Se oyó el timbre de una campana por el atardecer en un colegio, anunciando a sus estudiantes que ya era hora de salir. De entre la multitud de alumnos que a poco a poco se retiraban a sus casa destaco uno en especial, piel pálido, rubio, con anteojos negros y pecas en sus mejillas. Disimuladamente caminaba detrás de un grupo de tres chicas que conversaban entre ellas.
—¡Nee! ¡Nee! ¿Saben del último rumor de moda?—Di jo una de cabello negro recogido en coletas rozas.
—¿Cuál?—Pregunto otra chica de cabello corto castaño sonriendo curiosa.
—¿Saben de la montaña maldita? La que se encuentra si caminas mucho al bosque—Pregunto a lo que sus compañeras asintieron y ella sonrió.
—Muchos empresarios han intentado hacer uso de ella, tomar sus recursos o convertirla en mercados, pero suceden cosas extrañas que detienen todo. Las máquinas se rompen sin razón, accidentes que pueden traer varios heridos, personas que sienten energías extrañas o ven siluetas oscuras que los vigilan en la distancia—Agrego la de pelo corto.
—¡Pero eso no es todo!—Anuncio la de coletas con algo de emoción en su mirar—dicen que si vas a la cima de la montaña encontraras un mansión abandonada, y lo mejor de todo, que con tan solo poner un pie allí de noche te cumplirán un deseo ¡Lo que más quieras!—Al finalizar sus amigas la miraron sorprendidas al igual que el muchacho detrás de ellas.
—¡Oh eso es tan falso!—La de pelo corto empezó a reír a pesar del puchero de la otra hasta que la amiga restante las interrumpo sorprendiéndolas.
—A mí me gusta—Su cabello era de un negro azulado y sus labios roza, sonreía bajo la mirada de sorpresa de sus amigas.
—¿Crees en eso?—Pregunto la de pelo corto con una ceja arqueada extrañada.
—Esa montaña es aterradora de noche, pienso que… la persona que valla allí es realmente valiente o alguien que tiene un deseo realmente preciado ¿No lo creen?—Ante sus palabras las otras soltaron unas risitas.
—Suzuki eres tan soñadora—El trío se fue finalmente sin notar al chico que las seguía y que se había detenido observándolas don un semblante pensativo.
—Un deseo…—Susurro para sí mismo.
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Se encontraba ahora de noche en frente de la dichosa y oscura montaña, la entrada estaba bloqueada por una reja metálica para dar a entender que estaba prohibido el paso, el “dueño” de la montaña la había cerrado por los recientes accidentes. Un viento frío soplaba seguido del rechinido de las ramas de los árboles. El joven trago grueso mientras temblaba por lo bajo, pero la imagen de la hermosa chica sonriente vino a su mente.
—Por Suzuki chan—Se dijo así mismo para darse fuerzas, y salto la reja. Empezó a subir ese empinado suelo, siempre mirando alrededor, teniendo miedo de que lo estuvieran vigilando. De repente escucho un crujido seguido de varios golpes, con algo de duda empezó a caminar hacia el origen del sonido, vio a alguien frente a un árbol, se escondió detrás de un árbol y vigilo aquella persona, al mirar se dio cuenta que era una mujer vestida de blanco y de cabellos de igual color—(¿Qué está haciendo?)—pensó al ver a la mujer dándole golpes a un árbol con un martillo y un clavo, entonces se dio cuenta que golpeaba un muñeco de papel, una idea paso por su cabeza y un escalofrío corrió por su cuerpo—(¿U-Una maldición?)—pensó con horror para luego decidir irse de inmediato, sin embargo al retroceder un paso piso una rama llamando la atención de aquella espeluznante mujer, rodo su cabeza hacia atrás mostrando unos ojos totalmente negro y una piel muy pálida.
—¿Una… visita…?—Hablo de forma pausada y con voz de ultra tumba y el muchacho no lo pensó dos veces.
—¡AHHHHH! ¡UN FANTASMAAAAA!—Grito mientras salía corriendo como loco, la mujer se le quedo viendo con puchero.
