lunes, 18 de abril de 2016

Capítulo 24: Lucero y Gon.



Tres días ya son desde que llego Hashiro para tratar de llevar a Gon a buscar a lucero, su madre, tres días son los que Gon a tratado de convencerlo de que se rindiera sin éxito alguno, y tres días en donde se han puesto a prueba la paciencia de Killua, tratando de no matar a ese peli rojo molesto que ignoró sus advertencias.

—Aún está allí—Dijo Alluka mirando desde la ventana de la sala como el peli rojo la saludaba coqueto. Gon suspiro y Killua gruño por lo bajo.

—Ignóralo Alluka, ven aquí—Ordeno Killua cortante y la chica obedeció y se sentó en el medio de ambos mayores en el sofá.



—Me pregunto por qué insiste tanto en buscar a la mama de Gon kun—Murmuro la chica curiosa mirando hacia al techo.

—Quiere llevarse a Gon lejos de nosotros—Declaro Killua de mala gana a lo que Gon sólo suspiró.

—Yo no voy a volver a alejarme de ustedes, así que no se preocupen.

—Quizás se hubiera ido antes si tu no le llevaras comida—Acusó molesto y el moreno se rasco la cabeza nervioso.

—No podía verlo así, hambriento, mientas me esperaba.

—Eres muy amable Gon, si me dejaras pegarle un pequeño tiro en la cabeza dejaría de ser un dolor de cabeza.

—Killua no te enfades—Miro suplicante al aludido que solo bufo por lo bajo—ya no volveré a dejar que me separen de ti ¿No confías en mi?

—En ti si, en quién no es en los demás—Murmuro distante a lo que el menor se levantó sorprendiéndolo.

—Saldré y volveré a hablar con él—Decía mientras caminaba hacia la puerta bajo la mirada de los hermanos, cuándo al fin se fue Alluka miro al albino de manera fija.

—Onii chan, Gon kun ya no se ira—Killua suspiró y le sonrió.

—Así será—Acarició la cabeza de la menor con mirada distante…

Gon salió del departamento y se dirigió a las escaleras para bajar y llegar a donde estaba Hashiro, notó una presencia detrás de él y se encontró a Mushu siguiéndolo.

—¿Qué haces Mushu? ¿No deberías quedarte con Clu?

—Él esta durmiendo en tu cama, se quedo hasta tarde viendo el canal de cocina, yo quiero escuchar que te va a decir ese Hashiro—Dijo mientras caminaba junto a los pies del moreno.

—No iré a buscar a mi madre, si eso es lo que quieres—Advirtió y el minino negó con la cabeza.

—No quiero eso cachorro, pero quiero escuchar lo que tiene que decirte, sus razones para eso, sé que por la influencia de “cierto chico” tú no te has detenido a escucharlo—Gon lo miro de reojo con el entre cejo fruncido—no me mires así, no estoy mintiendo.

—Sólo terminemos con esto—Finalizó cortante para continuar con su camino.

Llegaron al estacionamiento debajo de los departamentos, donde recargado contra un auto estaba un peli rojo que sonrió al ver llegar a Gon.

—¡Hola Gon kun! ¿Al fin cambiaste de idea?—Decía sonriente a lo que el moreno lo miro incómodo.

—No Hashiro, no lo haré, no quiero buscar a mi madre—Miro al aludido con decisión, Hashiro sólo sonrió.

—Yo sé que no, pero al final la veras inevitablemente—Decía para el desconcierto del otro—yo sólo quiero convencerte de que lo hagas por las buenas.

—¿De qué hablas? ¿Por qué es inevitable?—Interrogó no entendiendo nada bajo la mirada sonriente de Hashiro.

—Está en tu destino, algo que se decidió antes de que nacieras—Explico aumentando la confusión del moreno y llamando más el interés de Mushu que observaba desde una esquina.

—¿Destino?

