lunes, 18 de abril de 2016
Capítulo 11: La preocupación del príncipe.
—Es una gran noche para dos jóvenes amantes como ustedes ¿Verdad?—Hizo una reverencia en forma de saludo, el par se separó y se puso en alerta para cualquier cosa.
—¿Qué quieres?—Pregunto tosco, recordaba su último encuentro y eso lo ponía intranquilo, Killua también se acordaba y eso lo enfurecía. El hombre al ver sus reacciones sonrió con malicia.
—Nada en particular solo a usted mi príncipe—Camino un par de pasos al frente, el moreno estaba listo para pelear pero el albino se posiciono en frente de él.
—Da un paso más y no vivirás para contarlo—Declaro en forma de advertencia.
—Anda pero que chico más celoso—Decía burlonamente—necesitas aprender a respetar a tus mayores—chasqueo los dedos y de inmediato Gon salto encima de Killua empujándolo a un lado.
—¡Cuidado!—Rodaron por el suelo hasta impactar contra un árbol, en el lugar en que estaban se habían clavado unas flechas.
—Nada mal, no cualquiera puede esquivar las flechas de Machi—Bajaba de un árbol con expresión algo molesta, de los arbustos salía Machi junto a Franklin. El par se vio rodeado.
—No se preocupe su majestad, a usted no le haremos daño si se entrega dócilmente—Decía Kuroro sonriente.
—¡Vete a la mierda!—Grito molesto bajo la mirada sorprendida del albino, había olvidado por completo el carácter de ese chico.
—Sera por la fuerza entonces—Al decir esto sus subordinados se lanzaron a atacar a los jóvenes, Killua tuvo buenos reflejos y esquivo al grupito trepando a un árbol con el menor en brazos.
—¿Ehhh? ¿No hay inteligencia humana por aquí? Estos tipos son solo músculos, inútiles pedazos de carne más lentos que una tortuga—Insulto de una manera tan burlesca que saco una venita palpitante en la frente a todos los enemigos.
—¡Maldito mocoso!—Fueron persiguiendo al par en tierra mientras estos saltaban de rama en rama por los árboles. Todos fueron excepto Kuroro el cual se quedó con una sonrisa macabra.
—on: Killua ¡¿Vamos a huir en serio?!—Pregunto alarmado al ver que se internaban más en el bosque.
—Lo siento Gon, odio hacer esto también pero en estos momentos tu eres mi prioridad—Declaro serio mientras esquivaba flechas lanzadas por Machi.
—¡Entre los dos podríamos vencerlos!
—¡¿Y cómo?! ¡No llevas tu arco y tus flechas! ¡Creo que apenas puedes estar de pie!—Esto último hizo sonrojar ferozmente al menor.
—¡Eso es culpa tuya! ¡Por ser tan brusco!
—¡¿Y yo que iba a saber que íbamos a ser emboscados?!
—¡Aun así eres muy cruel!
—¡Pero así es como te gusta! ¡¿No?!
—¡Killua!
Empezaron a discutir mientras corrían casi olvidándose de que eran perseguidos por unos asesinos a sueldo a los cuales les rodaban una gotita de sudor en la frente al escuchar esa incomoda discusión. Los jóvenes pararon repentinamente, estaban justo al borde de una cascada mucho más grande que la que estaba cerca de la guarida, ya no podían escapar.
—Se les acabo la suerte—Sonrió Nobunaga mientras se acercaba junto con sus compañeros—puede que les tengamos piedad si se rinden.
—¡Púdranse!—Grito listo para el combate, prefiere morir que rendirse ante esa basura. Sin embargo a Killua esa idea no le gustaba, era demasiado incluso para ellos dos, seguramente lo que pasaría es que a él lo matarían y luego se llevarían a Gon, miro de nuevo la cascada, es cierto… ahora que recordaba el fondo era profundo y las corrientes podrían ayudar…
—Gon…—Llamo a lo que el otro lo miro.
—¿Killua?—Pronuncio cuando vio la mirada triste del otro—¿Qué suce…?—repentinamente el mayor lo tomo por los hombros y lo beso tiernamente en los labios, se sorprendió ante el acto pero antes de que pudiera hacer algo se separaron rápidamente.
—Lo siento—Dijo con un tono de voz realmente arrepentido y mirando al suelo deprimido, esto extraño y preocupo mucho al moreno.
