lunes, 18 de abril de 2016

Capítulo 1: El comienzo de una aventura.



El amor siempre va sin razón y fue así que llego a sus corazones ¿Cuándo fue? ¿Cómo fue? ¿Qué paso? ¿Afección o atracción lo que los unió? Bueno responderé todo eso.


Unmm... ¿Por dónde comenzar? Creo que voy a empezar por el inicio. Esta es la historia de un príncipe que el día en que fue secuestrado fue el día en que realmente seria libre…





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El reino Ballena, era un reino pacífico y muy rico en economía a sus alrededores era una tierra frondosa debido al gran empeño de su rey de hacerlo cada vez mejor, aunque era conocido por ser un gruñón por los aldeanos lo respetaban, el nombre de este rey era Ging Freecss, tenía al líder de la caballería como hombre más confiable su nombre era Kaito, siempre era dedicado a su trabajo como rey sin embargo al morir su esposa al dar a Luz a su hijo se enfrasco mucho más en su trabajo hasta el punto de ignorar la existencia del mismo, este a diferencia de su padre era amado por todos sus aldeanos y caballeros, fue criado por su nana llamada Mito y su más querido amigo Kurapika que era un espadachín muy habilidoso. El reino ballena era también conocido como “Ojo de agila” debido a que la sangre real tienen un don innato para la arquería. El rey no era bueno en eso, sin embargo era muy fuerte incluso cuando peleaba con sus manos desnudas pero la difunta reina era excelente en cuanto armas a distancia se trataba, podía quitarle una pelusa a un durazno a 5 metros de distancia y su hijo Gon Freecss había heredado tal don, debido a esto el rey dio la orden de que practicaría todos los días y que por ningún motivo podía salir de sus tierras, por lo que el príncipe nunca salió más allá del castillo a menos que se escapara, y así fue durante 18 años y ya que su padre viaja mucho sus únicas compañías son Mito y Kurapika…


—¡Príncipe por favor!—Gritaba uno de los tres guardias que perseguían a un joven con capa y capucha color verde oscura que corría por el sendero de una aldea, a pesar de sus habilidades gracias a entrenamientos arduos ese chico simplemente era más rápido y ágil.


—¡Por favor ustedes solo quiero salir un rato!—Grito mientras corría más deprisa para tomar impulso y saltar sobre un bote de basura para llegar al techo de una casa.


—¡Príncipe Gon!—Grito antes de que perdieran de vista al joven, había mejorado bastante a la hora de fugarse del castillo.


—Jeje logre perderlos, hoy mismo regresan Kaito y Kurapika de su misión no pienso perdérmelo ¡Ahora mismo voy a la taberna!—Decía con emoción mientras saltaba de tejado en tejado, después de saludar algunos aldeanos ya estaba en frente de la taberna, la miro con una sonrisa y entro. Vio que los caballeros que comandaba Kaito estaban descansando, bebiendo y comiendo, todos voltearon a ver quién era la persona que había entrado y en seguida se levantaron con una sonrisa.


—¡Su real majestad!—Gritaron todos en modo de saludo y respeto.


—¡Hola muchachos!—Les dio una sonrisa amistosa—¿Y Kaito y Kurapika?


—Príncipe usted no debe estar aquí—Pronuncio una voz en modo de respuesta y el chico se volteó con una sonrisa de emoción. Estaba un hombre con pelo largo y plateado vestido con un traje de oficial marrón con una chaqueta negra, al lado de él estaba un adolecente un poco mayor que Gon con pelo rubio encima del hombro, llevaba puesto un suéter blanco holgado blanco con unos pantalones marrones y botas negras, ambos se dirigían al peli negro.


—¡Kaito, Kurapika! ¿Cómo les fue?


—Hola Gon—El rubio puso una sonrisa.


—¿Volviste a fugarte verdad?—Hablo Kaito con una expresión seria mirando al menor, este puso un puchero.


