dice que mi mejor amigo va a morir?!—Hablo furioso, apretaba los puños y su mirada se volvía cristalina, sentía millones de emociones por todo su cuerpo—no… no puede ser… Gon no va a morir, no va a morir, no va a morir…—empezó a repetir por lo bajo mientras sus ojos se perdía en algún punto en el piso, Leorio y Kurapika solo podían mirarlo tristes, ellos también les dolía la noticia pero Killua era el que en verdad estaba sufriendo, él que en verdad estaba perdiendo el alma…
—Aunque lo niegues mil veces no vas a poder cambiar la realidad, Gon va morir tenlo por seguro—Leorio lo miro molesto por sus frías palabras.
—¡Oiga! ¡¿Qué le pasa?! ¡¿No ve que esto es doloroso para él?! ¡Y además habla como si nada de la muerte de su único hijo! ¡No puedo creer que sea así de indiferente!
—Le estoy haciendo un favor—Declaro serio al doctor que apretaba los dientes molesto—él puede seguir perdiendo el tiempo llorando y negando lo inevitable, o puede aceptarlo de una vez he ir conmigo a buscar a Gon—ahora los presentes lo veían con los ojos abiertos de la sorpresa, incluso Killua lo miraba incrédulo.
—¿Es por eso que nos trajo aquí?—Pregunto Kurapika recibiendo un asentimiento del adulto.
—Sí, pero por supuesto no los voy a obligar así que él que no quiera…
—¡Iré con usted!—Interrumpió nuevamente el albino, su voz se escuchaba casi como un ruego—lléveme con Gon…—Ging se le quedo mirando fijamente de manera pensativa.
—Está bien…—Saco su teléfono y presiono un botón, de repente sintieron como el piso se movía.
—¡¿Qu-Qué está pasando?!—Dijo Leorio alarmado al igual que los demás.
—Estamos en un dirigible.
—¡¿Qué?!—Gritaron al mismo tiempo el rubio y el moreno ante las palabras tranquilas de Ging.
—¡¿Nos metió así sin preguntarnos en un dirigible?!—Cuestiono Kurapika molesto ante la mirada desinteresada de Ging.
—Tenía el presentimiento de que dirían que sí.
—¡Yo no he dicho que sí!—Gritaron Leorio y Kurapika al mismo tiempo y Ging se rasco la cabeza con fastidio.
—Ups, bueno ya es tarde para regresar, ya le dije a Netero el director de su escuela que ustedes tres iban a estar ausentes, también fui a sus casas a buscar su ropas y cualquier cosa que puedan necesitar ¿Tienen algo más que decir?
—¿Cómo supo donde vivíamos?
—Detalles menores—Respondió con desinterés a la pregunta del choqueado Leorio mientras el rubio solo le recorrió una gotita de sudor por la frente—¿Algo más?
—¿Dónde está Gon?—Preguntó Killua ansioso.
—Probablemente él y el grupo de Kite lleguen a Azafran por la tarde, calculo que les tomaran dos días revisar el bosque de allí, nosotros llegaremos por la mañana del segundo día—el rubio y el doctor suspiraron de alivio al saber que llegarían con tiempo de sobra, sin embargo el albino se hallaba cariz bajo cosa que Ging noto muy bien…
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El dirigible estaciono por la mañana como había dicho Ging, y el primero que bajaba ansioso fue Killua que salía corriendo por las escaleras.
—¡Dense prisa!—Grito el albino notándose lo apurado que estaba, el rubio bajaba con calma a diferencia del médico quien se hallaba mareado por el viaje…
—Calmate… guh… Killua, Gon no se ira todavía—Decía con cara de enfermo el médico y el rubio lo miro desaprobatoriamente.
—Mira que haberte mareado por algo así.
—Ca-Callate… Gah… esto solo pasa cuando no desayuno…
—¡Busquemos a Gon ya!
—Hazle caso a tu amigo y cálmate—Ging bajaba del vehículo volador con expresión seria—antes de buscar a Gon vamos a desayunar en un local—Killua abrió los ojos en sorpresa.
—¡Pero…!
—Sin peros—Interrumpió estricto—conozco un local por aquí cerca…—Killua solo chasqueó la lengua con una expresión malhumorada.
El grupo llego a un restaurante de comida rápida, pero paso algo extraño, Ging les pidió a Leorio y a Kurapika que se sentaran en otra mesa y antes de que estos respondieran él y el albino se sentaron en una mesa de dos en una esquina, el par se sentó en una mesa próxima observando con extrañeza al adulto que tomo el menú y a Killua que movía la pierna ansioso.
—Deberíamos estar con Gon—Dijo molesto el menor que miraba al moreno fijamente con el entrecejo fruncido, este mantenía su vista fija en el menú sin inmutarse molestándolo más.
—Ya cálmate, aún tenemos tiempo antes de ir a buscar a Gon ¿No sabes que el desayuno es la comida más importante del día?
—No tan importante como para perder cada minuto de la vida de Gon—Sentenció Killua malhumorado por la indiferencio del mayor, Ging por un momento quedo pensativo y después suspiro pesado.
