domingo, 29 de mayo de 2016

Capítulo 4: Persecución.

La luz de la mañana se colaba por las cortinas de aquel departamento, era amplió con muebles azules y paredes blancas, la sala se dividía con la cocina que constataba de un horno, lavavajillas y una nevera. Frente estaba una mesa de comedor cuadrada marrón con cuatro sillas, y justo sentado en una estaba un hombre vestido de negro tomando café en la oscuridad mientras miraba una porta retratos con una pacífica sonrisa. De repente la puerta de uno de los cuartos se abrió y las luces se encendieron mostrando a un Nagisa en pijama blanco y con el pelo suelto despeinado, bostezaba con sueño.


—Aaahh… valla, aún es muy temprano…—Miro el reloj en la pared de la sala sin notar la presencia de aquel moreno—aún tengo tiempo para prepárame a ver al pedante de mi jefe… ¿Qué dulces querrá que le compre hoy? Es tan infantil…

—¿La tienes difícil Nagisa?—El nombrado al fin se percató de la persona sentada en su comedor, sonrió con alegría y nostalgia juntas.

—¡Maestro!—Grito de la felicidad corriendo a abrazar por los hombros al aludido que lo recibió con una sonrisa—no sabía que había regresado…

—Quería darte una sorpresa—Dijo mientras se separaba del menor.

—Me hubiese gustado al menos saber que estaba en casa, así no me hubiese encontrado en estos trapos—Dijo mirándose así mismo apenado.

—Te eh visto en trapos peores, además, de esta forma me recuerdas a tu madre—Nagisa soltó una risita por su comentario.

—Para ser como ella tendría que usar una polera con un dibujo raro…—Agrego mirando el porta retratos en la mano del mayor y sonrió—¿Quiere desayunar?

—Ya yo hice la comida—Apunto al mesón frente a la lavavajillas donde estaban un desayuno de huevos, tostadas y jugo de naranja—tu favorito.

—¡Gracias!—Tomo la comida y se sentó frente a su maestro quien agarro un periódico, ese silencio y ambiente tan pacifico le lleno de recuerdos—esto es nostálgico…—dijo por lo bajo esbozando una sonrisa.

—Lo es…—Respondió sabiendo a lo que se refería—¿Cómo te va con tú trabajo?

—Bien.

—Te estabas quejando de tú jefe ¿Cómo es él?—Nagisa suspiro.

—Todo lo que quise ser un día—El moreno analizo un momento su respuesta y la entendió en seguida.

—Lo siento… debe traerte malos recuerdo. 

—No se disculpe, si logró este trabajo tendré el dinero que necesito—Sonrió ampliamente.

—Me alegro…—Sonreía mirando a su estudiante—cuando te veo esforzándote con tus sueños… me recuerdas tanto a tu madre. 

—¿De veras?

—Sí, pero veo que también heredaste su carácter tan pasivo, si sacaras esa serpiente sedienta de sangre estoy seguro que Akabane Karma te respetaría.

—Maestro está con eso otra vez…—Sonrió así mismo mientras tomaba un sorbo de jugo, pero al analizar mejor lo dicho por su mentor abrió los ojos de pronto—¿Cómo sabe el nombre de mi jefe?

—Investigando mi pequeño Nagisa ¿Crees que al Dios de la muerte se le escaparía tan jugoso trabajo como el de matar a ese burócrata?—Decía con una sonrisa astuta—por suerte justo me llamo el jefe del ministerio de defensa para hacerme la oferta que tú ya sabes.

—Maestro… ¿Usted sabe quién mando a matar a Akabane Karma?—Pregunto atento y el mayor negó con la cabeza.

—No, oculto muy bien su identidad—Respondió cambiando a una expresión pensativa para luego mirar la hora en su reloj—ya es hora de irme, mi objetivo debe estar en marcha…—se levantó de su asiento y dejo el porta retrato en la mesa donde estaba bajo la mirada de tristeza de su estudiante—no me mires así Nagisa, me partes el corazón al hacerlo…

—Es que… a mama no le hubiese gustado que siguiera con esto…—Hablo bajando la mirada, sintió una mano acariciando su cabeza.

—Esto es lo único que me distrae de su ausencia…—Hablo con una mirada vacía y Nagisa asintió entendiendo…

—Si se cansa, no dude en volver a casa—El mayor sonrió por sus palabras, a veces sentía que no merecía a ese muchacho.

—Cuídate…—Se fue por la entrada dedicándole una última sonrisa a su alumno que se despedía agitando la mano.

—Usted también…—Susurro con una sonrisa triste, miro otra vez el reloj y su expresión cambió a desagrado—será mejor que me valla alistando…—suspiro pensando en el pesado día que le esperaba. 

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—De prisa Nagisa kun~—Canturreó el peli rojo saliendo de un café con un jugo de frutilla en mano, caminando por unos pasos detrás de él estaba un pobre Nagisa llevando un montón de bolsas con donas dulces por dentro, estaban apiladas de tal forma que apenas podía deslumbrar la cabellera roja del contrario.

