lunes, 18 de abril de 2016
Capítulo 2: Un príncipe sin igual.
—¡Seré un Guerrero!—Grito de emoción, pero después de analizar mejor lo que dijo el adulto borro su sonrisa—¿Eh?
—Ging ¿Qué significa esto?—Tenía una expresión de indignación en su cara, ya entendía por qué Kaito estaba tan nervioso, el rey siguió hablando.
—Los tres reinos, Silberia, Nostrade y marionetista con los que estábamos en constante guerra, hemos logrado hacer un pacto de paz—Dijo poniendo una sonrisa de satisfacción—ellos quieren que el príncipe con el “Ojo de águila” se case con una de las tres princesas y tengan descendencia.
—¿Casarme? ¿Descendencia?—Decía confundido el menor al seguir escuchar al adulto, Mito sentía tristeza por el chico.
—Se hará una competencia en las tierras de “Nostrade”, el mejor luchador de cada reino participara en un reto donde deberá vencer a los otros luchadores, la princesa del reino que provenga el luchador que gane la victoria, será la que se case contigo—Miro tranquilamente a su hijo, el cual cambio su cara de confusión por una de rabia, frustración y decepción todas juntas.
—¡¿Me estás diciendo que soy un trofeo el cual ganar?!—Grito molesto.
—Gon cálmate, no es así, es solo que es nuestra única oportunidad de conseguir paz con esos reinos—Intento tranquilizar en vano al joven sabía que terminaría así.
—¿Calmarme? ¿Cómo quieres que me calme? Mi padre, el cual no veo desde hace un año, al fin me invita a una conversación en su cuarto ¡¿Y es para decirme que me casará con una desconocida?!—Pisoteo el piso con furia, al rey le salió una venita en su frente.
—¡Déjate de pataletas! ¿Acaso quieres que tu hogar entre en guerra?—Ging se levantó y miro a los ojos al joven.
—¡No! ¡Pero tampoco tengo la intención de ser la herramienta que uses a tu antojo!—Grito furioso y camino a la puerta a paso veloz llevándose a su nana de la mano, esta no opuso resistencia.
—¿A dónde vas?
—¡Vete a la mierda!—Y cruzo la puerta cerrándola con fuerza, el rey se dejó caer cansado en la silla y suspiro pesado.
—Así que esto es la rebeldía—Pronunció mientras se llevaba una mano a la frente.
—Eso o se parece mucho a su padre en lo testarudo—Dijo mientras tomaba una silla y se sentaba junto a su rey, este lo miro fastidiado—perdónelo es que es difícil no tener padre a esa edad, pero es un buen chico, se dará cuenta de lo que tiene que hacer—miro al otro y este suspiro.
—Dime ¿Cómo fue la misión de infiltración?—Kaito bajo la cabeza—ya se ¿Fallo verdad?—volvió a suspirar—¿Qué sucedió?
—Supieron desde el principio quien era el soldado y jugaron con nosotros, fingieron que le depositaron confianza y lo mandaron a robar algo para acorarlo y casi matarlo—puso una expresión seria mirando al rey- lo único que sabemos es que el líder es joven y que entre todos sus hombres hay cinco que destacan por sus habilidades y lealtad.
—¿Eso es todo?
—Me temo que sí.
—Ya veo...-Su mano tomo su mentón en gesto pensativo—han atacado a Silveria y aldeas cercanas, no tardaran en venir para acá—dijo poniendo una expresión seria.
—Mis hombres no permitirán que les pase algo a los aldeanos.
—Sé que será así, pero igual debemos terminar con esto de la boda lo antes posible para poder concentrarnos en atrapar a esas basuras.
—Mi rey—El nombrado volteo a verlo y vio su cara de preocupación—¿No hay alguna forma de evitar la boda?