—¿Por qué? ¿Por besarme? Pero si lo hacemos todo el tiempo.
—No por esto—Empujo al menor a la cascada, Nobunaga, Machi y Franklin se desconcertaron increíblemente ante lo que vieron, Gon caía con su cuerpo paralizado, con su mirada fija en Killua el cual le sonrió—iré por ti—fue lo último que escucho antes de caer al agua y ser arrastrado por los rápidos.
—Idiota, lo condenaste a su muerte—Decía fastidiada por lo sucedido pero se puso en alerta junto a sus compañeros al ver la mirada siniestra del albino.
—Me parece bien… (Tranquilízate) prefiero matarlo (El sobrevivirá estoy seguro) que el que se lo lleven escoria como ustedes…—Su voz decía una cosa pero su mente estaba concentrada en otra.
—Ya que el príncipe está muerto le llevare tu cabeza al jefe como premio de consolación—Sonrió motivado sacando su espada.
—Yo creo más bien que se conformara con sus cabezas (Resiste Gon estaré contigo en seguida).
Y con esa determinación en su mente y alma el ladrón volvió a ser muy peligroso solo hasta que vuelva a reencontrarse con el príncipe raro. Gon fue arrastrado por las corrientes durante toda la noche, por suerte él era muy bueno nadando y aguantando la respiración así que se las arregló para al menos salir vivo de allí, pero el saber que Killua estaba peleando solo contra esos asesinos le mortificaba profundamente…
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Al amanecer la caballería estaban caminando junto al rio, atentos a cualquier peligro según lo que dijo Genthru estaban acercándose a la guarida de los ladrones que se llevaron a su preciado príncipe así que debían ser precavidos.
—Estén alertas nos estamos acercando—Advirtió Kaito a lo que todos tragaron grueso.
—Si todo sale bien quizás podamos atrapar a los ladrones y hacernos con la recompensa—Decía Leorio mientras sus ojos se ponían en forma de dólar, la mujer y el rubio lo miraron en forma de reproche.
—La prioridad es el bienestar de Gon.
—Eres un codicioso.
Empezaron a regañar al doctor como si fuera un niño, sin embargo la voz de uno de los soldados los interrumpió para alivio de Leorio.
—¡Hay alguien en la orilla del rio!—Todos voltearon a ver de qué se trataba, Leorio, Kurapika y Kaito se alarmaron al ver de quien se trataba y a Mito le salieron las lágrimas de los ojos.
—¡Gon!—Grito antes de correr desesperada seguida de Kaito, Kurapika y Leorio dirigiéndose al joven desmayado a la orilla del rio. Al llegar Mito recargo la cabeza de Gon en sus rodillas mientras que Leorio lo examinaba, Kaito y Kurapika trajeron una camilla, el príncipe al escuchar tantos jaleos entre abrió los ojos siendo lo primero que veía su nana.
—¿Mi…to?
—¡Gon gracias al cielo estas bien!—Decía aliviada mientras se limpiaba las lágrimas, los otros tres respiraron aliviados.
—¿Dónde estoy?—Murmuro medio mareado y desorientado.
—Estas en la orilla de un rio—Le hablo Kurapika calmadamente para no alterarlo.
—¿Rio?
—No te preocupes estas a salvo.
—¿Eh?—Esa palabra hizo que recordara todo, de un salto se puso de pie para sorpresa de todos— ¡Es cierto! ¡Él está en problemas!—Grito alarmado.
—¿Él?—Dijo confundida al ver la reacción del menor.
—¡Tengo que ir! ¡Resiste Killua!—Iba a salir corriendo pero Kaito lo detuvo sosteniéndolo de los brazos.
—Espera Gon y cálmate ¿Quién es Killua?—Miraba serio al menor quien al darse cuenta de lo que dijo se calló, Kaito lo soltó extrañado de su reacción—¿Y bien?
—¿Qu-Qué cosa?—Balbuceo nervioso bajo la mirada interrogativa de todos.
—¿Quién es Killua?
—Bu-Bueno (No puedo decirles o podrían capturarlo, venga Gon piensa rápido) ¡Un gatito!—Grito aturdiendo a todos—so-soñaba con un gatito llamado Killua, el pobrecito estaba rodeado de arañas—explico rascándose la cabeza incomodo por la forma en que lo miraban como si fuera un loco.