—Tienes razón—Dejo el menú en la mesa y miro a los ojos al albino—entonces quiero que respondas a unas preguntas y si las respondes bien te diré el hotel donde se hospeda Gon—el menor arqueó una ceja intrigado y luego bufo con fastidio.
—¿Qué quieres saber?
—¿Por qué quieres ir a buscar a Gon?
—¡¿Ah?!—Pronuncio con una mueca de disgusto, como si le hubieran dicho la pregunta más estúpida del mundo, sin embargo el semblante expectante de Ging le dio a entender que iba en serio—porque es mi mejor amigo y quiero apoyarlo en estos momentos tan difíciles que está pasando—respondió con total seguridad sin embargo se extrañó al ver como el mayor arqueaba una ceja intrigado.
—¿Solo por eso?—El albino se molestó, el mayor dijo eso como si lo que acabara de decir fuera poco o nada.
—¿Cómo que solo por eso? Quiero apoyar a Gon.
—¿Solo como amigo?—El menor se sobresaltó un poco por esa pregunta pero supo disimularlo y desvió la mirada disgustado.
—Si ¿Algún problema?
—Tú me dirás—Respondió tranquilamente—¿No te molesta el hecho de que te amé más que como un amigo?—Killua no pudo contener su sorpresa y volteó a ver al mayor sobresaltado.
—¿Go-Gon le dijo sobre su declaración?—No pudo evitar tartamudear pero poco le importo.
—Así que te lo confesó…—Dijo casi para sí mismo—yo ya sabía que Gon estaba enamorado de ti mucho antes de que él mismo se diera cuenta, era fácil debido a nuestras conversaciones por teléfono y lo emocionado que se ponía al hablar de ti—Killua se sonrojo un poco por lo bajo—pero imagino que lo rechazaste ¿Verdad?
—¿Cómo lo sabe?
—Abe me dijo que últimamente se veía deprimido, pero lo confirme cuando dijeron que no sabían nada de la enfermedad, estoy seguro que Gon no quería que especialmente tú te enteraras—Killua bajo la mirada triste.
—Aun así yo…
—Quieres darle tu apoyo o más bien… quieres pedirle disculpas por algo de lo que te arrepientes profundamente ¿Me equivoco?—Solo hubo silencio en donde observo que la mirada del albino se ocultaba tras el flequillo, Ging suspiro, odiaba este papel que estaba a punto de hacer—te lo diré de una vez, Gon no quiere tu apoyo y mucho menos tu disculpa, sino fuera así te hubiera dicho de su enfermedad, creo que tú, más que nadie, sabes lo que quiere de ti—el albino se mordió el labio y apretó los puños, mostrando su frustración y tristeza.
—Yo… no puedo…—Finalmente dijo, Ging lo miro fijo y chasqueó la lengua.
—Cometí un grave error…—Dijo llamando la atención del albino, se rasco la cabeza con una expresión de molestia—no debí decirte nada ni mucho menos traerte…—Killua lo miraba confundido.
—¿Qué quiere decir…?—Recibió una mirada severa del adulto.
—Killua te llevare a casa, te prohíbo ver a Gon a partir de ahora.
Se escuchó un sonoro golpe en todo el restaurante que sobresalto a los demás clientes, Leorio y Kurapika miraban sorprendidos como Killua se apoyaba en la mesa con su dos manos tan fuerte que les sacaba grietas, sus ojos negro de la furia que sentía estaban encima del adulto que se hallaba calmado y serio.
—¡¿Usted quién demonios se cree para prohibirme nada?!—Grito en cólera importándole poco la mirada de susto de las personas a su alrededor.
—El padre de Gon—El albino cambio de furia a indignación.
—¡¿Va a venir ahora con eso?! ¡¿AHORA?! ¡¿Tú qué solo le dabas una llamada a Gon cada que los planetas se alineaban?!—A pesar de sus duras palabras acertadas, el adulto mantuvo una expresión seria y serena en todo momento.
—Ahora más que nunca seré el padre de Gon, por mucho que tú y Mito no lo acepten y se nieguen, y eso es porque él me necesita, porque irónicamente soy el único que entiende sus sentimientos y deseos—El menor lo miro alarmado ante sus palabras serenas pero serias.
—¡¿Cómo que lo entiende?! ¡¿Tú qué sabes de Gon?!
—¿Tú cómo crees que se sentirá cuando te vea?—Sentenció sorprendiendo a Killua—digamos que te dejo ir a ver a Gon, vas y le pides perdón y le das tu amistad sincera, Gon obviamente te perdonara por lo que sea que hayas hecho por muy cruel que haya sido ¿Y tú sabes por qué? Porque realmente te quiere por mucho que haya luchado en tratar de que no sea así y está consciente de que probablemente sea los últimos momentos en los que pueda estar contigo—la mirada azulada se suavizo y se volvió cristalina a la vez que se fijaban en algún punto del suelo, Ging continúo—pero por mucho que valla a negarlo le dolerá tener tu presencia cerca porque seguro notara, por mucho que lo disimules, tú incomodidad al estar juntos.