—No... Esos reyes son unas cabezas duras enfrascadas en el pasado, no logre persuadirlos—Al decir esto se levantó y se sentó en la cama de la habitación—puedes retirarte Kaito dile a los demás que no me molesten ¿Si?
—Si mi rey—Y fue afuera de la habitación, suspiro pesado—lo siento Gon parece que no hay opción—murmuro antes de irse.
Afuera del castillo, en los campos de prácticas estaba el moreno lanzando flechas a arboles tratando de desesterarse, lo observaban su nana y su amigo rubio que ya sabía de la noticia.
—¡Ack que riñones tiene!—Gritaba molesto mientras lanzaba una flecha a la rama de un árbol.
—Traeré té pare calmar sus ánimos—Le susurro la mujer al rubio para luego irse.
—Impediré esa boda ¡Ni loco me caso con una desconocida!—Decía decidido.
—¿Cómo piensas hacerlo? Y si lo lograras ¿De verdad sacrificarías a tu reino por una decisión egoísta?—El pelinegro volteo a mirarlo molesto.
—¿Egoísta Kurapika? Estuve preso durante 18 años dentro del castillo cuya única manera de salir a pasear es fugándome ¿Y yo soy egoísta?—El rubio se sorprendió y se apeno.
—Lo siento.
—Está bien no estoy molesto contigo—Respiro profundo y se sentó en el suelo, el mayor hizo lo mismo junto a él—Kurapika, mis pies no han tocado más allá de la tierra de este reino, quiero conocer el mundo, conocer personas, pelear y hacerme más fuerte… sin embargo ya tienen otra jaula lista para cuando salga de esta—dijo con una mirada triste.
—No es tan malo Gon quizás cuando conozcas a una de esas princesas...—Trato de consolarlo pero el menor negó con la cabeza.
—¿Tú te enamorarías obligado?—Miro a los ojos al otro.
—No… tienes razón.
—Kurapika.
—Ojala pudiera hacer algo.
—No tienes que hacer ¡Yo lograre salir de esta!—Dijo en tono decidido, el rubio lo miro preocupado.
—Gon tu no...
—¡He traído té y galletas!—La mujer interrumpió la conversación.
—¡Yay! tengo hambre—Corrió hacia la mujer con una sonrisa, el rubio se les quedo mirando por un momento—(¿Qué piensas hacer Gon?)—pensó antes de acercarse al par.
Al anochecer Gon se enteró que a la mañana siguiente se dirigiría en barco al reino de Nostrade, Mito y Kaito esperaron una nueva tanda de gritos pero vieron lo tranquilo que estaba el menor y solo respondió un "Bien" para luego encerrarse en su habitación, esto los extraño y preocupo, el menor estaba parado en frente de la ventana pensativo.
—(Los luchadores más fuertes de cada reino ¿verdad?)—Pensó para luego sonreír e irse acostar.
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Ya era de mañana y ya estaban en el barco rumbo a Nostrade, Gon apenas logro despedirse de su nana, en el barco lo acompañaba Kaito, Kurapaika y Ging, padre eh hijo estaban distantes y callados, el chico estaba en la cubierta mirando el mar, le daba tristeza que su primer viaje sea rumbo a una prisión. Kaito se acercó a él.
—¿Cómo estás?
—He estado mejor—Dijo distante, el mayor a punto a una tierra distante.
—¡Mira! Es el reino Nostrade—El menor miro el puerto al que se dirigían, vio que allí habían aldeanos curiosos de saber quién era el príncipe que llegaba. El barco se posiciono de tal manera de que los pasajeros bajaran, habían unos guardias reales esperando con una carroza, Gon al verlos se detuvo.
—Quiero caminar, al menos quiero ver como es este reino.
—Como quieras, Kaito ve con él yo me adelantare a hablar con el rey.-Dijo mientras se montaba en la carroza y esta arranco velozmente.