—Creo que el príncipe está muy cansado—Pronuncio Leorio un tanto preocupado—dejémoslo por ahora y regresemos—Gon suspiro aliviado, quitando que ahora lo ven como un loco al menos logro evadir el tema, pero aún tenía la agonía de no saber cómo estaba Killua, si logro escapar o si peleo y está herido o peor aún…
— (¡No! No te atrevas a desconfiar de él)—Pensaba para sí mismo mientras apretaba sus puños a escondidas de sus seres queridos— (Killua estará bien yo lo se… debo creer en que si lo está y que nos volveremos a ver)—con ese deseo en mente puso una mirada de determinación y camino siguiendo al grupo.
Por orden de Leorio, Gon debía descansar en una carreta solo sin que le inunden de preguntas hasta que lleguen a Nostrade y se enfrente a su padre, al príncipe no le gustaba para nada la idea de ver probablemente la gruñona cara del rey pero aún tenía tiempo para pensar y prepararse para lo que venía, el horrible compromiso…
—Leorio…—El nombrado volteo a verla, ya que Gon estaba en la carreta les tocaba ir a caballo, la peli naranja lo miro preocupada—dime ¿Cómo está el príncipe?—pregunto ansiosa por la respuesta del doctor más confiable del reino Ballena, este le sonrió contento.
—¡No se preocupe! Aunque esta fatigado por las vueltas que dio en el rio no tienen ningún tipo de herida o fractura, solo tiene que descansar—La mujer respiro aliviada, pero Kaito quien estaba detrás de ellos atento a la conversación algo lo tenía intranquilo.
—¿De veras no tenía ningún tipo de anomalía?—Cuestiono llamando la atención del par.
—No realmente, eso es bueno ¿Verdad?—Dijo confundido ante la mirada pensativa del peli largo.
—Si es bueno pero… ¿Por qué?—Hablo dudoso—cuando Gon fue secuestrado, imaginaba que cuando lo encontráramos iba a tener… no se… heridas, fracturas, algún brazo o pierna rota o incluso signos corporales de que fue torturado—agrego bajo la mirada desconcertada de los otros dos.
—¡¿Por qué pensaste eso?!—Miraba impresionado al peli largo.
—Los secuestradores son unos ladrones brutales—Explico—pero estoy seguro que con el carácter de Gon y su testarudez más de un problema les habrá causado.
—Bueno… eso es cierto—Dijo Mito empezando a entender a donde iba el punto de Kaito.
—Ese tipo de ladrones suelen odiar a la realeza y también tener poca paciencia, sin decir que emplean mucho la violencia para someter a los demás, además su majestad Ging ignoro sus amenazas, ahora yo me pregunto…—Hablaba serio mirando a los otros—¿Por qué no intentaron doblegar al prisionero o matarlo ya que no les servía de nada?—se sorprendieron al ver que tenían razón—y lo que más me confunde es la reacción de Gon al saber que estaba a salvo, salto a salvar a un tal Killua… creo que debo mantenerlo vigilado—termino de hablar dejando pensativos a los otros.
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Después de un largo viaje al anochecer ya estaban en las tierras de Nostrade y faltaba poco para llegar al castillo.
—¡Al fin! Me duele el trasero de estar tanto tiempo montado en ese caballo—Se quejaba Leorio sonoramente llamando la atención de algunos personas.
—Eres ruidoso—Dijo Kurapika medio molesto pero se le fue al ver como Gon bajaba de la carroza.
—Si quieres cambiamos de puesto Leorio—Gon sonrió al mayor.
—¿Seguro? ¿No te sientes mal?
—Estoy bien, pero no soporto estar todo el tiempo en cerrado en lo que sea.
—¡En ese caso acepto!—Se metió en la carroza y Gon monto el caballo, Mito aprovecho para ponerse junto a él.
—Te vez preocupado—Le hablo dulcemente.
—¿De veras?
—Así es ¿Es por el compromiso?
—En parte—Hablo bajito y la mujer lo miraba maternalmente esperando a escuchar más—Mito ¿Recuerdas el gatito que les conté?—se ruborizo un poco al escuchar la risilla de la otra.
—Si ¿Qué tiene?
