lunes, 18 de abril de 2016

Capítulo 5: Las consecuencias.



Mal, se sentía jodidamente mal, había llegado temprano a la escuela y todavía no había visto a Gon aunque tampoco es que tuviera ganas de verlo, no tenía el valor para mirarlo a lo ojos y mucho menos para hablarle. Sentado en su asiento y con sus brazos descansado en el escritorio con su cabeza entre ellos, estaba Killua lamentándose por lo bajo, ignorando los murmullos y las miradas de sus compañeros, al fin al cabo tenía algo mayor de lo que preocuparse.




Flash back.


—¿D-De que hablas?—Se separó del albino quien lo miraba apenado y dolido.


—Yo… te escuche en el garaje.


—¡¿Me escuchaste?!—Grito alarmado y sonrojado, su mirada se volvió cristalina haciendo sentir fatal al albino.


—Si lo siento, yo no… te veo de esa forma—Dijo de la manera más sutil y amable que podía pero solo consiguió empeorar la situación, Gon volteó su cabeza a otro lado acongojado y sin saber que decir.


—No…—Murmuró cerrando los ojos con tristeza, sentía tanta vergüenza que quería que la tierra lo tragara o que al menos un meteorito le cayera encima—no debía ser así…


—Gon yo…—Alzo la mano queriendo tocar el hombro del menor pero este en seguida se apartó sorprendiéndolo.


—¡No, no me toques!—Pronuncio casi gritando, sin medirse bien, y al darse cuenta debido a la expresión de sorpresa y culpa del albino respiro profundo y trato de contenerse—lo siento… yo solo… necesito irme—pidió apenado y con ojos cristalinos.


—Pero Gon—Trato de hablar pero el menor negó con la cabeza.


—Para y no me sigas—Declaro para después empezar a alejarse bajo la mirada de tristeza del mayor...


Fin de flash back.


—Gon…—Murmuró mientras se reincorporaba dejando ver su mirada opaca ¿Que iba ser de ellos ahora? Quien sabe cuánto tiempo tuvo esos sentimientos el moreno, quien sabe cuánto daño le habrá hecho sus palabras. Soltó un suspiro, solo el tiempo aliviara todo este lio que causo.


—Muy bien jóvenes, tomen asiento y abran sus libros de historia en la página 64—El profesor Satotz había entrado a la clase y empezado a escribir en el pizarrón. Killua no pudo evitar preocuparse al no ver a Gon por ninguna parte, él nunca llega tarde ¿Le habrá pasado algo?


—¡Lo siento!—Estrepitosamente el rey de Roma llego por la puerta.


—Joven Freecss, estas no son horas de llegar—Regaño a lo que el moreno se rascó la cabeza con una sonrisa nerviosa.


—¡Perdón! Tuve algunas cosa que me retuvieron.


—Bueno estoy al tanto de tu aporte fundamental en el festival, así que lo dejare pasar por eso.


—Jeje gracias Satotz sensei—Con mirada apenada se dirigió a su asiento (Recuerden: Delante de Killua) el albino trago grueso, no sabía que decir ni que hacer, abrió la boca para decir algo pero Gon se le adelanto—buenos días Killua—saludo con una sonrisa y en voz baja para no interrumpir la clase.


—¿Eh? Bu-Buenos días—Pronuncio incrédulo ante la usual sonrisa del moreno que tomo asiento frente a él. Las horas pasaron jodidamente lentas y poco o nada de atención había puesto Killua en la clase, la razón era por Gon, este no estaba haciendo nada malo, era lo contrario ¡ESTABA COMO SIEMPRE! ¡Sonreía y charlaba con los demás como si nunca le hubieran roto el corazón en mil pedazos! No quería verlo triste y distante pero esto… lo dejaba ligeramente perplejo.


—Bueno eso es todo por hoy, que tengan un feliz día—Anuncio Satotz mientras tomaba unos papeles y se retiraba del salón. Los estudiantes se levantaban uno a uno para salir y dirigirse a la cafetería por su hora de almuerzo, Killua se levantó también con su vista fijada en la espalda del moreno quien tomaba su mochila con algo de prisa.


—¿Te vas?—Pregunto a lo que el moreno lo miro de reojo.