—¿R-Realmente es necesario llevar tantas donas?

—No cuestiones las órdenes de tú jefe—Declaro sonriendo burlón a lo que el más bajo bufo.

—Ojala le de diabetes…

—¿Qué dijiste?

—Que me gustan las serpientes.

—Sabes que no dijiste eso—Saco la lengua al más bajo para luego cruzar la calle. Karma estaba muy entretenido burlándose del más bajo mientras que este muy distraído tratando de no chocar con algo, por lo que ambos no lo notaron, la camioneta negra que se acercaba a gran velocidad, el peli rojo giro a ver al escuchar los gritos de susto de algunas personas a su alrededor, fue muy tarde para entonces, tres hombres lo tomaron, dos en los brazos y uno en el cuello, apartando y haciendo caer a Nagisa en el proceso que vio alarmado como metían y se llevaban a su jefe en aquel vehículo. 

—¡Ah! Valla…—Dijo el peli azul rascándose la cabeza con los paquetes de donas desparramados a su alrededor…

—¡Sujétenlo y amárrenlo bien!—Ordenó el hombre al volante mientras sus otros tres compañeros trataban con dificultad de someter a Karma que de vez en cuando mandaba a uno contra la pared de un golpe o patada.

—¡Ack! ¡Este bastardo es muy fuerte!

—¡Vamos! ¡Son tres contra uno!—Dijo el conductor volteando a ver a sus compañeros.

—¡S-Si pero…!—Iba a responderle pero quedo boquiabierta, los otros dos y sobre todo el peli rojo también miraban alarmadas dejando de hacer forcejeo. 

—¡Dejó de pelear! ¡Aprovechen ahora!

—Je-Jefe…

—¿Qué pasa?—Su camarada apunto delante de él, al mirar de vuelta al camino los ojos casi se le salen del asombro al encontrarse con una encantadora cara sonriente y hasta psicópata—¡¿QUÉ COJONES HACES AHÍ MOCOSA ESTÚPIDA?!

—¡SOY HOMBRE MALDITO CIEGO! ¡Y ESE ES MI BURÓCRATA BÚSCATE EL TUYO!—Grito muy molesto Nagisa para luego entrar de una patada rompiendo el vidrió del parabrisas, el conductor grito del asombro y casi pierde el control del vehículo el cual andaba en zigzag descontrolando el tráfico.

—¡U-Ustedes, ayúdenme!—Ordeno a lo que uno de sus compañeros dejo al peli rojo y saco una pistola de su bolsillo para apuntar a Nagisa, sin embargo el disparo se desvió al recibir un puñetazo de Karma, el peli azul evadió la bala dando de lleno en la radio del vehículo el cual saco chispas sorprendiendo al conductor y terminando de hacerle perder el control del volante, la camioneta termino rodando por la calle para el miedo de los transeúntes y los aturdidos pasajeros en su interior. 

Una puerta se abrió y el conductor salió volando bajo las miradas atónitas de sus compañeros, Karma aprovecho este despiste y los termino de noquear a todos mientras Nagisa tomaba el control del volante. Ya era muy tarde para tratar de frenar el vehículo y él lo sabía sin embargo para evitar que alguien más saliera herido desvió el camino a un parque cerrado al público por renovaciones…

—¡Karma!—Grito antes de empujar al nombrado y salir volando por las puertas traseras del vehículo y terminar rodando por el pasto. Al terminar acostados boca arriba todo magullados se escuchó el impacto de la camioneta cayendo sobre el río del parque. Después de unos segundos de silencio Nagisa se removió un poco sacando un paquete de donas debajo de su suéter azul y poniéndolo en el medio de él y Karma—fue el único que traje, los otros se ensuciaron cuando me caí.

—Heeeh~ eres pésimo recadero—Bufo mientras tomaba una dona azucarada y le daba un mordisco, tomo otra y se la dio a Nagisa el cual la miro sorprendido—tómala—dijo sin mirar al más bajo y este esbozo una sonrisa y tomo el dulce.

—Gracias—Le dio un mordisco y ambos se quedaron mirando al cielo junto al otro.

—Quizás si seas algo bueno…—Agrego el peli rojo a lo que Nagisa lo miro de reojo—al fin a cabo eres el discípulo de la muerte ¿No?—el peli azul sonrió ampliamente lleno de ilusión.

—¿Dejará de tratarme como recadero y de decirme apodos o comentarios inapropiados?—El peli rojo soltó una carcajada de buena gana matando sus esperanzas.

—¡Jajaja! ¡Ya quisieras! Trae un pastel de fresa con jugo de frutilla a mi oficina, ratón aplastado.

—Si jefe…—Karma se levantó y se encamino a su edificio de trabajo como si nada bajo la mirada con puchero del peli azul—ojala le de diabetes…

—¡Te oí!

—¡Que se me antojan perros calientes!—Al recibir la mirada irritada del peli rojo se levantó y salió corriendo rápidamente para evitar cualquier represalia, porque Karma da miedo cuando está enfadado…

Continuará….

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