lunes, 18 de abril de 2016
Capítulo 3: El Trato y una noche mala.
—¿En qué demonios pensabas?—Estaban en una habitación especial, el rey jalo del brazo a su hijo y lo puso en frente de él.
—¿Pensaste que iba a aceptar así de fácil? Eso te pasa por no escucharme—Se miraban a los ojos desafiantes.
—Pues gracias a tu idiotez tu hogar entrara en guerra con los tres reinos ¿Estás feliz?—Preguntó con antipatía cosa que molesto mucho al menor.
—No será así.
—¿Por qué?
—Tengo una oferta que hacer—Sonrió decidido, el adulto arqueó una ceja intrigado—no me casare con ninguna desconocida, en cambió atrapare al líder de esos ladrones que han estado atacando a los reinos.
—¿Qué?—Miro molesto al otro.
—Estoy seguro que los reyes van a estar más que contentos al ver el culpable del robo de sus pertenencias entre las rejas, será perfecto como ofrenda de paz ¿Verdad?—Sonrió al ver como el rey quedaba pensativo.
—¿Y cómo lo atraparas? Tú no tienes habilidades para—Callo al sentir un flecha rozar su mejilla, el menor a gran velocidad había disparado una flecha a una mosca pegada la pared, miro sorprendido la Azaña, la flecha estaba clavada en la pared atravesando las alas de la mosca sin matarla.
— Me encerraste en el castillo con la estricta orden de que practicara mi don ¿Recuerdas? Gracias a eso soy bastante rápido y ágil debido a las fugas que hacía para salir—El rey volteó a verlo serió.
—Agilidad y el dominio de un arma distancia no es suficiente para el campo de lucha.
—Si, por eso me entreno la nana Mito.
—¿Qué? Demonios esa mujer—Aunque no lo crean, Mito en sus tiempos de juventud había sido una guerrera de temer, tanto en armas de distancia como luchas a cuerpo a cuerpo.
—Si aún no te convenzo puedes hacer que Kaito me vigile y en el momento en que le estorbe regresare aquí y me casare con quién tú quieras—Dijo decidido, el adulto lo miro y se quedó callao pensativo—¿Y bien?
—…
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—¿De veras Gon lo hizo?—Pronunció un Kurapika incrédulo a un Kaito pensativo.
—Si, su majestad tuvo que sacarlo a rastras, esto será problemático—Estaban afuera del coliseo vigilando que la multitud no haga desastres al salir.
—¿Cree que haya guerra?
—No lo sé—Pronunció serio, sería difícil persuadir a los reyes esta vez.
—¡Ah oficial Kaito!—El nombrado volteó a ver quién lo llamaba junto con el rubio el cual se sorprendió al ver quien era.
—¡Leorio!
—Doctor no sabía que estaba por aquí—Kaito hizo un apretón de manos con el hombre en señal de saludo.
—Hola Kurapika te ves esplendido hoy—Le sonrió al nombrado a lo que este desvió la mirada un poco avergonzado por el comentario.
—Gr-Gracias…
—¿Qué hace por aquí Leorio?
—Había venido a recoger los ingredientes para una medicina pero me entere de que nuestro príncipe tenía unas cuantas pretendientes—Dijo con un poco de risa—jamás pensé que haría ese tipo de espectáculos ¡Sin duda es único!
—Ciertamente…—Murmuro con una sonrisa el rubio.
—Aunque no lo crean es idéntico a su padre cuando era joven—Puso una mirada como si estuviera recordando algo nostálgico.
—¿De veras? ¿Ese amargado?
El trio siguió conversando amistosamente por lo que no notaron a dos personas pasar junto a ellos era un peli roza y un albino.
—Así que incluso sus súbditos reconocen que es raro—Sonrió divertido al recordar lo sucedido.
—Una verdadera extrañeza ¿Verdad?—Alardeaba por a ver encontrado semejante entretenimiento—entonces ¿Mi cuello está a salvo?