—Debes estar confundido, mira, para que pudieras usar tus poderes libremente tuviste quedar algo a cambió ¿Verdad?—Gon abrió los ojos sorprendido.

—¡¿Qué sabes de eso?!—Pronunció con voz alta y alarmado, Hashiro sólo sonrió de manera satisfactoria, había dado en la tecla.

—Tú madre tomo la misma decisión, claro, su preció fue más alto—Observava feliz la mirada de confusión del moreno, podía leer las mil preguntas qué se hacía para sus adentros—si quieres saber la respuestas de las preguntas que te estas formulando, tienes que ir a buscar a tu madre.

Gon se mordió el labio inquieto, una gran curiosidad se había alojado en su pecho cuando supo que podía hallar las respuestas que tanto buscaba, sin embargo había algo que lo mortificaba, Killua no estaría para nada de acuerdo, le había dejado bastante en claro que no confiaba en Hashiro, pero esto era una emergencia y una bastante importante, él tiene que entender.

—Está bien tú ganas—El peli rojo sonrió de la emoción—vayamos a buscar a Lucero—justo cuando termino de hablar de los autos salieron hombres de negro, Gon sorprendido trato de defenderse pero cayó al suelo inmóvil, sin poder moverse—m-mi cuerp-po—dijo con dificultad al ser incapaz de mover un dedo.

—Es una inyección Gon—Decía Hashiro y automáticamente vio que en su brazo había una aguja, después miro al peli rojo, esté estaba siendo esposado por la espalda mientras le sonreía—no tengas miedo Gon.

Mushu se había escondido en cuanto vio al moreno siendo arrastrado a los vehículos de aquellos hombres, a uno de ellos se le callo una insignia y como pudo la tomo y salió corriendo hacia las escaleras en dirección al departamento.

Corrió tan rápido como pudo por las escaleras, pasando por el corredor hasta llegar al fin a la puerta, empezó a arañarla de manera ruidosa hasta que escucho unos pasos llegar. La puerta se abrió rapidamente dejando ver a un albino malhumorado.

—Muy bien gato, esto es entre tú y yo, no metas a la puerta en esto—Declaro advirtiéndolo con suspenso pero arqueó una ceja al ver como el minino jaloneaba sus pantalones—¿Qué te pasa? Si quieres comida extra debes buscar a Alluka o a Gon—le explico intrigado a lo que el minino dejo en frente de él una placa en forma de escudo, sorprendido se agacho a tomarla, la inspeccionó detenidamente y al reconocer frunció el entrecejo molesto. Mushu retrocedió al ver la mirada oscura del albino—con que esto planeabas…

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—¡Suéltenme idiotas! ¡Si no lo hacen juro que cuando pueda moverme les voy a dar la paliza de sus vidas!—Gritaba Gon enfurecido, estaba en una sala elegante atado a una silla y detrás de él estaba un Hashiro que trataba de tranquilizarlo en vano.

—Gon kun cálmate, nadie te va a hacer daño.

—¿Qué me calme? Unos tipejos desconocidos me inyectaron no sé que demonios al cuerpo, me ataron y me llevaron a no sé donde ¡¿Y tú me pides que me calme?!—Sólo recibió una risilla de parte del peli rojo.

—Oh te pareces tanto a Lucero.

—¡Demonios Hashiro! ¡Debí dejar que Killua te pegara un tiro en la cabeza!

—Vamos, no seas así.

—Cierren el pico ambos—Hablo una voz masculina e irritada que Gon reconoció en seguida, un hombre entro a la habitación por la puerta frente a ellos, de estatura mediana y con cabello negro en punta, piel morena y ojos marrones, camino hasta estar cara a cara con Gon que lo miraba expectante—Gon.

—¿Qué demonios haces aquí Ging?

—¡Sorpresa! ¡El padre inútil decidió darle una mano a su hijo!—Anunció Hashiro con emoción recibiendo una mala cara del aludido y después se volvió a dirigir a Gon.