—Yo no…
—No lo niegues—Interrumpió antes de que el menor siguiera—seguramente que cuando te enteraste que iba a morir, pensaste “Es mi culpa que haya sufrido…” o algo así, y probablemente ese mismo sentimiento de culpa es lo que hace que estés tan desesperado por verlo, al verte ahora entiendo por qué Gon no quería decirte sus sentimientos, él no quería que actuaras por culpa.
—¡Te equivocas!—Alzo la mirada con pánico en su semblante—¡Yo no estoy buscando a Gon por culpa!
—¿Entonces por qué?—Killua calló, se mordió el labio y oculto su mirada detrás de su flequillo, Ging podía ver cómo le salía grietas a la mesa en la parte en donde tenía sus manos.
—Tú…no tienes derecho a separarme de Gon—Sentenció con vos grave, Ging lo miro y después suspiro rendido.
—Está bien, tú ganas…—De repente Killua alzo la mirada, tenía un brillo de esperanza en sus ojos azules—dejaré que vallas al funeral de Gon.
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—¡Mira mama! ¡Una mesa voladora!—Dijo un niño con emoción a fuera del local junto a su madre que anonadada miraba el mueble que aterrizaba en un árbol próximo a ellos, miro en la dirección de donde había salido, vio una ventana rota de un local donde tranquilamente un hombre con los cabellos en punta revisaba el menú, acto seguido escucho un portazo que hizo temblar la tierra, un joven albino salía por la entrada del local con el diablo en su cara seguido de un hombre alto y un rubio que miraban el alrededor nerviosos. La mujer tomo la mano de su hijo y se alejaron rápidamente con una mirada de miedo en su cara.
Fin de Flash Back.
—¡¿Pueden creerlo?! ¡Me dijo que solo vería a Gon cuando estuviera muerto!—Gruño en furia mientras le daba nuevamente una patada a la pobre mesita de noche.
—¡Killua cálmate! ¡No mandes a volar esta mesa también!—Dijo Leorio mientras alejaba el mueble del albino, este chasqueó la lengua enfadado.
—¿A quién le importa una mesa voladora o dos? El maldito de Ging me prohibió ver a Gon y se negó a decirme donde está—Gruño por lo bajo y tanto el rubio como el doctor se miraron, cosa que noto y lo extraño—¿Qué pasa?
—Killua, lo que dijo Ging ¿No te comunica algo?—El albino desvió la mirada con el entrecejo fruncido.
—Solo dijo un montón de idioteces.
—¿Seguro?
—¿Qué te pasa rubio? ¿Acaso tú también me prohibirás ver a Gon?—Dirigió su mirada amenazadora a su compañero que enseguida negó.
—No Killua, no me mal intérpretes.
—Lo que Kurapika quiere decir…—Interrumpió Leorio antes de que la conversación se volviera más grave—es que pienses en lo que te dijo Ging, es un imbécil pero no idiota, si te dijo eso debe ser por alg—paro de hablar ante la mirada fulminante del menor, ahora mismo no iba a aceptar ningún consejo.
—Me largo de aquí.
—Killua…—Llamo por última vez el moreno antes de que el aludido saliera por la puerta del cuarto, suspiro cansado al igual que su compañero—¿Por qué le cuesta tanto aceptarlo?—decía con fastidio.
—Killua fue un niño distante y frío hasta que conoció a Gon, pero aún ahora le cuesta entender sus sentimientos y ni se diga de expresarlos—Explico Kurapika con lógica ante la atenta mirada de Leorio.
—¿Pero eso no lo hace más obvio? La confusión en su interior es la pista más clara—Añadió con obviedad en su tono de voz pero el rubio volvió a negar.
—Eso solo hace que lo rechace más, Killua jamás va a hacer honesto consigo mismo hasta que entienda realmente la situación de Gon y la suya propia…
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—Malditos traidores…—Murmuró con odio por lo bajo, ya Ging había encendido la ardiente flama de su ira y tanto Kurapika como Leorio le dieron más leña al fuego. Detuvo su paso entro las calles por un momento, respiro profundo, no quería mandar más objetos no voladores al cielo, acto seguido se decidió por ir a comprar algo de chocolate y tratar de enfriar su cabeza, tiene que pensar una forma de ver a Gon…
Compro una bolsa de galletas de chocolate en una tienda recién hechas, y luego camino hasta llegar a un parque decorado con respectivos adornos festivos y donde en el medio se hallaba un gran árbol luminoso, se sentó en una banca en frente de este con una mirada distante ¿Ahora qué? El mismo Ging Freecs le negó la visita a su hijo, una pista muy clara del “buen amigo que era” quizás su hermano Illumi tenía razón, tal vez el simplemente no era capaz de tener amigos, él no merecía tener a alguien como Gon…
—Valla, valla ¿Acaso tener una cara tan triste se ha vuelto una moda en los jóvenes?—Uno voz femenina y amable llamo su atención, una anciana con kimono blanco le sonreía cálidamente—¿Te importa si me siento a tu lado?
—La banca no es mía, puede sentarse si le da la gana—Sonó un poco cruel para su gusto, pero reamente no tenía cabeza para ser amables con las abuelitas, la mujer sin embargo ni se inmuto por sus toscas palabras y sin borrar su sonrisa se sentó a su lado.