—Vamos Gon por aquí—Camino delante del chico, el rubio iba detrás de este. El moreno observaba todo, las casas eran coloridas y bonitas, veía a niños corretear de aquí para allá, adultos discutiendo precios con los comerciantes, pero también noto que había gente desamparada en las esquinas de cada calle, madres que arropaban con su ropa a sus bebes, eso lo entristecía gracias al empeño de su padre había hecho muchas casas para familias pobres y un orfanato para los niños sin hogar.
—Neee Kaito, ¿Cómo es el rey de aquí?
—Es un avaricioso rozando lo tacaño, siempre saca una excusa para no invertir su dinero en ayudar a sus súbditos.
—¿Por qué los aldeanos no hacen nada?
—Cualquier intento de rebelión es severamente castigado por los guardias—El menor le molesto esto, ¿Como pude llamarse rey esa persona? De repente escucho el grito de una niña y sin dudarlo corrió hacia al origen siendo seguido por el rubio y el pelilargo.
—¡Suélteme viejo estúpido o le diré a mi hermano!—Vieron a una niña que forcejeaba al agarre de un guardia.
—¡Con esto no le volverás a faltar el respeto a la autoridad!—Alzo una mano para darle una bofetada a la chica pero fue detenida por el agarre del moreno, acto seguido con su pierna pateo ambos pies del guardia tumbándolo al suelo.
—¡Tú! ¡¿Quién rayos te crees que eres?!—Grito furioso levantándose del suelo, el pelinegro se puso en frente de la chica mirándolo molesto.
—Mucho cuidado con el tono que usa soldado, está hablando con el príncipe Freecs—Dijo en tono autoritario, Kurapika tenía su mano en el mango de la espada listo para la pelea, el soldado puso una cara de susto enseguida.
—Mis más sinceras disculpas, que vergüenza.
—¡Qué bueno que tenga vergüenza!—Grito molesto Gon, la chica lo miraba atenta.
—Ella le faltó el respeto a la autoridad, ¡Me pateo la rodilla!
—¡Fue porque tumbo la canasta de dulces que le iba a dar a mi hermano! Ni siquiera se disculpó—Sus ojos amenazaban con llorar, el moreno le acaricio su cabeza sonriéndole cálidamente, la chica se tranquilizó un poco.
—No me importa el motivo que tenga, un hombre nunca debe alzarle la mano a una mujer—Le dijo en tono autoritario—retírese por favor.
—Como ordene—Hizo una reverencia y con cara de disgusto se retiró, la chica le saco la lengua al verlo irse, algunos aldeanos aplaudieron al ver el acto que hizo el príncipe.
—¿Estás bien?—Le pregunto con una sonrisa, la chica le sonrió.
—Estoy bien, pero mi canasta…—Decía en tono triste, el muchacho vio el contenido de la canasta esparcido por el suelo sin embargo el cesto estaba intacto, lo recogió y con una sonrisa se lo dio al comerciante.
—¿Puede volverla a llenar? Yo lo pagare.
—Como ordene—La niña sonrió a más no poder al ver lo que hizo el joven, le dio la canasta como estaba antes.
—Aquí tienes.
—Neee ¿Cómo te llamas?—Preguntó en tono tierno.
—Mi nombre es Gon Freecs—Tanto Kaito y Kurapika veían la situación con una sonrisa.
—Gracias príncipe Gon, mi nombre es Alluka—Decía contenta mirando al joven, de repente un hombre llego hasta ellos, y se inclinó ante el joven con una sonrisa.
—Mi más sincero agradecimiento su majestad—El chico lo miro sorprendido.
—¿Es usted el padre?
—Hizoka no es mi padre—Pronunció ofendida y con un puchero.
—Pero es como si lo fuera—Decía con una risilla, Gon miro mejor al hombre, era alto y musculoso, su piel era pálida y el color de su pelo era como rozado—por un momento en que me descuide esta chiquilla inquieta había desaparecido—La nombrada lo miro disgustada y él sonrió—en cuanto su hermano se entere seguro me guindará de un árbol—Soltó una risilla divertida y a los otros tres les salió una gotita en su frente—nos debe estar esperando será mejor que se despida Alluka—asintió con una sonrisa.