—Solo hasta que vuelvas a dejar a Alluka sola, ahí sí que ningún príncipe arquero te va a salvar—Dijo como si nada a lo que el mayor puso un puchero gracioso.
—Eres tan malo conmigo jefe.
—Si fuera bueno me hubieses traicionado hace mucho—Decía desinteresado poniendo sus manos detrás de su cabeza.
—Y dígame jefe ¿Cuál es nuestro siguiente objetivo?
—La realeza nos subestimo al enviar a ese idiota a infiltrarse.
—Y nosotros les restregaremos su error.
—Si—El más alto lo miro curioso—ahora que nos estamos haciendo notar tenemos que tener cuidado de que no sepan quienes somos, al menos hasta que encontremos un verdadero botín.
—¿Qué nos espera?—Vio la sonrisa del albino, siempre que veía esa sonrisa sabía que algo muy bueno pasaría.
—No lo sé pero me alegra, ahora mismo tengo un buen presentimiento—Miro al peli roza con una sonrisa confiada—hare que el mundo tiemble a mis pies Hisoka—camino adelantándose al nombrado.
—Sera entretenido ver como lo logra—Dijo con una sonrisa.
Más tarde ese día, Kaito y Kurapika estaban esperando en los establos, habían recibido un llamado urgente del rey al parecer quería hablar con ellos especialmente con Kaito, este estaba preocupado, estaba seguro de que era relacionado a Gon.
—Lamento la tardanza—El rey apareció y al parecer se veía irritado, el pelilargo al verlo así trago grueso.
—¿En qué podemos ayudarlo?
—Tienes que traérmelo cuando fracase.
—¡No fracasare!—Tanto Kurapika como Kaito vieron sorprendidos a Gon.
—¡Pri-Príncipe!
—¡Gon te ves muy bien!
—Gracias—Dijo contento por el cumplido, llevaba puesto un chaleco largo verde con un cinturón negro en la cintura, y por debajo una camisa blanca con unos pantalones marrones y botas oscuras.
—Son unas ropas especiales la darán armadura y protección, así no morirá cuando joda todo.
—¡No lo voy a joder!
—¡La realeza no debe usar este tipo de lenguaje!—Suspiro nervioso, el rubio rio un poco al ver como padre e hijo chasqueaban la lengua—por favor rey explique mejor lo que está pasando—Ging suspiro profundo como nunca antes para calmarse.
—Ya que el mocoso aquí presente no quiere casarse pero tampoco quiere ir a la guerra hemos llegado a un trato.
—¿Trato?—Pronuncio intrigado Kurapika.
—Iré con ustedes a atrapar a esos ladrones—Sonrió sorprendiendo tanto el peli largo como al rubio.
—¿Qué? ¡Su majestad eso es peligroso!—Decía alarmado Kaito.
—Por eso lo vigilaras, si estorba lo traes aquí es una orden—Pronuncio serio, el menor bufo por lo bajo.
—Pero ¿Y la boda?
—Se cancelara o aplazara dependiendo del resultado de la misión—Veía la cara de confusión del otro y supo que tenía que ser más claro—si Gon logra atrapar al líder de los ladrones o aporta un gran apoyo a la misión, no habrá ninguna boda ya que los reyes estarán complacidos de ver a el líder de los ladrones detrás de las rejas, pero si estorba o fracasan tendrá que casarse con la princesa de Marionetista—Los otros dos se sorprendieron y vieron la cara decidida del príncipe—Kaito si Gon te da problemas no dudes en traerlo ¿Entendido?—miro a los ojos al nombrado.
—Si su majestad…
—Tus hombres te están esperando para partir ya, también cuentas con el apoyo médico del Dr. Leorio, la última vez que vieron a esos bandidos fue en una taberna de un pueblo a las afuera de del reino busca información ahí, yo me iré a persuadir a los reyes—Acto seguido se retiró no sin antes darle una mala cara a Gon.