—Te traje de esta manera ya que esté lugar es uno de los cuarteles de la CIA, te hice pasar por un monstruo recién llegado para que pasaras inadvertido—Explico tranquilamente para después sacar un cuchillo y de una sola vez cortar las cuerdas que sujetaban al moreno y al peli rojo—querías ver a Lucero ¿No?—decía para después empezar a caminar dando a entender que lo siguieran, lo acompañaron a fuera de la habitación para continuar por un corredor solitario y llegar a un puerta apartada del resto. Ging tomó la perilla y miro serio a Gon—¿Listo?—el menor no dijo nada ni expresó nada, sólo miro fijamente la puerta, entonces Ging simplemente la abrió.

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—¡Vete de aquí mocoso! Está es área restrin- ¡GAH!—Un Guarda espaldas que protegía la entrada a una mansión cayó inconsciente debido a un puñetazo en el estómago causado por un albino con mala cara y seguido de un minino que guardaba cierta distancia, por si acaso…

—¡Íntruso! ¡Acaben con él!—Gritaron más guardias armados a lo que Killua suspiró y mostró una terrorífica mirada asesina que los petrificó.



—Quítense de mi vista antes de que algo malo les pase—Hablo con voz grave a lo que ellos aterrados se apartaron de su camino, avanzó caminando con las manos en los bolsillos y desprendiendo un aura amenazadora seguido de un Mushu que observaba cauteloso. Después de caminar un buen rato, y haciendo orinar en los pantalones a todo ser que se le atravesará por en frente, Killua llego al corredor en cuya habitación estaba seguro que encontraría a Gon.

—¡Killu chan!—Llamo una voz a su costado, al voltear vio a Hashiro y a Ging sentados en unos muebles.



—Así que se aliaron para volver miserable la vida de Gon eh…—Pronunció entre dientes a lo que Ging guardo silenció con los brazos cruzado y el peli rojo sonrió ampliamente.



—¿Se puede saber por qué es volver miserable su vida presentarle a su madre? Él que esta obrando mal es otro—Canturreó a lo que Killua lo miro a los ojo.



—Sabes el porque, recen por que me lo encuentre bien de lo contrarió cada lagrima que él derrame se volverá litros de sangre que tendrán que pagar—Amenazó para luego retirarse dejando a los presentes solos.



—Cada día mis ganas de matarlo aumentan—Agrego Hashiro borrando su sonrisa y cambiándola a un semblante serio.



—Hazlo si quieres, pero no es lo que te pidió Lucero ¿Verdad?—Ging lo miro de reojo—y probablemente te las veas con Gon si le pones un dedo encima.



—¿Entonces debo dejar que juegue con Gon cuánto le plazca?—Hablo con voz grave mirando molesto a Ging quien solo suspiró.



—Tú sólo cumple con las últimas palabras de Lucero—Finalizó cortante, ignorando la presencia de un minino que los observaba atento.



Killua llegó frente a la puerta y tomo la perilla, la abrió encontrándose con una habitación blanca, había monitores de ritmo cardíaco y al seguir los cables con la mirada se dio cuenta de que daban al pecho de una mujer, de cabello largo, lacio y roza, de piel pálida y llevaba un vestido largo de color blanco, se encontraba sentada en una silla con las manos en su regazo y los parpados entre abiertos mostrando unos ojos verdes inertes y opacos.



—Es hermosa ¿Verdad?—Una voz familiar llamo su atención, Gon se encontraba sentado en el piso, con la rodilla levantada y con el brazo apoyado encima, observando fijamente a la mujer frente a él—a pesar de estar en coma, se ve tan hermosa… como una princesa…



—De algún lado debiste sacar tus encantos—Comentó mientras caminaba hasta estar de pie junto a Gon y recargarse en la pared con las manos en los bolsillos.