—Adiós juguemos después—Tomo la mano del adulto y se fueron por el camino contrario, el príncipe la despidió con la mano.
—Son personas extrañas—Decía Kurapika mientras se acercaba al joven.
—Si pero me caen bien por eso.
—Démonos prisa o el rey se molestara con nosotros—Dijo Kaito y los menores asintieron con la cabeza y fueron al castillo Nostrade. Un poco más lejos escondido contra una pared mirando al trió irse, estaba Hizoka tomado de la mano con la niña Alluka que miraba curiosa su sonrisa extraña que pone cuando ve algo interesante y divertido.
—Alluka ¿Qué piensa usted de ese príncipe?—Dijo al fin después de una rato.
—Unmm, es muy amable, fuerte y huele bien—Puso una sonrisa, y el adulto soltó una risilla.
—Tiene razón sin duda es la primera vez que veo un príncipe como él, al jefe le encantara saber esto—Pronunció antes de finalmente irse con la niña confundida.
El trío estaba en frente del castillo Nostrade, era mucho más exagerado en adornos que el del reino Ballena, era una combinación de azul y dorado de mal gusto, entraron y fueron escoltados por un guardia al salón donde estarían los reyes aliados. Cuando llegaron vieron que era una sala con una mesa redonda con Ging en el medió mirándolos molesto.
—Llegan tarde—Dijo en tono molesto, junto a él estaba Light Nostrade el rey del castillo los miraba expectante, al lado derecho de la mesa estaba Paol Silveria los miraba tranquilamente y en el lado izquierdo estaba Omokage Marionetista quien puso una sonrisa al ver a Gon.
—Un gusto conocerlos—Gon miro tranquilamente a todos los reyes, los cuales asintieron con la cabeza.
—Procedamos a discutir los términos de la competencia—Ante lo que dijo Ging Light se levantó.
—Tengo un campo de batalla listo para usarse y os presento a mi luchador—Sonrió confiado y un hombre alto y musculoso apareció—su nombre es Dalzolene y acabara con cualquiera que se le enfrente—todos lo miraron expectantes, Dalzolene estaba sonriendo presumidamente.
—Yo también eh traído a mi luchador—Se levantó Paol e hizo una seña y apareció otro hombre-su nombre es Knucklue Bine—el nombrado estaba vestido tipo karateka y sonreía de manera retadora a Dalzolene—no se hace responsable de la salud física de sus contrincantes—alardeo a lo que los otros fruncieron el entrecejo.
—Bueno creo que es mi turno—Se levantó tranquilamente el rey Omokage y apareció el último hombre—su nombre es Tzesguerra y es líder de mi caballería—estaba vestido de oficial y miraba serio a los presentes—solo pueden decirles que le ordene que no matara a nadie—los tres reyes rieron divertidos, Ging suspirón y a Gon le molestaba la escena prácticamente lo veían como un trofeo el cual hay que ganar, definitivamente no dejaría que ninguno de ellos sea su suegro.
—La tradición de mi reino exige que la competencia se decidirá por medió de la arquería—Todos asintieron—lo haremos al atardecer—Gon sonrió ante eso último cosa que notaron Kaito y Kurapika.
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Ya era el atardecer y todo el reino de Nostrade estaba en el coliseo, la noticia de que se haría una competencia por la mano del príncipe se esparció cómo pan caliente, mucha gente estaba sentada en las gradas otras estaba parada en las esquinas, una chica rubia vendía bebidas a las personas, observaba con interés a lo contrincantes luego se dirigió a un moreno alto que estaba sentado en una esquina.
—¡Eh Leorio! ¿Tienes sed?—Dijo con una sonrisa animada.