—Sí, tengo que enseñar a los caballos a no escupir a la gente—Dijo con una risilla bajo la mirada preocupada del albino.


—Gon yo-


—¡Nos vemos!—Salió disparado sin darle oportunidad de hablar al mayor, este suspiro, supongo que era mucho pedir una simple charla, aunque ahora que lo piensa ¿Para que una charla? ¿Qué iba a decirle? ¿Tan siquiera iba a estar tranquilo teniéndolo en frente? Un suspiro más sonoro salió de su boca ¿Ahora qué?


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—Kuku ¡Fui el primero en conseguir el pudin de vainilla! Sabía que ese soborno al cocinero fue una buena inversión—Canturreaba mientras se dirigía a la enfermería a cumplir su jornada laboral. Abrió la puerta y lo primero que vio fue….


—¡Rigoriooooo!


—¡Uwaaahh!—Un esqueleto apareció frente a él levitando cual espectro, del susto puso sus brazos frente a su cara en posición defensiva dejando caer su preciado pudin.


—¡Gajaajajaja!—Al reconocer esa jodida risa trolera abrió los ojos en cólera.


—¡Mocoso Zoldyck! ¡Vas a pagar por el fallecimiento de mi preciado pudin!—En seguida fue tras el albino quien lo evadía fácilmente saltando de un lado a otro.


—¡Estas lento viejo! ¡Esos pudines te están engordando!—Grito burlón al ver al mayor detenerse a tomar aire pesadamente.


—¡Cállate! ¡¿Y qué demonios haces aquí?! ¡¿Por qué no vas y molestas a Gon?! ¡Seguro que él se divertirá también!—Dijo furioso a lo que el albino de repente detenía el paso y lo miraba afligido sorprendiéndolo.


—Ya eso no será así.


—¿Eh? ¿De qué hablas, por qué?—El menor suspiro y se sentó en unas de las camas.


—Es difícil de explicar…—Hablo en voz baja y con expresión decaída, bajo la atenta mirada del mayor.


—Entonces era verdad, algo paso entre ustedes—El albino volteó a verlo sorprendido—Kite me comento que Gon ha estado raros estos días, ahora lo confirmo contigo—tomo una silla y se sentó frente a Killua quien lo miraba asombrado por lo atento que era—dime ¿Qué paso? ¿Por qué tienes esa cara de pescado?


—¿Cara de pescado?—Replico algo molesto pero el medico se encogió de hombros restándole importancia.


—De felicidad no es—Killua suspiro nuevamente—entonces ¿Me dirás que sucede?—dijo expectante, el menor desvió la mirada y para su sorpresa estaba levemente sonrojado.


—Leorio… ¿Sabes guardar un secreto?—Hablo grave sin mirarlo a la cara.


—Si soy una tumba, no le diré a nadie—Decía con confianza y curioso de lo que le valla a decir el albino.


—Ve-Veras G-Gon, él…—Balbuceo casi inaudiblemente que ni siquiera Leorio que estaba frente a él lo entendía del todo.


—¿Gon qué? ¿Qué pasa?—Pregunto ansioso debido al nerviosismo del menor.


—Go-Gon…—Murmuró nuevamente agachando la cabeza haciendo perder la paciencia a Leorio.


—¡Dilo de una vez Killua!


—¡Gon se me declaro!—Grito histérico ya alzando la cara y mirando al mayor con las mejillas rojas de la vergüenza. Hubo un silencio en el que Leorio estaba procesando la información recién dicha, miro incrédulo al albino por un momento, y acto seguido se cayó de espaldas riendo a carcajadas bajo la mirada de un indignado Killua.


—¡Gajajajaja!


—¡¿Qué están gracioso?!


—¡Jajaja! ¡Eso no me lo esperaba! ¡Había apostado que sería dentro de unos años más!—Decía con dificultad entre risas mientras Killua abría los ojos atónito.


—¡¿Apuesta?! ¡¿Qué apuesta?!


—¡Le aposte a Kurapika que se declararían dentro de dos años y él dijo que sería más! ¡JA! ¡Ambos perdimos por mucho!—Si antes Killua estaba atónito ahora pasaba por un shock momentáneo que cambió a ira.