—Qué lindo lugar ¿Verdad?—Comento ella mientras veía el enorme árbol frente a ellos—creo que la nieve y los adornos navideños son lo que más me gusta de estas fiestas.
—Bien…—Agrego distante mirando al lado contrario de la anciana, ella suspiro ante el tempano de hielo que se encontraba a su lado.
—Eres un chico de pocas palabras ¿Verdad? Muy diferente a este otro con el que solía hablar un montón, era bastante expresivo y casi no se guardaba nada—Comento sonriente y el menor bufo.
—¿Y por qué no va y lo busca?—Decía malhumorado pero la mujer no reaccionaba a sus rechazos.
—Porque a pesar de tener una cara tan linda como la tuya siempre mantenía una mirada triste, al final tuvo que tomar un largo viaje para alejarse de tanta tristeza—Sonrió un poco más ante el silencio del albino—el pobre fue rechazado por la persona de la que llevaba años enamorado, cosa extraña ¿Quién sería tan tonto como para no quererlo? En fin, por alguna razón se sentía culpable por sus sentimientos y mantuvo distancia, pero al final y por algún motivo todo término en una discusión. Esa persona le dijo algo realmente cruel y él creyó que lo mejor sería mantenerse alejados durante un tiempo.
—¿Por qué me dice todo eso?—Hablo el albino volteando a verla recibiendo una gran sonrisa.
—Sólo quiero hablar un rato—Decía encogiéndose de hombros—¿Sabes? Creo que esa persona de la que él está enamorado, se arrepentirá muchísimo cuando se dé cuenta de su ausencia.
—¿Cómo lo sabe?—Pregunto interrogante a la extraña mujer.
—Los humanos somos los seres más inteligentes y al mismo tiempo los más idiotas, no nos damos cuenta de lo felices que somos hasta que dejamos de serlo, ni valoramos algo hasta que realmente lo perdemos, adiós dulzura—Finalizo para luego retirarse con una sonrisa dejando solo a un confundido albino.
En el momento en que se sintió solo las palabras de esa anciana empezaron a resonar en su cabeza al igual que viejos recuerdos…
—Ahora que lo pienso… ¿Por qué quería tanto estudiar en un colegio privado?—Pregunta que salió de la nada pero que al mismo tiempo tenía mucho que ver…
Hace diez años…
—¡Hermano idiota! ¡Te odio!—Grito en furia un pequeño niño albino. Se hallaba caminando por la ciudad después de fugarse de su mansión por décima vez en la semana—¡Es mi vida! ¡Y si no quiero ser el jefe de una aburrida empresa pues no lo seré y punto!—se quejaba molesto ignorando las miradas de sorpresa de algunas personas que pasaban a su lado, daba pisotones fuertes mientras andaba y para cuando se dio cuenta llego a un parque con una gran fuente. Dio un suspiro, pasar rabietas da mucho calor así que compro un helado de chocolate y se fue a sentar en una banca.
Al mirar el alrededor se dio cuenta que había muchas familias allí, los niños jugaban mientras los adultos charlaban entre ellos, bufo por lo bajo, por mucho que lo intentara no podía imaginarse a sus padres charlando con las demás personas mientras él juega con sus “amigos”, interesante palabra, por culpa de su molesta madre lo mantienen encerrado en su mansión siendo educado por diferentes tutores profesionales y debido a eso no ha tenido contacto con otros niños de su edad, bueno en realidad si, uno que otro mocoso de la alta sociedad que el propio albino terminaba espantando, todos eran unos niños malcriados. En fin, hasta ahora él no ha tenido un amigo, con un suspiro término de comer su helado.
—¡Hola!—De repente unos alegres ojos castaños se posaron en frente de él sorprendiéndolo de sobremanera y haciendo que pegara su espalda en el asiento del susto que tenía, no pudo evitar ruborizarse un poco de la vergüenza al escuchar la risilla del causante de su sorpresa—jeje lo siento, no quería asustarse.
—No lo hiciste…—Dijo ya calmado, dio una mirada más profunda a la persona que lo tomo desprevenido, era un niño como él, cabello en punta color negro y piel morena, por alguna razón lo miraba de forma alegre y atenta—¿Qué me vez?
—¿Eres nuevo por aquí?—El albino arqueó una ceja por su pregunta sin embargo no le dio importancia.
—Es la primera vez que vengo a este parque.
—¿Y llevas tiempo viviendo en esta ciudad?—Killua notaba la mirada atenta y emocionada de ese chiquillo raro sin embargo no le dio importancia.
—Sí, desde que nací—De repente la el semblante del moreno se mostró desilusionado intrigándolo un poco—¿Qué pasa?
—Bueno… me mude aquí con mi familia hace una semana, venimos de un pequeño pueblo lejos de esta ciudad donde yo era el único niño de mi edad, me emocione un poco al pensar que conocería a más chicos pero… todos se niegan a estar conmigo, dicen que no quieren estar con campesinos…—Miro un tanto fijo y curioso al otro—¿Tú también lo harás ahora que sabes que soy un campesino de un pequeño pueblo?
—No me compares con ellos—Dijo con algo de molestia pero recibió una amplia sonrisa del otro.
