lunes, 18 de abril de 2016

Capítulo 1: Vaya bienvenida.



Era una noche lluviosa y en una gran mansión ocurría una gran conmoción, en la entrada principal había autos negros y de ellos salían hombres armados, trajeados de negro con gafas del mismo color, todos se pusieron en fila al ver salir a un mayordomo alto de piel pálida con su traje de morado oscuro y con una expresión seria acercándose.


—Señor Gotoh—Saludo un hombre con respeto al mayordomo, este se acercó al sujeto hasta quedar frente a frente.




—¿Lo trajeron?—Pregunto a lo que recibió un asentimiento, el hombre de negro apunto a una camioneta blindada, los vidrios eran oscuros pero se podía medio distinguir una pequeña silueta—¿Es peligroso?


—No se resistió cuando lo apresamos sim embargo le hemos puesto un casco, parece que eso impide que use sus poderes, pero aconsejo que esté alerta…—Advirtió tenso y el otro asintió entendiendo. Gotoh camino hasta la camioneta blindada y llego a las puertas traseras que eran custodiadas por otros dos hombres, hizo una seña con las manos para indicar que abrieran las puertas, todos los presentes respiraron profundo y tragaron grueso al ver como lentamente se abrían, ya cuando estaban completamente abiertas el mayordomo miro con seriedad la oscuridad del interior y con una voz estricta dijo.


—¿Qué estas esperando? Sal ya.


Todos nuevamente tragaron grueso al escuchar unos pasos provenientes del vehículo, lentamente el individuo Salía dejando ver su forma la cual era… un niño. Gotoh miro con extrañeza al pequeño frente a él, no debía pasar de seis años de edad, llevaba un pijama verde clara sin mangas con unas pantuflas, tenía un casco negro de moto que le cubría todo la cabeza y unas esposas en sus manos.


—Sé que no lo aparenta pero es más peligroso de lo que cree, no baje la guardia—Dijo en voz baja a Gotoh el cual se agacho a la altura del niño.


—Te llevare hasta mi amo, si haces algo estúpido no dudare en matarte—Advertía a lo que el menor solo se quedó quieto, el mayordomo se levantó y le dio la espalda—sígueme—ordeno mientras empezaba a caminar y el niño no tuvo otra opción que seguirlo debido a la mirada amenazadora de los hombres trajeados.


Entraron a la mansión y caminaron por un corredor decorado con cuadros y plantas muy lujosas. Subieron escaleras, pasaron varios cuartos y muchos pasillos que harían perderse a cualquiera, anduvieron un buen rato hasta que al fin el mayordomo se detuvo frente a una puerta, la toco y espero un rato.


—Rayos ya llego ¡Silva no lo quiero en mi casa es una amenaza!


—Eso ya está decidido Kikyo.


—Tranquilízate de una vez.


Se podían escuchar unas voces al otro lado de la puerta, al parecer eran la de una mujer, un anciano y un hombre, parecían que estaban discutiendo por la presencia del recién llegado. Gotoh volvió a tocar y escucharon un pasen. El mayordomo abrió la puerta, hizo una reverencia y entro en la habitación seguido del niño, era un cuarto muy oscuro pero pudo ver a tres personas que lo miraban expectantes.


—Te estaba esperando—Pronuncio en voz grave dirigiéndose al menor, era un hombre alto, musculoso, en muy buenas condiciones físicas con el pelo largo y rubio platinado con ojos azules de gato, estaba sentado en un sillón rojo—acércate y toma asiento—apunto a una silla en frente de él y el menor obedeció en silencio—mi nombre es Silva—dijo señalándose a sí mismo—esta es mi esposa Kikyo—apunto a la mujer parada a su lado que tenía una expresión malhumorada y luego al viejo que estaba del otro lado con una cara que expresaba un curioso interés—y este es mi padre Zeno, somos las cabezas principales de la familia Zoldyck—declaro tranquilamente mirando al niño que no dijo nada—es cierto… no puedes hablar con ese casco puesto ¿Verdad?—murmuro acabando de recordar—en este caso solo asiente con la cabeza si lo que digo es verdad—saco unos papeles y empezó a leerlos—tu nombre es Gon freecss y tienes cinco años de edad ¿Me equivoco? —recibió un asentimiento en respuesta y siguió leyendo—vivías con tu tía y con tu abuela en una pequeña aldea afueras de la ciudad, sim embargo hoy, a horas del atardecer…—miro fijamente al pequeño—unos sujetos desconocidos entraron a tu casa e hirieron gravemente a tu tía Mito y a tu abuela Abe, justo cuando te iban a atacar te defendiste y los mataste a todos ¿O me equivoco?—pregunto pero esta vez el infante no se movió solo miraba al suelo pensativo—debido a la forma brutal en que asesinaste a esos hombres el gobierno te declaro una amenaza y desde ahora estas bajo nuestra responsabilidad, a partir de ahora vivirás bajo nuestra vigilancia las veinticuatro horas del día para estudiar este poder que tienes ¿Quieres preguntar algo?—el otro movió la cabeza para darle a entender que si—Gotoh, quítale el casco.