—Es que cuando ustedes no están el castillo es muy aburrido, solo quería verlos y que me contara como les fue—Puso una expresión triste y el peli largo suspiro, no podía molestarse con él, entendía el por qué se escapaba.


—Te he traído algo—Hablo mientras uno de su hombres traía dicho objeto, el menor le brillaron los ojos al ver lo que era.


—¡Un arco nuevo!—Grito con emoción al recibirlo.


—Está hecho del árbol “Deku” su madera es la más ligera y resistente que hay—Sonreía al ver lo contento que se había puesto el menor.


—Si no mal recuerdo el arco de la reina estaba hecho del mismo material—Menciono Kurapika con una sonrisa y el menor lo miro curioso.


—¿De veras? Valla me hubiese gustado verlo—Puso una expresión nostálgica que luego cambio a una curiosa—¿Cómo les fue en la misión?


—Fuimos a buscar a un grupo de ladrones, supimos que habían robado objetos valiosos y causado problemas a reinos aliados—De repente puso una expresión seria y el rubio cerro sus ojos pensativo esto extraño al menor.


—Pero los atraparon ¿No?—Pregunto dudoso ya que la caballería de Ballena nunca fallaba, o eso pensaba…


—Puse a uno de mis hombres a que entrara en cubierto pero…


—No estuvimos ni cerca de atraparlos—Dijo una voz masculina llamando la atención de los otros.


—¡Hanzo!—Miro a un hombre herido sentado en una silla de la cantina, era delgado y calvo con unas grandes hombreras, el menor se preocupó al verlo así y corrió hacia él.


—Príncipe que pena que me vea así—Pronuncio con una sonrisa adolorida.


—¿Qué te paso?


—Él fue el que se infiltro en aquel grupo ladrones—Dijo Kaito mientras se acercaba junto al rubio.


—Sin embargo fingieron que no sabían quién era yo y jugaron conmigo, apenas logre salir vivo y no saque ningún tipo de información, soy una vergüenza—Decía mientras ponía su mano en su frente.


—No digas eso ¡Eres el soldado más veloz que conozco!—Le sonrió al hombre y este se alegró un poco.


—Que piense eso de mi me alaga… pero aquel chico superaba mi velocidad con creces…—Frunció el entre cejo, el menor se sorprendió.


—¿Chico?


—Es el líder de esa pandilla de ladrones—El barman había salido con la bebida que había pedido el herido, era un anciano pero el pueblo lo conocía por ser sabio y saber todo tipo de cosas.


—Horacio ¿Sabes quién es?


—Fue el quien nos dio la información—Comento Kurapika observándolo.


—Pero me temo que era muy poca—Decía tranquilamente mientras limpiaba un vaso de vidrio, el menor lo miro.


—Dígame ¿Cómo es el?


—Gon, el príncipe no necesita saber esas cosas—Decía Kaito al menor y este se volteó hacia el con una mirada de voluntad de piedra.


—Kaito quisiera ser un guerrero como tú y Kurapika—Los nombrados se sorprendieron y el menor siguió—sin embargo como príncipe, tengo que estar encerrado en un castillo mientras le doy flechazos a manzanas y hojas que caen de los arboles—pronuncio esto con un poco de molestia y dirigiendo su mirada al suelo pero de inmediato la poso en el pelilargo de nuevo—pero eso cambiara el día en que sea reconocido por mi padre, el día en que demuestre que sirvo más como guerrero que como un príncipe, ese día al fin saldré del castillo y podre ser libre para ver al mundo—Dijo con una sonrisa radiante, tanto Kaito como Kurapika se miraron, sin embargo el barman interrumpió.