—¡Soy Gon! ¿Cómo te llamas?
—Soy Killlua…—Era la primera vez que alguien aparte de su hermana le sonreía de forma tan brillante, quizás le dé una oportunidad a este chiquillo…
El tiempo paso y ellos hablaban de dulces y de lo molesto que es ser el tercero de cinco hermanos, y de la charla pasaron a juegos, de piedra, papel o tijeras a corretearse al otro. A Killua lo sorprendía que aquel niño le llevara el ritmo tan fácilmente, y lo hacía todo con una gran sonrisa, aun cuando le hacia la broma de robarle un zapato y salir corriendo por las calles, no podía explicarlo pero se sentía bien verlo sonreír de esa forma…
—Ah…—Dijo de repente mientras paraba su andar, el albino volteó a verlo curioso.
—¿Qué sucede?—Miro en la misma dirección que miraba el otro, un gran colegio.
—La semana que viene voy a estudiar aquí…—Decía con un suspiro el moreno bajo la mirada de reojo del albino.
—Sí, debe ser una pereza empezar las clases.
—Jeje no lo digo por eso—Soltó una risita y miro de forma ensoñadora el edificio—si ni siquiera pude hablar con unos niños en el parque… ¿Qué puedo esperar de mis futuros compañeros de clases?—su tono de voz se oyó algo desilusionado para luego mirar al otro—¿A qué escuela vas tu Killua?
—A ninguna, mis padres me pagan tutores para educarme—Dijo encogiéndose de hombros restándole importancia, pero al mirar el rostro de Gon algo dio un vuelco en su pecho.
—Es una pena… sería divertido si fuéramos al mismo colegio—Agrego con una sonrisa triste, para después mirar al cielo—ya se hizo tarde, Mito san se enfadara sino regreso ahora ¡Espero que nos volvamos a ver muy pronto Killua!—el aludido asintió pensativo mientras veía la espalda del contrario alejarse.
Al regresar a su mansión fue recibido por una mujer con un vestido purpura con volantes, su cabello era corto por encima del hombro y su piel pálida, detrás de ella se hallaba un hombre musculoso y trajeado, su cabello era plateado hasta por los hombros y su piel pálida.
—¡Killu! ¿Dónde estabas? ¡Me tenías muy preocupada!—Dijo ella caminando de prisa hacia el aludido que la miro fijamente y decidido.
—Quiero ir a la escuela—Declaro sorprendiendo a la mujer.
—¿A la escuela? ¿Por qué?
—No es tu incumbencia, tú solo has lo que te pido—Corto en seco a lo que la mujer lo miro algo molesta.
—Killu, cariño, te pagamos tutores particulares no tienes que…
—Está bien—Interrumpió de repente el hombre detrás de ella, Kikyo giro a verlo sorprendida al igual que Killua.
—¡Querido! ¡¿Por qué?!
—Hoy mismo te inscribo en un colegio privado.
—¡E-Espera!—Decía el menor un tanto nervioso y tartamudeando un poco, la verdad no esperaba que accedieran tan fácil estaba listo para una ronda de gritos y de histeria total, quizás hubiera sido así de no ser por la presencia de su padre—no es cualquier escuela, hay una a la quiero ir.
—De acuerdo ¿Cómo se llama?
—No me fije en el nombre… pero es una que está cerca de aquí.
—Sube al auto, me las vas a enseñar.
—¡Querido! ¡¿Por qué haces esto?! ¡Killu no tiene que ir a una escuela si podemos pagarle a los mejores profesionales para enseñarle!—Reclamo entre sorprendida y anonadada, su marido la miro de forma serena.
—Aunque se lo prohibamos él no cambiara de idea ¿Ves esa mirada? Está decidido a ir cueste lo que cueste—Finalizo para luego tomar las llaves de una mesa y salir por la puerta seguido de su pequeño hijo que sonreía victorioso al ver como su padre ignoraba los reclamos de su madre. Ya montados en un auto negro lujoso Silva miro de reojo al niño en el asiento de copiloto—Killu—el aludido lo miro atento—no te prohibiré ir a una escuela, pero dime ¿Por qué esta repentina decisión? Tengo entendido que odias estudiar.
—Etto…—Empezó a juguetear con sus dedos de manera un tanto nerviosa—hoy fui al parque y conocí a un niño raro, él dijo que iría a la escuela que te dije, entonces yo quise…—se quedó un momento callado, la verdad es que no sabía cómo explicarse.
—Ahora entiendo—Hablo de repente el adulto sorprendiendo al menor.
—¿Eh?—Sintió como el mayor acariciaba su cabeza para luego encender el auto.
—Enséñame el camino—El menor se le quedo viendo por un momento confundido pero se limitó a indicarle que dirección tomar.
Y una semana después…
El pequeño Gon miraba perdido la multitud a su alrededor, se encontraba en la ceremonia de entrada y con tanto alumno alrededor hablando entre ellos se sentía fuera lugar, dio un suspiro cansado.
—Vaya forma de empezar las clases…
—Y que lo digas—El morenito volteó a ver sorprendido a la persona que le hablo a sus espaldas.