—La última vez que lo vi estaba en graves problemas y no pude hacer nada para ayudarlo… y él no saber cómo esta me hace difícil pensar en otra cosa—Explico a medias para no darle detalles a su nana, esta supo que no iba a poder sacarle información así que solo se limitó a aconsejarle.
—Ese gatito… ¿Es fuerte?
—¡Mucho! ¡Puede hacer casi de todo!
—Entonces debes creer en su fuerza y desear que se vuelvan a encontrar, estoy segura que es lo que querría ese gatito—El moreno de repente recordó lo que le dijo el albino.
—Es cierto… él me dijo que vendría por mi… ¡Cierto él lo dijo!—Hablo emocionado sorprendiendo a Mito.
—Gon tu…
—Hemos llegado al castillo—Alzo la voz Kaito interrumpiendo lo que iba a decir la mujer, por la conversación no se habían dado cuenta de que estaba justo en frente de las puertas, Gon suspiro pesadamente y bajo del caballo.
—Me voy, nos vemos mañana—Dijo finalmente decaído dejando preocupado a los demás sobre todo a Mito. Cuando entro al castillo le indicaron que su padre lo esperaba en su habitación, camino por el corredor hasta llegar frente a la puerta del cuarto suspiro profundo y entro, Ging estaba sentado en un sillón verde oscuro mirándolo serio.
—Estas vivo.
—Puedes verlo ¿No?—Decía malhumorado debido al saludo tan seco que le dieron, el adulto suspiro era tarde y estaba cansado por lo que no tenía ganas de pelear.
—Tú y yo teníamos un trato.
—Cierto…
—Pues tal parece que perdiste, a menos que hayas traído al ladrón o tengas información importante que dar—Declaro a lo que el menor frunció el entre cejo y apretó los puños su boca no iba decir nada que le diera más problemas a Killua, aunque tenga que soportar el tono de “Lo sabía y te lo dije” de su padre—bueno ya que perdiste, es hora de que hablemos del compromiso que tienes con la princesa Retz de marionetista.
—¡Momento Ging!—Exclamo intrigando al mayor.
—¿Ahora qué?
—No puedo casarme.
—¡¿AH?!—Le salió un tic en la ceja al ver el rostro tranquilo de su hijo—¿Y por qué?
—No puedo decirte, pero es una buena razón para no casarme con esa princesa—Explico haciendo molestar al mayor.
—¡No me vengas con idioteces! Dijiste que te casarías sin objetar y eso es lo que harás—El menor ahora lo miraba como casi suplicando.
—Por favor… ¿No hay otra manera en que pueda ayudar sin tener que mudarme de prisión? —Hablaba casi en forma de súplica con los ojos llorosos, esto incomodo mucho al rey, no se esperaba para nada eso.
—No… lo intente todo la única forma de hacer ese tratado de paz era casándote o atrapando al ladrón más peligroso que hay—Relato nervioso ante la mirada llorosa del menor.
—¡Es injusto! Dieciocho años en Ballena con la excusa de que tengo el don del ojo del águila ¡¿Y ahora voy a pasar el resto de mi vida casado con una desconocida?!—Finalmente soltó unas lágrimas poniendo más nervioso al rey.
—¡N-No te pongas así! ¡Te-Tendrás todo el tiempo del mundo para conocerla después de todo van a tener hijos!
—¡¿ENCIMA VAMOS A TENER HIJOS?!
—¡Pero no ahora mismo! ¡Sino mucho, muuuuuucho tiempo después!—Cada vez metía más la pata, pero es que nunca espero ver a ese chico llorar y no estaba listo para eso.
—¡No es justo!
—¡Espera Gon!—El nombrado salió corriendo con lágrimas en los ojos dejándolo solo con una incómoda sensación en el pecho.
Gon llego en lo que se suponía era su habitación, era muy elegante con sabanas de seda y paredes de muy bien decoradas, pero en realidad daría lo que fuera por estar en la habitación reforzada que le había dado el ladrón, le daba una amarga risa saber que era más feliz ahí que estar aquí rodeado de lujos y dinero. Tenía una horrible mortificación al no saber cómo esta Killua y el aquí llorando impotente.
—Killua…—Murmuro mientras se acostaba y aplastaba su cara contra la almohada—¿Dónde estás?—fue lo último que dijo antes de tratar de dormir con el mortificante dolor en su pecho.
Continuará…
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