—¿Estás seguro de esto Gon? Tu vida podría estar en riesgo—Miro serio al menor pero se sorprendió al ver su sonrisa.
—Nunca he estado tan seguro en mi vida Kaito.
—Entiendo será mejor que nos demos prisa.
—¡Sí!
—Entendido—Se dirigieron a donde estaban los soldados, al verlos llegar se inclinaron en señal de respeto a Gon y a Kaito.
—Gon este es tu caballo—Un soldado trajo un corcel musculoso marrón oscuro con melena negra, el menor lo miraba emocionado.
—¡Yay hace tiempo que no monto a caballo!—Exclamo contento a lo que se subía a la silla del lomo del animal, Kaito suspiro mientras se preguntaba internamente si esto era una buena idea.
—¡Todos a sus puestos!—Grito autoritario y entonces los soldados hicieron dos filas verticales rectas, las dos personas que encabezaban la fila era Kaito y a su derecha Gon y justo detrás de él estaba Kurapika y recto al final estaba una carreta con dos caballos, adentro estaba Leorio con equipo médico—¡Todos!
—¡Andando!—Gritó Gon antes de salir disparado sorprendiendo a todos.
—¡G-Gon! ¡Todo el mundo corra!—Enseguida fue detrás del problemático príncipe, que había tomado buena distancia. Cuando cruzaron las puertas saliendo del reino Gon se sentía como un ave volar, tratando de conquistar viento y cielo, afuera del reino era un terreno verde con árboles bosques y montañas que maravillaban al menor. Saco su arco con flecha y aun andando a caballo le dio a un fruto de un árbol.
—Jeje ¡Le di!
—¡Gon espera!
—¡Disfruta la vida Kaito!—Grito mientras disparaba otra flecha a la rama de oro árbol.
—Wow es increíble—Kurapika escucho murmurar a un soldado y sonrió contento de ver a su amigo tan feliz.
—Que chico más revoltoso—Decía el doctor con un poco de risa al ver como el seriecísimo oficial Kaito cabalgaba como un loco detrás de un joven que disparaba flechas a todos lados. Habían llegado a la taberna y los caballos de Gon y Kaito estaban que se desmallaban del cansancio.
—Príncipe por favor no lo vuelva a hacer.
—Perdón es que me emocione—Saco la lengua juguetón y el mayor suspiro.
—¿Qué debemos hacer?—Pregunto Kurapika mientras miraba la taberna con desconfianza.
—Hay que buscar a un tal “Tompa” dicen que él tiene la información que buscamos, iré a adentro Kurapika quédate por si necesitamos refuerzos—El nombrado asintió.
—También quiero ir Kaito—Miro a los ojos al mayor y este no tuvo otra opción que dejarle ir ya que era inútil negárselo. Entraron a la taberna y había hombres jugando a las vencidas mientras apostaban, mujeres cambiando placer por dinero y un horrible olor a cigarrillo más rastros de alcohol en el piso, Kaito miro a Gon pensando que tal vez se intimidaría por el ambiente pero sonrió internamente al ver al menor tranquilo y serio. Caminaron hasta llegar a sentarse en el bar, y una cantinera los atendió.
—¿Qué necesitan tesoros?—Preguntó coqueta.
—Estoy buscando a Tompa.
—¿Tompa?
—Lo llaman “Pico de pájaro”—La mujer asintió entendiendo.
—Está subiendo las escaleras, la última puerta del pasillo.
—Gracias—Subieron las escaleras y llegaron a la habitación que dijo la mujer, el adulto toco la puerta y no recibieron respuestas.
—Hay alguien ahí Kaito lo sé—Le susurro al mayor y este asintió.
—Bueno tendremos que irnos con estas pesadas bolsas de oro en nuestros bolsillos—Pronunció en voz alta sorprendiendo al pelinegro.