—¡Killua!—De repente abrazó al albino sorprendiéndolo por completo, estaba sonrojado y no se atrevía a corresponder el abrazo—pensé que no estudiabas en una escuela—dijo Gon mientras se separaba y le daba una sonrisa brillante.
—A-Ah es una decisión repentina que tomo mi madre—Mintió un tanto nervioso, obviamente no le iba a decir el por qué.
—¡Qué bueno! Había llegado a pensar que no te volvería a ver jeje—Confesó un poco tímido pero sin borrar su sonrisa—¡Contigo a mi lado no me da miedo ir al salón!
—(Es cierto… empecé a ir al colegio porque quería conocer más a Gon)—El albino esbozó una sonrisa mientras apoyaba la espalda en la banca del parque y levantaba su mirada al cielo—(él muy idiota estaba nervioso por empezar pensando que no se llevaría bien con los demás, pero apenas el primer día y ya tenía todo el maldito salón como su amigo, incluso los niños del parque se disculparon con él, y en cambió yo apenas y los trataba…)—su mente se empezó a llenar de diversos recuerdos del moreno.
—¡Killua te guarde el puesto! ¡Comamos juntos!
—Es una pena Killua, se acabó el pudin de chocolate ¡Suerte que te guarde uno!
—Neeeh Killua ¿Irías conmigo al cine? La verdad no sé qué es eso ¡Pero todos dicen que es divertido!
—¿Sabes Killua? ¡Eres el primer y mejor amigo que tengo!
—¡Killua ven a mi casa! Mito san quiere conocerte.
—¡Wooh Killua! ¡Estuviste increíble en educación física!
—Neeeh Killua, me alegra haberte conocido.
—¿Por qué…?—Murmuro perdido en sus pensamientos—¿Por qué Gon se fijó en alguien como yo?—hablo con pesar mientras recordaba la cara sonriente del moreno—(Me gusta su sonrisa, pero…)—su mirada se volvió triste y cristalina—(Probablemente me odia… el hecho que no me haya dicho de su enfermedad es una prueba de ello ¿Y cómo reclamarle? He sido un imbécil estos días…)—soltó un suspiro pesado—(No tengo derecho de buscarlo…)—nuevamente recordó la sonrisa de su querido amigo, seguido de la imagen de una tumba con el nombre “Gon Freecss”. Todo su ser se sobresaltó por completo, un escalofrió le recorrió la espalda a la vez que sus ojos se dilataban, su semblante era como si se hubiera dado cuenta de una terrible verdad, sus manos fueron a dar a cada lado de su cabeza—¿Qué estoy… haciendo?—murmuro casi inaudiblemente—Gon… va a morir, no volveré a sentir su olor, no escuchare su voz llamándome, ni siquiera podré ver otra vez su sonrisa, se irá para siempre…—no había notado las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas, era ahora que al fin entendía sus sentimientos…—y lo último que le dije fue… que lo odiaba—las lágrimas aumentaron mientras bajaba la mirada—¿Por qué tenía que pasar todo esto para que al fin lo entendiera? ¿Por qué lo hice sufrir tanto en los probables últimos momentos de su vida? ¿Por qué… no me di cuenta antes de lo que es Gon para mí?
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—Parece que va haber una fuerte tormenta…—Murmuro Ging mirando por la ventana de la sala del hotel.
—¡Y una mierda imbécil! ¡¿No nos estas escuchando?!—Reclamo furioso Leorio al adulto con mirada perdida en la ventana.
—Nos dijiste que Gon se iría al Aero puerto a las 830 de la tarde ¿No? Ya son las 7:00 y aún no lo hemos ido a verlo, ni siquiera hemos encontrado a Killua—Añadió Kurapika un poco irritado pero no tanto como Leorio.
—No hagan tanto escándalo—Decía mientras se levantaba del asiento donde estaba—detendremos a Gon en el Aero puerto, busquen sus cosas rápido.
—¿Qué hay de Killua?
—Él no ira, llamare a un dirigible a que lo venga a buscar.
—¡¿Habla en serio?!—Decía Leorio indignado—¡No puede prohibirle a Killua ver a Gon!
—Nos importa Gon, pero Killua es a quien más le importa—Apoyo Kurapika pero ambos recibieron miradas severas.
—Ya he tomado una decisión.
—Si él no va nosotros tampoco—Sentenció el rubio y el doctor asintió estando de acuerdo.
—Eso sería egoísta de su parte, a Gon le dolería profundamente ver a Killua como está ahora y ustedes lo saben—Tanto Kurapika como Leorio pusieron miradas de disgusto, en eso acertó.
—Aun así nosotros…
—¡Espera joven!—Grito el vigilante de la puerta y el trio volteo a ver, fue muy rápido pero pudieron divisar la silueta de Killua subiendo las escaleras para ir a su cuarto. Sin decir más nada lo siguieron velozmente, encontraron la puerta abierta y vieron a Killua empacando sus cosas rápidamente.
—¡Killua!—Llamaron al mismo tiempo el rubio y el doctor sin embargo el albino no se detuvo a verlos.
—¿Pero qué haces?—Pregunto Leorio confundido ya cuando el albino termino de empacar.