—Ha estado en coma desde hace dieciocho años, solo viviendo por esas maquinas que actúan como su corazón. Nació en la CIA y fue estrictamente entrenada para obedecer sus órdenes, sometida a dolorosas y peligrosas pruebas. A la edad de diez años fue tachada de inestable mentalmente, en un momento podía estar feliz y tranquila, en el otro en un llanto de furia que destruye todo a su paso, por lo que sólo la usaban en casos de extrema emergencia, el resto del tiempo estaba encerrada en una prisión especial atada de pies y manos. A sus diecinueve años, surgió una misión extrema que sólo podía salir bien si la usaban, nadie quería ser su supervisor ya que lo consideraban suicidio debido a sus grandes poderes y su inestabilidad mental, por eso usaron uno de los novatos recién llegados y sacrificable de ese entonces, Ging Frecss, él fue su supervisor en esa misión que consistía en matar a todo un ejercito militar francés que amenazaba con revelar secretos de la CIA, la misión resultó exitosa y milagrosamente Lucero hacía caso a las ordenes que le daba su supervisor. Ging no me quiso dar los detalles de como fue su relación pero a los 21 años Lucero estaba embarazada, todos los jefes de la CIA tenían grandes planes para el bebe, de como podría usarlo y volverlo la mejor de las armas… sin embargo sucedió algo impensable, Lucero huyó ayudada por Ging y Hashiro ¿Sabes? Hashiro es como Mushu, sólo que llevado a otro nivel, antes era un perro adoptado por Lucero cuando lo encontró en la calle a punto de morir de hambre, de alguna forma un día simplemente se convirtió en humano. Durante nueve meses Lucero se escondió en las montañas, y el día en que nací fue el día en que la CIA la encontró, Ging me dijo… que cuando ella me dio a luz me lanzó a sus brazos y enfrentó a la CIA sola… entonces no se supo más de ella, me dejo al cuidado de Mito san y la abuela Abe, se mantuvo trabajando en la CIA gracias a la ayuda del presidente Netero y a pesar de la influencia de Pariston no tuvo problemas, entonces, 16 años más tarde Hashiro lo llamó y le dijo que Lucero estaba en coma y olvidada en un pobre hospital…—finalizó de relatar el moreno. Killua, desde que había empezado a hablar el menor, en ningún momento apartó su mirada de su rostro, observando su semblante expectante y hasta indiferente hacia la mujer que estaba delante de él.

—Tuvo una vida difícil como tú—Añadió sin dejar de mirarlo.

—¿Por qué me siento así?—Murmuro distante.

—¿Cómo te sientes?

—La mujer que está en coma en frente de mi es mi madre ¿Por qué no siento nada?—Hablo decaído bajo la mirada del albino—pensé que iba odiarla… ella es la causa de estos poderes que me condenaron desde que nací… sin embargo no siento nada… aún mirándola a los ojos no puedo sentir odio o tristeza hacia ella… creo… que en verdad soy un monstruo…—murmuró cabiz bajo hasta que sintió una mano gentil en su hombro.

—Sentir indiferencia por alguien que no has visto en toda tu vida no te hace un monstruo, mírame a mí por ejemplo, no me interesa que a mi madre la atropelle un tren—el menor le dedico una pequeña sonrisa.

—¿Podrías dejarme sólo con ella un momento? Te seguiré en seguida, quiero volver a casa cuanto antes—Killua asintió y se retiro en silenció. Al sentirse sólo Gon se levanto y camino hasta estar cara a cara con la mujer, se agacho hasta estar a su altura—Hashiro me dijo que me darías las respuestas que buscaba… pero creo que él sólo buscaba que nos diéramos el adiós…—habló amablemente y miro las manos pálidas de la mujer, con lentitud acercó la suya para acariciarlas. Justo cuando la toco todo su alrededor se puso negro, miraba a todos lados sorprendido sintiendo familiar está situación—es como aquella vez…

Des…..on

¿Eh?

Destrucción.

¿Tú?—Pronunció confuso al reconocer esa voz femenina, pero estaba diferente, se oía desesperada.

—¿Por qué me pasa esto?