—Si señor.


—¡Espera Silva es peligroso!—Se adelantó a decir la mujer histérica.


—No nos va a hacer nada—Dijo tranquilamente mientras veía como su mayordomo le quitaba el casco al pequeño dejando ver una cabellera negro de puntas verde y grandes ojos castaños pero que mostraban una gran tristeza que miraban al adulto en frente de el—¿Cuál es tu duda?


—¿Cómo están?—Pregunto a lo que el adulto arqueo una ceja no entendiendo—me refiero a mi tía y mi abuela, a mi familia…


—Fueron llevadas al hospital de emergencia, las están atendiendo—Respondió indiferente a la tristeza y preocupación que mostraban el rostro del niño—Gotoh te llevara a tu habitación, ahí tienes ropa y también te dejaron comida, mañana empezaremos los estudios así que sé un buen niño y compórtate ¿De acuerdo?—Decía con un tono de voz de advertencia y el menor no tuvo otra opción que obedecer en silencio. Gon se levantó y siguió al mayordomo hasta afuera de la habitación dejando a los presentes solos.


—Tiene un gran poder pero lo esconde muy bien—Agrego Zeno dirigiéndose a Silva con una sonrisa.


—Debió ser por su tía, quizás le dijo que no muestre sus habilidades a los demás, pero no te preocupes mañana estará obligado a mostrárnoslas—Declaro seguro a lo que escucho a su mujer quejándose.


—¡¿Cómo puedes dejarlo aquí?! ¡Tú nunca traes el trabajo a casa!—Cuestiono histérica pero el hombre ni se inmuto.


—Este caso es especial, debo mantenerlo bien vigilado.


—¡Piensa en los niños sobre todo en Killu!—Gritaba alarmada, recordando el rostro de su hijo.


—¿Qué pasa con Killua?


—¡¿Es que no lo ves?! O mi pobre niño… primero tiene que lidiar con las sesiones del psiquiatra y ahora tiene que convivir con esa cosa—Hablaba mientras lloriqueaba por lo bajo—ohh ha sufrido tanto.


—¿Killua va al psiquiatra?—Pegunto algo sorprendido mirando a Silva el cual suspiro.


—Es cierto, tu no sabías por que estabas en el trabajo pero Killua secuestro a su profesor, lo llevo a un deposito abandonado, le arranco las uñas de una mano y lo amenazó con meter su cabeza en acido, por eso casi lo meten en un internado de menores pero sobornamos al juez así que redujo el castigo a solo unas sesiones con un terapeuta—Explicaba tranquilamente como si fuera lo más normal del mundo a lo que el anciano se rasco la barba algo intrigado.


—¿Y por qué lo hizo?


—El profesor le quito un chocolate por interrumpir la clase.


—Valla chico, si hizo esto con apenas cinco años cuando crezca dominara el mundo si nos descuidamos.


—¡Hizo eso porque era uno de esos chocorobots que tanto lo enloquecen!


—Cálmate mujer.


.


.


.


.


Después de un buen rato caminando al fin habían llegado a la dichosa habitación, estaban frente a la puerta así que Gotoh la abrió dejando ver el interior, era un cuarto grande con piso de madera y paredes blancas, con un sofá verde oscuro y una televisión de plasma en frente de esta había una mesita de cristal con comida encima y al lado un teléfono, más a delante se veía una cama individual pero cómoda junto a una ventana donde se podía ver la lluvia todavía cayendo del cielo, pegada a una pared estaba un armario y junto a él una puerta. Gon miraba un poco impresionado el lugar.