—Me voy a ver a Gon—Declaro mientras acomodaba su mochila morada en su espalda y caminaba hacia la puerta sorprendida del par.
—No lo harás—Dijo Ging interponiéndose en su paso y con voz severa, Killua lo miro decidido.
—Voy a verlo aunque tú te niegues.
—Tú no sabes a donde va.
—En este lugar solo hay un Aero puerto, es obvio que estará allá.
—¿Vas a ir aun sabiendo que le vas a causar más daño que su enfermedad?
—Exacto—Ging no pudo disimular su impresión, Kurapika tenía los ojos como platos y Leorio no podía tener la boca más abierta—soy un idiota egoísta, aun cuando sé que Gon no quiere verme y que le haré daño aun así me niego a irme ¡Pero aun así yo realmente necesito verlo y estar con él! ¡Si no lo hago sentiré que moriré en vida! ¡Voy a ir así tú me lo prohíbas y te interpongas!—acto seguido aparto con el brazo al adulto sin esperar ningún tipo de respuesta.
—¡Espéranos Killua!
—¡Ese es mi muchacho!—Tanto el rubio como el doctor empezaron a seguir al albino felices con una sonrisa, Ging suspiro por lo bajo.
—Oigan, deténganse ahí.
—¡De ninguna manera!—Grito Leorio bajando las escaleras junto a sus dos amigos, fue tras ellos y nuevamente grito.
—¡Si van a pie para cuando lleguen Gon se habrá ido! ¡Idiotas!—Los aludido voltearon a verlo sorprendidos—síganme, iremos en coche.
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—Odio hacer fila—Se quejó por lo bajo con un puchero Franklin mientras se hallaba como el tercero de una fila para comprar boletos, junto a él se hallaba Kite que con paciencia sobrehumana hacia la fila y soportaba las quejas del rubio.
—Ya falta poco…—Dijo por enésima vez mientras soltaba un suspiro. Miro de reojo en el lugar de los asientos en la sala de estar del Aero puerto, veía a su grupo charlando entre ellos, aunque noto como Gon se hallaba callado y pensativo.
—¿Sucede algo Gon?—Pregunto Mito sentada junto al aludido que miraba su teléfono fijamente.
—Cuando revisábamos el bosque mi teléfono callo en el agua y desde entonces no ha encendido—Decía con un puchero y la mujer rió por lo bajo.
—No te preocupes, te comprare otro en el camino—El menor asintió no muy convencido y después se oyó el sonido estruendoso de un trueno, Mito miro por una de las grande ventana del edificio divisando un cielo gris y un viento fuerte—parece que habrá una fuerte tormenta, espero no dificulte el vuelo…—dijo un poco preocupada para luego escuchar la voz de Kite llamándolos.
—¡Ya tenemos lo boletos! ¡Entremos de una vez!—Acto seguido el numeroso grupo se levantó y de uno en uno fue entrando por la puerta que les indicaba el guardia, y justo cuando paso el ultimo cuatro personas entraron al edificio agitados a más no poder.
—¡Demonios Ging! ¡Conduces como un maldito loco!—Regaño Leorio con el corazón en la garganta, ese viaje en auto bien podía compararse con una película de rápidos y furiosos.
—¡Ustedes son los que tienen prisa! ¡¿No?!
—¡¿Dónde está Gon?!—Dijo Killua antes de que la discusión se volviera más larga, Kurapika escaneó con la mirada el lugar rápidamente.
—No está en la sala de espera, quizás ya este subiendo al avión—Se pudo ver el pánico en el semblante de Killua quien salió corriendo hacia el mostrador donde vendían boletos e importándole poco la larga cola de personas.
—¡Jo-Joven tiene que hacer la fila para poder…!
—¡¿Un chico como de mi edad, cabello negro parado y de ojos castaños ha entrado?!—Interrogo interrumpiendo a la trabajadora que lo miraba nerviosa y sin saber muy bien que hacer.
—C-Creo que si…—Al decir esto Killua corrió hacia la puerta que enseguida fue bloqueada por el guardia.
—¡Sin boleto no hay entrada!
—¡Solo quiero hablar con alguien que subirá a ese avión!
—¡Sin boleto no hay…!—De repente tanto Ging como Leorio se abalanzaron sobre el forzudo guardia dejando el camino libre.
—¡Sal de aquí Killua!—Dijo Kurapika también lazándose encima del pobre guardia y sin pensarlo dos veces Killua salió corriendo por la puerta antes de que llegaran más refuerzos.
Corría desenfrenado por el corredor donde al final se divisaba una puerta, al salir por ella pudo ver una larga fila donde terminaba subiendo por un avión. Chasqueó la lengua y busco con la mirada Gon, de repente se oyeron truenos y gotas de agua frías caían del cielo pero eso no le importó, más cuando veía la silueta de Gon subiendo por las escaleras, salto el cordón que servía de guía para mantener la columna de personas recta para luego correr rápidamente hacia el avión.
—¡Oye tú! ¡No debes salir de la fila!—Grito uno de los vigilantes que en seguida fueron tras el veloz joven.