—Ah Bisky hace tiempo que no te veía—Acepto la bebida y la muchacha se sentó a su lado.
—Me contaron de que la competencia estaba muy fornida—Pronunció divertida.
—Tú siempre sabes todo Bisky—Decía mientras tomaba un sorbo de la bebida.
—Lo hago por un bien mayor—Sonrió divertida y el otro la miro extrañado.
—¿Bien mayor?
—No me hagas caso—El moreno encogió los hombros desinteresado y dirigió su vista en el estadio, la rubia miro hacia arriba en los asientos y bajo techo en la pared, vio a un hombre peli rozado y junto a él un adolescente de pelo albino y ojos azules, sonrió y dirigió su vista al estadio.
—Es raro que estés interesado en la realeza Hizoka—Decía un tanto aburrido el peliblanco, no entendía la sonrisa divertida del mayor.
—No es en toda la realeza sólo en el príncipe que le conté.
—Pues si están haciendo una competencia con el cómo premió no habla muy bien de su reputación—El adulto negó con su cabeza.
—Él es diferente, tengo el presentimiento de que pasara algo muy interesante—Pronunció con seguridad, el chico arqueó una ceja y luego mirando tranquilamente el campo dijo:
—Tus presentimientos siempre son acertados, pero si fallas esta vez, te matare por haber dejado sola a Alluka.
—No lo dudo jefe—Escucharon unas trompetas y miraron atentos. En lo alto de la pared del campo estaban el rey Ging y su hijo Gon, atrás de ellos estaban Kaito y Kurapika. El rey se levantó.
—¡Qué empiece la competencia y que gane el mejor!—Exclamó con una sonrisa.
— (Eso planeó)—Pensó mientras escondía una mochila debajo de su asiento.
Los luchadores entraron en el estadio con arco y flechas, primero fue el de Nostrade, al verlo el rey se levantó, y junto a él su hija Neon Nostrade, era peli azul liso largo, llevaba puesto un vestido blanco con muchos adornos y estaba muy bien maquillada.
—Es linda ¿No lo cree?—Le susurro en el oído a Gon el cual miro con desinterés a la chica.
—Sabe arreglarse muy bien seguro su padre gasta más dinero en sus vestidos que en su reino—Dijo al ver cómo la chica al sentarse y que saco un espejo y empezó a mirarse, Kaito suspiro, una chica que se preocupa tanto por su apariencia no es apropiada para Gon. Luego salió el de Silveria, el rey y su hija se levantaron, Palm Silveria era de pelo negro y liso con un vestido azul oscuro que resaltaban sus ojo, al mirar a Gon se sonrojo.
—Tiene lindos ojos y creo qué le gustas—Le volvió a susurrar al menor pero noto que este estaba azul y temblando.
—M-Me da miedo.
—¿Qué?—Miro otra vez a la princesa y esta tenía en sus manos un muñeco vudú de Gon mientras susurraba unas palabras raras, definitivamente no era la apropiada para el joven. Y salió el último luchador, el rey de Marionetista se levantó junto a su hermana la princesa Retz Marionetista, era rubia de ojos azules y llevaba un vestido rojo, saludo a las personas a su alrededor y poso su mirada en Gon le sonrió y se sentó.
—Es muy hermosa, seguro no tienes peros para ella—Sonrió, esa última chica lo convenció.
—No soy de esos que se enamoran a primera vista Kaito—Dijo con seriedad, el pelilargo suspiro no había forma de convencer a ese chico. Entonces los participantes se posicionaron frente a tres tableros con una moneda en todo el centro, Dalzolene fue el primero, fijo su vista en el blanco contó hasta tres mentalmente y disparo, falló, le dio arriba de la moneda, Neon al ver esto hizo una pataleta ruidosa dándole puñetazos a su papa quién se protegía con una bandeja.