—¡¿Ustedes dos apostaron en que fechas Gon se me confesaría?!


—¡Claro que no! ¡No solo fuimos nosotros, también estaban Mito, la abuela Abe, Kite, Bisky e inclusive tu hermana Alluka!—“Loading” Información enorme y repentina hace difícil procesamiento—unmm… me pregunto quién aposto en diciembre, creo que fue Kite o la anciana Abe.


—U-Un momento… ¿Ustedes… sabían de los… sentimientos de Gon?—Preguntó pausado y con un tic en la ceja, recibió una mirada de obviedad del mayor, como si hubiera preguntado si el cielo es azul.


—Oh por favor, claro que sí, era más claro que el agua—Killua tomo su frente como si le hubiera caído un bloque de concreto encima y estuviera aturdido por ello.


—Esto es mucho para mi…


—Y dime—Volvió a hablar Leorio mirándolo sonriente y curioso—¿Qué le respondiste?—recibió una expresión alarmada, como si acabara de decir una locura.


—¡¿Cómo que qué le respondí?! ¡Obviamente lo rechace!—Dijo a lo que Leorio lo miro al principio sorprendido y después molesto.


—¡¿Cómo que lo rechazaste?! ¡¿Tienes idea del daño que le hiciste a Gon entonces?!


—¡Es por eso que vine en primer lugar aquí imbécil!—Grito en una aterradora cólera que cayó a Leorio—¡Ayer Gon se me declaro pero lo rechace porque nunca lo vi de esa forma! Pe-Pensé que iba a estar triste o algo así, pero esta mañana me saludó como si nada, habló con los demás y vio la clase como si nada hubiera pasado, intente hablar con él pero se fue sin dejarme decirle nada, aunque claro, no sé qué demonios decirle—finalizó ya más calmado y bajo la mirada expectante pero molesta del doctor.


—Killua ¿Acaso eres idiota? ¿Crees que Gon es tan débil como para ponerse a llorar en frente de todo el mundo y sobre todo en frente de ti?—El albino trago grueso ante eso ultimo—por supuesto que no, obviamente no se mostrara dolido, de esa manera es considerado contigo para no incomodarte y mantiene un poco su orgullo y dignidad, aunque por dentro se esté muriendo—explico de manera lógica muy raro en él, suspiró ante el silencio del menor—vete de aquí mocoso estúpido, ve y dile a Gon que es tu preciado amigo y que no quieres separarte de él—el albino desvió la irada con el entrecejo fruncido.


—¿Por qué debería decirle eso?—Habló tosco e indiferente, fingiendo ser un chico frío y sin sentimientos pero aquellos que lo conocen realmente no se tragan ese cuento, para ellos y en el caso de Leorio, Killua solo es un niño tímido.


—Porque en estos momentos debe pensar que le tienes asco—Sentenció aún sin la mirada del menor sobre él.


—No quiero—Declaró cortante a lo que Leorio suspiro nuevamente, se dirigió a un cajón y sacó al que siempre funcionaba con Killua.


—¡Mira Killua, chocorobot!—El aludido puso una expresión felina ante el dulce en su mano—¡ve tras él muchacho!—acto seguido tiro la golosina al pasillo y el menor corrió hacia ella saliendo del lugar, ya devorando el chocolate en el suelo el mayor lo miro con una sonrisa cálida—buena suerte Killua—cerró la puerta y el albino la miro con aburrimiento y la boca llena de chocolate mientras estaba sentado en el suelo, pero después sonrió debido a la ayuda y lo amable que es su amigo.


—Gracias Leorio—Se levantó para retirarse a resolver este asunto con Gon de una vez por todas. Killua anduvo por los pasillos para poder salir de la escuela, sabía que cuando Gon no estaba en clase estaba en el patio trasero trabajando con los animales, debido al favor que le hace a Kite ayudándolo con el festival, seguro que con la ayuda del moreno quedara perfecto pensaba en su interior esbozando una sonrisa.