—¿Viviré aquí?—Se adentró más en la habitación mirando todo con curiosidad mientras que el mayor se mantuvo en la puerta del lado afuera.


—Si, el señor te ira dando más comodidades dependiendo de cómo te comportes, ahí tienes comida y esa puerta da al baño y en el armario tienes ropa para cambiarte, usa el teléfono para contactarme si necesitas algo—Agarro la manija de la puerta—descansa mañana será el comienzo de una nueva vida—cerro la puerta dejando solo al niño, Gon espero un poco hasta sentirse solo y camino hasta la puerta para tratar de abrirla.


—Cerrada por supuesto—Murmuro para sí mismo, suspiro y se fue comer toda su comida—no es tan buena…—puso una expresión triste mientras dejaba el plato limpio, luego se fue al baño, se quitó la ropa y se metió a la regadera, mientras sentía el agua mojando su pelo y piel unos recuerdos le vinieron a la cabeza.


“Gon, bañarse con agua fría en la noche te puede dar gripe así que asegúrate de que este caliente”.

—Mito san…—La voz regañona pero cálida en su cabeza le causaba una sensación de preocupación y soledad, termino bañarse y salió a su habitación a cambiarse de ropa, se puso un pijama pero este era azul oscuro con mangas largas que le cubrían las manos, camino descalzo hasta su cama para luego sentarse y mirar por la ventana para ver caer las gotas de lluvia, se sentía solitario…— (Aunque no es la primera vez que me siento de esta manera…)—pensó mientras suspiraba—(Mito san, abuela Abe por favor recupérense…)—cerro sus ojos y junto sus manos dejando escapar una lagrima de su ojo—por favor que estén bien…—dijo en voz baja casi suplicando pero se sobre salto al escuchar unos golpecitos, vio un gato negro con patas blancas algo mojado por la lluvia que lo saludaba con la pata. El moreno sonrió y abrió para que entrara—y pensar que me seguirías—dijo contento mientras el animal se sacudía para quitarse algo de agua.


—Buff ¡Que frio!—Decía temblando ignorando el grito de sorpresa de Gon.


—¡¿Pu-Puedes hablar?!—-Balbuceo incrédulo recibiendo una mirada de obviedad de parte del felino.


—Me escuchaste ¿No?—Dijo tranquilamente mientras saltaba a la cama y se metía bajo la cobija para cubrirse del frio.


—¿Desde cuándo puedes hablar?


—Hace poco, además aprendí a leer.


—No creo que debas estar aquí, este lugar tiene cámaras y pueden encerrarte como a mí—Hablo mientras miraba alrededor sintiendo las presencias de dichos aparatos.


—No te preocupes solo tú puedes entenderme—Añadió mientras se acurrucaba mejor bajo la cobija—debe ser por tus poderes supongo—escucho un suspiro por parte del moreno.


—Sí, es que soy una caja de sorpresas—Se acostó cansado mirando el techo pensativo—¿Por qué has venido aquí?


—Quiero hacer un trato contigo.


—¿Un trato?


—Debido a que te mantendrán aquí encerrado no sabrás que estarán haciendo haya afuera por lo que necesitaras un informante que pase desapercibido y te mantenga al tanto de tu alrededor—Explico juguetón—seré tus ojos a cambio de que me des algo de comer—el pequeño solo pensó que no había opción así que acepto.


—Muy bien, dime cualquier cosa que se sepa de Mito san y la abuela Abe.


—Estaré muy atento.


—¿Cómo te llamas?-Pregunto con un tono de voz curiosa a lo que el gato solo bostezo aburrido.


—Soy lo que ustedes humanos llaman gato callejero, ponme un nombre si quieres.


—Ummn…—Murmuro pensativo—¿Qué tal Mushu?


—Está bien, me llamo Mushu—Decía mientras se levantaba y se acostaba al lado de Gon, este le empezó a acariciar su cabeza—¿Vas a dormir?


—Si pero… no será por mucho tiempo—Le respondido con una mirada triste—desde que tengo memoria mis pesadillas no me dejan dormir tranquilamente.


—¿Que salen en tus pesadillas?


—Malos presagios…


Continuará…

1 comentario:

  1. Hoy volví a ver HxH y me entraron ganas de leer nuevamente tu historia, así que aquí vamos de nuez

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