—¿Qué hice yo?

—¡Yo sólo quiero vivir!

—¡No es mi culpa ser así!

—Todos… deberían morir…

Eres…—Gon estaba confuso e incrédulo al seguir escuchando las desesperadas palabras de esa voz.

Destrucción, quiero destruir este mundo

Tú eres…
¡No quiero ser parte de él, quiero destruirlo!

¿Lucero?—Pronunció finalmente hasta que cesaron todas las palabras y sólo destacó una oración que lo heló por completo.

Entonces sólo debo desear destruir este mundo a cambió de que nunca voy formar parte de él ¿Verdad?

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—¡Killu chan! Ya te hacía fuera de aquí—Decía Hashiro risueño junto a él estaba un Ging pensativo y serio.

—De aquí no me muevo sin Gon—Declaró cortante el albino para después sonreír de manera burlona.

—¿Ummn? ¿Qué me ves?

—A ti perrito.

—Así que Gon te lo dijo.

—Él nunca me guarda nada.

De repente se oyó el ruido de un vidrio romperse y se sintió el piso temblar, en seguida los tres entraron a la habitación y lo que vieron los dejaron sin habla. Los monitores estaban destrozados y había un enorme agujero en la pared, pero lo que más los sorprendió fue ver a la delicada mujer acostada en el suelo con las manos en su pecho. Hashiro se arrodilló a observarla de cerca.

—L-Lucero…—Murmuró con voz quebrado y dolor en su mirada.

—Está muerta—Sentenció Ging distante a lo que Killua salió corriendo por el hueco en la pared.

Corría siguiendo unas huellas en el pastó, estaba preocupado y hasta miedo tenía, estaba más que claro que Gon había matado a su propia madre, debió quedarse con él y no dejarlo sólo en una situación tan dolorosa como esa. Corrió hasta llegar a un bosque y divisar al moreno sentado en una enorme roca, abrazaba sus piernas y ocultaba su cara entre sus rodillas.

—Vete Killua—Dijo al sentir la presencia del aludido acercarse.

—Gon ¿Qué sucedió allá?—Preguntó a lo que el moreno negó con la cabeza.

—Vete ahora.

—No, dime que sucedió—Habló decidido y Gon se levantó mirándolo con ojos llorosos y molestos.

—¡¿Qué sucede?! ¡Sucede que mate a mi madre por que estaba sumergida en una pesadilla eterna!—Gritó en cólera bajo la mirada de un Killua que guardaba silenció y lo escuchaba atento— ¡Estaba reviviendo una y otra vez los peores momentos en su vida! Sé que dije que no sentía nada por ella pero… eso era terriblemente doloroso, no se lo deseo a nadie…—lagrimas empezaron a descender de sus ojos mientras se dejaba caer sentado—es horrible…

—Hiciste lo correcto, la liberaste de su sufrimiento—Empezó a acercarse más al menor—no tienes que sufrir por eso…

—Te equivocas no lloró por eso…

—¿Entonces por que lloras?

—¡Por qué ese es mi destino!—Gritó alarmando al albino— ella incumplió con su trato… trato de ser parte de este mundo y dejo de querer destruirlo ¡Es por eso que terminó en coma! Sus propios poderes la traicionaron…

—Gon…—Trato de acariciar el rostro del moreno pero este se apartó en seguida poniéndose contra un árbol.

—¡No Killua! ¡Vete de aquí! ¡Aléjate de mí mientras puedas! Antes de que termine destruyéndome a mi mismo…—Decía en llanto, pero todo lo contrarió a lo que pidió Killua lo abrazó repentinamente— déjame…ah—el albino lo cargó para empezar a andar.

—Tú no terminaras como tu madre—Hablo seguro y abrazando más al moreno.

—Pero…

—Pero nada, volvamos a casa—Finalizó a lo que Gon sólo recargo su cabeza en su pecho y se dejo llevar, al menos eso aliviaba el terror en su pecho…



Continuará…

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