—¡Gon! ¡Gon!—Empezó a gritar cuando empezaba acercarse a las escaleras automáticas, el moreno ya estaba a dos escalones de subir al avión—¡Gon detente! ¡Necesito decirte algo! ¡Gon! —ya cuando estaba llegando, pudo ver como Gon ya estaba adentrándose en el vehículo pero detenía su paso para voltear lentamente, por un momento pensó que lo había escuchado pero un rayo de luz interrumpió el momento, solo se escuchó el sonido de un cuerpo cayendo al suelo…
.
.
.
.
—Killu…—Llamo una voz que se escuchaba distante.
—Ah…—Pronuncio tratando de despertar.
—Ki…a
—Nnh…
—¡Killua!—Despertó de inmediato al reconocer esa voz. Al mirar alrededor ya no se encontraba en el Aero puerto, estaba en su cuarto de hotel acostado en la cama—¿Killua estas bien?—el aludido volteó a ver a quien lo llamaba.
—¿Gon?
—¡Al fin despertaste! Me tenías preocupado—El moreno le sonreía con alivió ante la mirada sorprendida del mayor.
—¡Gon estas…!—Cuando iba a levantarse sintió pesado todo su cuerpo—¡Ack!
—¡Ah! ¡No te sobre esfuerces!—Dijo con preocupación mientras lo ayudaba a acomodarse en la cama, en ese momento Killua no le quito la vista de encima.
—No… puedo creer que en verdad seas tú—Decía todavía con su mirada en el moreno quien a sus palabras le sonrió apenado.
—Yo tampoco creía que eras tú…—Decía rascándose la cabeza en un gesto infantil, el albino suspiro por lo bajo y se acomodó mirando hacia arriba.
—¿Podrías acercarte un poco? Quiero verte mejor—El menor asintió sonriente, estaba sentado en una silla junto a la cama así que solo se inclinó hacia delante un poco—así no… más cerca—pidió, el moreno parpadeó curioso y se acercó más apoyándose en el colchón—más cerca…
—¿M-Más? Unmm… está bien…—Se podía divisar un ligero rubor en sus mejillas, sin embargo obedeció y estaba con su cara encima de Killua, hasta el punto de sentir la respiración del otro…
—Más cerca…—Ronroneo en la boca del otro ahora ruborizándolo por completo.
—¿E-Eh? Killua si yo me acerco…
—¡Dije que más cerca!—Antes de que el moreno se pudiera separar con una mano tomo su cabeza y la jalo hacia sí.
Gon estaba muy sorprendido como para actuar, su cabeza le costaba procesar que algo le estaba pasando a sus labios, quizás los ojos azules entrecerrados de Killua hacían el proceso más lento. Con dificultad logro separarse unos milímetros pero aún sin quitarse la mano en su cabeza.
—¡Ki-Killua! ¡¿Qu-Qué estás?!—Nuevamente fue jalado hacia esos labios, pero esta vez sintió como intercambiaron posición y ahora Killua estaba arriba de él ¿No que no podía moverse del todo? Por un momento se removió inquieto pero no se resistía, aunque sentía como se le iba cada vez más el aire, después de unos segundos el albino al fin se separó y lo abrazo fuertemente ocultando su rostro en su cuello—¿Ki-Killua? ¿P-Por qué?
—Por qué no lo había hecho antes… no sé por qué… quizás estaba tan cómodo siendo tú amigo que inconscientemente me negué a probar otra cosa, por supuesto jamás había pensado el dolor que te causaba y mucho menos considere el hecho de que alguien más se podría fijar en ti… al final fue porque soy un egoísta que se negaba a ver por delante de su nariz…—Hablo con pesar en el oído del otro para luego depositar pequeños besos en su cuello.
—Killua…—Susurro mientras abrazaba al nombrado por los hombros.
—Gon lo siento… sino fuera porque paso todo esto aún seguiría igual de idiota—Hablo mientras cerraba los ojos con fuerza, se sentía fatal por la culpa—realmente lo siento…. Te am…
.
.
.
.
Nuevamente abrió los ojos abruptamente, mismo cuarto, misma cama pero la persona a su lado no era la misma.
—¡Oh! Ya despertaste—Killua miro con sorpresa a Ging que lo observaba expectante y con los brazos cruzados.
—¡¿Dónde está Gon?! ¡Ack...!—Trato de levantarse pero sintió ese pesar en su cuerpo.
—No te sobre exijas, casi te cae un rayo—Añadió tranquilamente como si fuera muy normal—Gon está en un avión rumbo a Kakin, lugar con lindas cataratas por cierto, en fin tengo entendido que las puertas del avión cerraron antes de que Gon viera quien lo estaba llamado con tanta desesperación—la mirada de Killua se apagó desilusionado.
—Un sueño eh…
—¿Hum?
—Nada ¿Dónde están Leorio y Kurapika?
—Les dije que fueran a descansar que yo iba estar pendiente de ti.
—Qué hombre tan cariñoso y considerado.
—Sí, si, como sea—Decía con algo de fastidio—con esta tormenta no podremos ir tras Gon hasta después de mañana por la tarde ¿Aguantaras hasta entonces?
—Si—Declaro mirando hacia el techo—me encontrare con Gon sea como sea….
Continuará…
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