—Bien mi príncipe dejad que os diga lo que piensa este barman viejo pero experimentado—Dijo con tono de seriedad—¿Usted quiere atrapar a este ladrón?—pregunto a lo que el menor asintió y entonces sonrió.-pues entre los mejores ladrones que han existido por todos los reinos él es el uno de los más astuto y sagaces, hubo un tiempo en que también creía que “Kuroro Lucifer” era el más letal ladrón y asesino que ha existido—El rubio puso una expresión de molestia que noto el pelilargo sin embargo siguió escuchando—pero ese chico…—El menor trago grueso al ver la cara tan seria del barman—es un auténtico perro sin miedo causante de estragos y caos. Le he visto limpiar una carreta llena de caballeros reales sin pestañar, luchar como si fuera el mismísimo diablo vestido de hombre, y es listo de verdad, sabe cómo moverse entre cada cueva, orificio y grieta de estas tierras—miro fijamente a los ojos al menor y empezó a servir alcohol en un vaso de vidrio—así que si busca un gran logro y reconocimiento por todo el mundo, si atrapa este chico lo tendrá, pero si falla no espere piedad—de repente dejo el vaso a un lado y con tono grave y mirando directamente al menor—ese chico oculta un misterio… que no me atrevo a preguntar…—el menor se quedó en silencio un momento y sonrió con ansias de lucha, de repente abrieron las puertas principales de la taberna, eran los guardias que estaban buscando al menor.


—Príncipe ya fue suficiente, la señora Mito lo está esperando—Ante eso el menor suspiro y con una sonrisa amistosa se dirijo al os otros.


—Kaito, Kurapika nos vemos en el castillo, que te mejores Hanzo y Horacio…—Miro con expresión decidida al barban y este se sorprendió—¡Gracias por todo me ayudaste mucho!—acto seguido dio media vuelta y camino hasta los guardias, los presentes se le quedaron viendo hasta que se fue.


—Sin duda no es como cualquier otro príncipe…


—Nos lo han dicho—Kaito puso una sonrisa al recordar las palabras del menor, se parecía a su padre en su juventud…


Gon fue escoltado por los guardias hasta llegar a las puertas del castillo, suspiro al mirarlo, el castillo era de piedra gris grande y con tres picos enormes, pero alrededor de todo el terreno tenía un gran muro alto y resistente de piedra, cualquiera diría que es para la defensa del reino pero en realidad es para encerrar al príncipe por su protección, Gon lo llama una “Prisión bañada en oro”.


—Su alteza, la señora Mito lo espera en el campo de entrenamiento—Dijo cortésmente el guardia.


—Gracias chicos pueden retirarse, no voy a fugarme por hoy—Le sonrió a los guardias, estos hicieron un reverencia y se retiraron, respiraron aliviados cuando escucharon eso. El menor camino hasta el patio trasero del castillo y encontró a su nana parada mirándolo enojada y en sus manos tenía un montón de flechas.


—¡Excelente jovencito volviéndote a escapar!—Tenia una expresión enojada el pelinegro solo bajo la cabeza sumiso, su experiencia le ha enseñado que nunca debe discutirle a su nana.


—Lo-Lo siento Mito.


—¡Siempre dices eso pero igual siempre lo haces! Como castigo tendrás lecciones de modales, estudiaras historia y matemáticas, entrenaras arco y flecha, ¡Todo eso hasta el anochecer!—El menor sintió cansancio al solo escuchar eso pero no tenía opción.


—Está bien…


Y así estuvo el pobre príncipe, con libros en su cabeza para caminar con la espalda recta y aprendiendo cuales cubiertos usar a la hora de comer, tratando de no dormirse al escuchar como sus ancestro descubrieron su tierra, con su cabeza reventando al calcular una ecuación, y finalmente con su cuerpo exhausto al tratar de darle a una mosca posada en un plátano podrido, todo eso bajo la estricta supervisión de su nana que quería como una madre. Para cuando se dio cuenta ya era de noche.


—Bueno mi niño ya fue suficiente—Sonrió complacida al verlo tirado en el suelo cansado—ve a bañarte y duerme.


—Vi-Vivaaa, buenas noches—Beso la mejilla de la mujer y se metió adentro del castillo, subió las escaleras directo a su habitación, su cuarto era grande y muy lujoso pero cambiaria todo eso por una noche bajo las estrellas, fue a bañarse y ya con su ropa de dormir puesta se echó en su cama, y entonces recordó lo que le dijo el barman.