—Pasen—Escucharon mientras se abría la puerta, la habitación era oscura y solo tenía una mesa con dos sillas, una vacía y en la otra estaba un hombre bajo, gordo y con nariz grande.
—¿Qué quieren saber?—Puso una sonrisa maliciosa.
—¿Qué sabes sobre la banda de ladrones que han atacado últimamente?
—Se cuál será su siguiente objetivo pero costara caro—Kaito le puso encima de la mesa tres bolsas llenas de oro—excelente.
—Habla.
—Se dé muy buenas fuentes que irrumpirán en una mansión de ricos, son unos recién llegados pero tiene muy buenas riquezas—Dijo con un tono de alarde.
—¿Cuándo?
—A media noche—Kaito y Gon se miraron serios.
—Es todo, Gracias.
—A su orden—Cuando vio que cruzaron la puerta sonrió maliciosamente—misión cumplida jefe.
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Ya era de noche todos los soldados estaban acomodados en sus puesto alrededor de una mansión, todos estaban nerviosos esperando la hora, Kaito, Kurapika y Gon estaban dentro, Kaito estaba en la parte baja la sala y los menores arriba en los dormitorios.
—¿Cómo estas Gon?
—Ansioso—Respondió con una sonrisa, estaban en el pasillo afuera de los cuarto—al fin tengo la oportunidad que buscaba—Sostuvo con firmeza el arco y se aseguró de que tuviera muchas flechas.
—Te apoyare en todo momento—Se sonrieron con confianza, escucharon un reloj sonar y se pusieron en alerta—ya es la hora.
—Si—Respiraron profundo y caminaron sigilosamente, de repente escucharon un vidrio romper que provenía de abajo, corrieron en seguida y vieron de qué se trataba—¿Qué paso?
— Lanzaron una piedra a esta ventana para distraernos—Dijo Kaito al ver el vidrió roto.
—¿Qué?—Luego escucharon pisadas en el techo—deben ser ellos.
—¡A un lado!—De repente Kaito empujo a los jóvenes.
—¡Kaito!—Un hombre con capucha negra estaba encima de Kaito, este lo empujo de una patada.
—Wow tenemos uno bueno aquí—Dijo con risa, se veía musculoso y de la capucha salía unos mechones rizados anaranjados.
—¡K-Kaito!—Iba a correr en su ayuda pero Kurapika lo aparto.
—No te distraigas—Desenfundo su espada, entonces el peli negro vio que al lado de ellos había otro encapuchado más delgado, una silueta subió las escaleras—ve Gon nosotros no encargamos de estos.
—¡Sí!—Grito antes de salir corriendo.
-Pobre chaval no sabe en lo que se mete-Dijo burlón el atacante.
—Es tu amigo el que no sabe en lo que se mete—Acto seguido fue a atacarlo.
Gon corrió detrás del tercer encapuchado por el corredor, era muy veloz el moreno le disparo dos flechas pero las esquivo hábilmente.
—¡Buen intento Robín Hood!—Gritaba divertido por la persecución.
—¡No me subestimes!—Disparo otra flecha la cual esquivo fácilmente pero no noto que esta reboto contra una campana y de no ser por sus reflejos le hubiera dado en el hombro pero solo logro medio rasgar la capa. Gon pudo medio ver que a quien perseguía tenía el pelo blanco—Nada mal principito—dijo con tono de burla a lo que el menor se sorprendió.
—¿Me conoces?
—¿Y quién no?
—¿Cómo?—Sintió una brisa pasar a su lado y vio que le habían pasado por el lado a gran velocidad-¡Rayos!
—Ven aquí—Pronuncio antes de meterse a un cuarto, sin dudarlo el menor lo siguió y cuando entro no más encontró una cama matrimonial con dos mesitas de noche y una ventana abierta.
—¿Dónde está? ¿Habrá ido por la ventana?—Camino a un costado de la cama acercándose a la ventana—desapareció.