Llegó a la entrada de los corrales donde podía ver a los compañeros de Kite sacando nieve y entrenando a lo que parecía ser un oso polar, por un momento se emocionó al ver al animal pero tenía algo más importante que hacer. Fue a un árbol y con sigilo salto de rama en rama para pasar sin que lo vieran, siempre ha sido bueno en esas cosas debido a que de pequeño no le dejaban salir de casa para mantenerlo estudiando con tutores gracias a la histérica de su madre que lo quería mandar todo el rato, tenía que fugarse a las de espaldas de ella y su hermano Illumi que era peor, fue un milagro que lograra estudiar en un colegio privado, ahora que lo piensa ¿Cómo lo logro? Era… gracias a que encontró algo que realmente le gustaba… ¿Era Chocorobot? No eso lo conocía desde el principio de las eras, era algo más importante…


—~Gon kuuunn~—Una voz Cantarina, coqueta y a su parecer irritante interrumpió los pensamiento de Killua. Con cautela se acercó a un árbol donde pudo ver a Gon cepillar el pelo de un caballo y dirigiéndose hacia él un rubio que detestaba con todo su ser—¡Traje el heno!—le dio un balde al moreno y este le sonrió.


—Gracias Franklin, eres de gran ayuda.


—Todo con verte sonreír—Dijo coqueto, Gon no noto esa coquetería ni la mirada sugerente del rubio fija en él debido a que estaba muy concentrado en darle de comer al caballo, pero para Killua era tan evidente que sentía que le chocaba en la cara, el muy maldito se estaba deleitando visualmente con el cuerpo de Gon—y… ¿Cómo estás?—hablo nuevamente esta vez más preocupado intrigando al albino en el árbol.


—¿Unm? ¡Oh! Eh estado muy bien—Dijo tranquilo todavía con el caballo.


—¿Seguro? Aún estoy preocupado por ese desmayo que tuviste saliendo de la escuela—¿Desmayo? ¡¿Qué desmayo?! La mirada de Killua cambió a preocupación y siguió escuchando.


— Sobre eso, gracias por ayudarme Franklin, probablemente me hubiera quedado en la nieve si no me hubieras encontrado—Agradeció dirigiéndole una sonrisa nuevamente.


—No fue nada, me gusto cargarte cual princesa—Dijo guiñando un ojo pícaramente a un avergonzado Gon, ninguno de los dos noto el aura negra que emanaba el árbol encima de ellos—pero ¿Seguro que todo bien?


—Sí, seguro fue por el trabajo además…—Volvió a peinar la melena del caballo esta vez con mirada distante—ayer pase por varias emociones…—Killua trago grueso por eso último, estaba seguro de que hablaba de él.


—Gon—Llamó Franklin con una sonrisa a un Gon que acariciaba el caballo.


—¿Umnn?


—¡Olvídate de Killua y sal conmigo!


—¿Eh?


—(¡¿QUÉ?! ¡Maldito hijo de…)—Killua crispo por esas jodidas palabras—(¡Bastardo! ¡Tratando de seducir a Gon en un momento así!)—estaba molesto, muy pero MUY molesto.


—¿E-Eh?—Volvió a balbucear Gon mirando incrédulo al rubio frente a él, sonreía ampliamente mirándolo a los ojos, se daba cuenta de que hablaba en serio, con algo de pena desvió su mirada—lo siento yo aún…


—Lo sé, aún quieres a Killua—Decía tranquilamente a pesar de la sorpresa del moreno por sus palabras—¡Pero no siempre va a hacer así! Planeo de que tarde o temprano me quieras—sentenció muy seguro a pesar de la mirada desconcertada de Gon.


—¿Por qué estás tan seguro?—Pronunció con un tono de curiosidad que hizo sonreír al rubio.


—Por qué hasta ahora has querido a Killua y te has conformado con la zona “friendzone” en la que te ha puesto ¿O me equivoco?—El silencio de moreno lo tomo como un sí.


—¿Eso que tiene que ver?


—Que no sabes lo que realmente es ser querido—Tomo las mejillas de Gon entre sus manos sorprendiéndolo—¿Te digo lo que es?


—¿Eh?—Pronuncio confuso al verlo acercándose cada vez más.


—¡Oigan ustedes dos!—Una voz lo sorprendió por completo y por reflejo se separó del rubio que miraba sonriente a la persona que interrumpió su movida. Killua se acercaba a ellos y con muy mala cara.





Continuará…

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