—(Ese ladrón parece muy fuerte… Si logro capturarlo y traérselo a mi padre seria al fin libre)—Miro la ventana y vio un pájaro volar hacia la luna—(libre para poder viajar por el mundo… Pelear contra oponentes, conocer personas ¡Ser un verdadero aventurero)—puso una sonrisa soñadora mientras cerraba los ojos y se quedaba dormido, ese ladrón se había convertido en su única esperanza de salir del castillo…


A la mañana siguiente después de haber desayunado estaba en el campo de práctica, estaba disparando flechas con su nuevo arco bajo la supervisión de su nana. Tenía que darles a unas tres moscas que revoloteaban alrededor de una naranja podrida…


—Recuerda, precisión y elegancia—Decía al ver la expresión de concentración del chico.


—Lo sé—Agudizo su vista y acto seguido lanzo tres flechas en un segundo ya le había dado a lastres moscas que estaban clavadas a la pared, la mujer sonrió orgullosa.


—Bien hecho, ese arco te ha ayudado bastante.


—También tengo una excelente maestra—Se sonrieron mutuamente pero fueron interrumpidos por una de las mucamas del castillos, hizo una reverencia y hablo.


—Su majestad el rey Ging ha regresado—Tanto el joven y la mujer se sorprendieron.


—¿Papa regreso?


—Algún asunto lo habrá traído—Frunció el entrecejo, si bien era el rey de Ballena también era un padre irresponsable.


—El rey solicita la presencia de ambos, los espera en su cuarto—Acto seguido hizo una reverencia y se retiró, los presentes se miraron, uno extrañado y la otra molesta.


—¿Para qué querrá vernos?


—No lo sé, pero mejor no hacerlo esperar, ya sabes cómo es su humor—Suspiro resignada y se metió al castillo seguida del menor, este estaba un poco contento, hace mucho que no veía a su padre. Llegaron al cuarto del rey y entraron, el hombre estaba sentado en una silla elegante roja mirando a los recién llegados con una expresión tranquila y junto a él Kaito que se veía un tanto preocupado.


—¿Qué tal?—Dijo en tono seco.


—¿Eso es todo lo que dices después de casi un año sin vernos?


—Eres ruidosa.


—Y tu un idiota—el pelilargo y el pelinegro tragaron grueso al escuchar la discusión, esa mujer era la única que le hablaba así al rey, este le salió una venita en la frente.


—Empecemos no tengo mucho tiempo.


—Nunca lo tienes.


—Gon acércate—Decía ignorando el ultimo comentario de la peli naranja, el nombrado se acercó curioso—ya tienes la edad suficiente como para que puedas salir de este reino y de estas tierras, y de que sirvas de algo a tu reino—el menor se sorprendió y sintió esperanza de que quizás su padre al fin reconoció sus habilidades y lo deje ser un guerrero, sin embargo la mujer tuvo un mal presentimiento al escuchar eso y al ver la cara de nervios de Kaito—sé que en estos 18 años ya tienes las suficientes habilidades y el conocimiento como para que no sean desperdiciados en el confinamiento de este castillo—el menor sonrió emocionado.


—¡Al fin lo reconociste!—El mayor arqueo una ceja indignado y el menor se apeno un poco pero no borro su sonris—lo siento jeje por favor continua—El adulto suspiro.


—Gon he decidido que saldrás de este castillo.


—¿Siiii?—Pronuncio con emoción.


—Y que te iras para tomar un papel para ayudar a tu reino y protegerlo.


—(¡Yayyyy dirá guerrero lo sé!)—Pensaba mordiéndose el labio de la emoción y conteniéndose de gritar a los cuatro vientos.


—Gon.


—¿Si?


—Te casaras con una princesa.


—¡Seré un Guerrero!...... ¿Eh?





Continuará…

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