—Ingenuo—El pelinegro iba a voltearse pero sintió un tirón de su ropa que lo tumbo contra la cama debido a eso se le cayó el arco con sus flechas, el albino se puso encima de él agarrando sus muñecas y clavándolas contra el colchón.
—¡Quítate si no quieres que te clave una flecha en el ojo!—Empezó a moverse pero el otro solo lo miraba divertido.
—Creo que no estás en posición de amenazarme y lo digo porque realmente no lo estás.
—¿Estás seguro?—Acto seguido movió su cabeza y mordió la mano derecha del otro.
—¡Auch!—Soltó la mano del menor y este le tiro una almohada a la cabeza pero logro agarrarla a tiempo—bien hecho perrito pero es hora de que te sacrifiquen—tiro la almohada a un lado y agarro el cuello del otro empujándolo contra el colchón este por instinto puso sus manos en el brazo del mayor.
—¡Agh!—Medio grito al sentir que apretaban su cuello pero abrió sus ojos y vio que el peli blanco con su otra mano había sacado un cuchillo, iban a apuñalarlo pero se detuvo a un milímetro de su ojo, el asesino se había quedado quieto y lo miraba fijamente, esto lo sorprendió—¿Q-Qué? ¿Qué estas—no pudo terminar la pregunta ya que abrieron la puerta de una patada.
—¡Gon!—el peli largo tuvo un mal presentimiento mientras luchaba así que hizo una maniobra para evadir a su oponente y corrió a buscar al menor y lo que vio lo aterro—¡Pero como te atreves!—Grito mientras corría a atacar a la basura que estaba encima de su preciado no tan niño. El albino entro en razón y esquivo el ataque para salir por la ventana.
—¡No huyas! ¡Detente!—Agarrando su arco y flechas salió por la ventana persiguiendo al asesino.
—¡Gon espera!—Iba a seguirlo pero el hombre que había dejado atrás se interpuso en frente de él.
—Tú oponente soy yo.
—Tch.
Gon corría y saltaba tejado por tejado persiguiendo al asesino el cual era muy veloz y le costaba seguirle el paso, vio que salto hacia abajo y lo siguió hasta un callejón sin salida.
—Tienes valor para perseguirme tú solo—Dijo un poco impresionado, era la primera vez que le seguían el paso.
—No te dejare ir, eres mi boleto a la libertad—Con su arco tomo una flecha y apunto al otro, este ni se inmuto solo miro y esbozo una sonrisa.
—¿Libertad eh?—Empezó a caminar hacia el otro.
—¡Detente o sino—De repente sintió un golpe en la cabeza que lo tiro desmayado al suelo. Un hombre se le apareció detrás de el con una sonrisa divertida.
—¿Qué haría sin mi jefe?—Dijo en tono risueño pero el albino lo ignoro y cargo al desmayado y el peli roza se le quedo viendo curioso—¿Nos lo llevaremos?
—Sí, se me ha ocurrido algo muy bueno, lanza la señal para que los demás se retiren.
—Como quiera—Saco una pistola y disparo una bala al cielo de manera estruendosa. Todos en la mansión de alertaron.
—¿Qué fue eso?—Dijo Kurapika y el ladrón sonrió.
—Mi señal para irme—Hizo una reverencia y corrió a una ventana.
—¡Espera!—Grito para luego salir hacia afuera, se sorprendió al ver que en un techo de una casa estaban los tres encapuchados y el más joven tenía en sus brazos…—¡Ustedes!
—¡Gon!—Miraba Kaito desde una ventana la escena.
—Díganle a su rey que si quiere a su hijo vivo y sano no despegue su ojo del correo—Grito sorprendiendo a los otros, acto seguido corrieron hasta desaparecer en la oscuridad.
—¡Demonios!—Grito Kaito con frustración ¿Qué le iba a decir al rey?
—Esto se pondrá interesante…—Estaba Hisoka escondido detrás de una pared con una sonrisa al ver la escena.
Continuará…
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