—Que berrinchuda—Decía Gon mirando a la chica, Kurapika río un poco y Kaito suspiro otra vez, Ging sólo observaba tranquilo.
—Bueno eso es algo que no se ve todos los días—Reía el albino al ver la escena.
—Espera aun no viene lo bueno—Anuncio Hisoka ansioso.
El siguiente en lanzar fue Knuckle, estiro sus brazos abrió bien los ojos y disparó una flecha, casi le da, estaba cinco centímetros a la derecha de la moneda, Palm con rabia saco un cuchillo de su escote y persiguió a su padre por todos lados mientras este gritaba “Perdonaaaame Paaaalm”.
—Llamare un guardia—Dijo Kurapika y salió.
—Ugh que rara es—Susurro Kaito.
—Me da mucho miedo—Decía temblando por lo bajo Gon.
—Joooo tiene futuro—Decía divertido el de ojos azules al peli roza a su lado.
—Todavía viene algo mejor.
El último fue Tzesguerra este agarro el arco con firmeza, miro muy bien la moneda, y frunciendo el entrecejo disparo, todos gritaron de emoción al ver cómo la flecha quedó clavada en la moneda.
—Ya está decidido—Ging puso una sonrisa, el rey y la princesa de Marionetista se sonrieron.
—Parece que... ¿Eh Gon?—Pronunció Kaito al ver que no estaba el aludido, Ging se sorprendió ¿En qué momento se había ido? escucharon cómo el público gritó de sorpresa, un encapuchado de verde oscuro estaba, en el campo cuando se bajó la capucha todos se sorprendieron—¿Gon?
—¿Qué estás haciendo?—Grito impactado Ging, el príncipe miro a todos lados sobre todo a los reyes.
—¿Es ese?—Preguntó con interés a lo que el peli roza asintió con una sonrisa.
—¡Mi nombré es Gon Freecs!—Empezó a gritar a todo el mundo bajo la mirada atónita de su padre y Kaito—¡Soy el principe de ballena! ¡El heredero del ojo de aguíla y mi mano voy a defender!—acto seguido agarro su arco y sus flechas, empezó dándole a la moneda de Dalzolene el cual se sorprendió.
—¡Detente!—Había bajado a detenerlo, el menor lo ignoro y camino al de Knuckle y dio justo en el blanco, el otro abrió la boca impactado, camino hasta el de Tzesguerra—¡No te atrevas a lanzar otra flecha!—gritó en tono de advertencia, el menor lo ignoró, quedó parado justo en frente de su objetivo, Tzesguerra lo miraba con atención y no era el único el albino tenía su vista fija en el príncipe pensando en cómo iba hacer esta vez, Hizoka noto esto y sonrió divertido. Gon respiro profundo y fijo su vista en la flecha clavada, sostuvo bien el arco, y disparó todos incluso Ging quedaron sin habla, la flecha de Gon atravesó la de Tzesguerra, el rey Omokage quedo atónito y Retz no salía de su impresión, el albino emocionado sonreía. El príncipe sonrió satisfecho para luego volteara a ver a su padre cara a cara—¡Eres el idiota más grande!—grito para luego jalar del brazo al príncipe el cual lo miraba molesto, el público gritó de emoción.
—Wow ¿Viste eso?—El doctor iba a mirar a la rubia pero esta no estaba—¿Adónde fue?—La rubia fue a donde estaban el albino e Hizoka.
—¿Y qué te pareció?—Pregunto Hisoka y el albino se encogió de hombros fingiendo desinterés.
—Un chico interesante—Dijo con una sonrisa divertida.
—Es la primera vez que veo a un príncipe como él—Todavía estaba sorprendida por lo que vio.
—Bisky ¿Puedes buscar información de esa rareza?
—Sabía que te interesaría.
—No presumas ¿Y bien Bisky?
—Como ordenes Killua—Sonrió confiada—si el jefe quiere información yo se la daré.
Continuará...
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