—Que… grosero…—Se quejó mientras volvía a su labor de golpear el muñeco y que de este brotara una sabia roja—de… esta… forma… es más… especial… sacar la savia…
El muchacho se detuvo a recuperar el aliento después de sentirse lo suficientemente lejos de esa espeluznante escena.
—¿Do-Dónde estoy?—Dijo sintiéndose desorientado al ni siquiera fijarse a donde corría y que ni tampoco conocía esta montaña. Suspiro y empezó a caminar por entre los árboles del lugar, con la poca iluminación que le brindaba la luna, casi tropieza con una piedra.
—¡Oye chaval ten cuidado!—Se sorprendió al escuchar esa voz masculina llamándolo—detrás ti chiquillo—al voltearse se encontró con un hombre calvo con camisa blanca y pantalones marrones con un par de sandalias rojas—buenas noches.
—B-Buenas noches…—Tartamudeo un tanto exaltado ante la atenta mirada sonriente frente a él.
—¿Y qué haces por aquí? Este no es lugar para una caminata nocturna—Decía poniendo nervioso al menor.
—Y-Yo b-bueno…
—No me digas, vienes a cumplir tu deseo ¿No?—El rubio lo miro sorprendido y el soltó una carcajada de buena gana—¡Jaja! Sabía que esos rumores que expandí iban a servir tarde o temprano—celebró sonriendo a más no poder bajo la mirada sorprendida del joven.
—¿U-Usted inicio esos rumores?
—Sip, ven, te guiare a “Mansión abandonada”—Anuncio contento mientras empezaba a caminar bajo la mirada confundida del menor—solo ten cuidado, hay muchas piedras por aquí, es fácil trop- ¡Ah!—justo calló al chocar su pierna con una rama salida de un árbol, su cuerpo impacto contra el suelo.
—¡S-Señor! ¡¿Se encuentra bien?!—Iba ayudarlo cuando se dio cuenta de algo que lo espanto, la cabeza se desprendió del cuerpo que se removía inquieto, la cara le sonrió nervioso.
—Jeje ups…
—¡UN ZOMBIIII!—Salió corriendo nuevamente dejando solo a aquel hombre.
—¡Hump! Estos humanos son cada vez más miedosos—Refunfuño por lo bajo mientras su cuerpo se ponía de pie.
El joven corrió más y más, aterrorizado y soltando lágrimas de sus ojos, gritando sus arrepentimientos por todo lo alto.
—¡Nooooo! ¡Debí saber que esto era una mala idea! ¡Ahora seré comido por zombis o maldecido por fantasmas! ¡Todo por un amor imposible!—Lloriqueo por lo bajo hasta que impacto fuertemente contra algo metálico—¿U-Uh?—se sobo la nariz y acomodo sus lentes mientras se ponía de pie, se encontró con una gran puerta plateada con bordes azules y adornos rojos y verdes—¿Qu-Que este lugar?—al alejarse un poco y alzar la vista se encontró con una gran mansión oscura y cuyo ambiente le ponía los pelos de punta. A pesar del miedo que sentía su mano temblorosa se posicionó en la manija metálica y fría, se escuchó un crujido y la puerta se abrió, con pasos dudosos se introdujo en aquel lugar, todo estaba realmente oscuro, no podía ver nada del alrededor solo lo que medio iluminaba la luz que se colaba por la puerta entreabierta, trago grueso e intento detener el temblar de su cuerpo.
—Valla, valla ¿Acaso semejante gatito miedoso será un posible cliente?—Se oyó una voz masculina y burlona que lo sobresalto por completo.
—¡¿Qu-Quién dijo eso?!—Grito nervioso, de repente la voz rió y él estaba a punto de salir corriendo por la puerta pero esta se cerró de improviso dejándolo encerrado y totalmente a oscuras. Al no poder más con el miedo se encoge abrazando sus rodillas—¡P-Por favor! ¡N-No me lastimes!
—¿Lastimarte? No hay diversión en golpear a semejante mocoso llorón—Luego se escuchó un chasquido de dedos y de manera repentina antorchas en las paredes iluminaron la sala en la que estaban, el joven rubio miro asombrado su alrededor, a pesar del aspecto sombrío por fuera por dentro era un lugar bastante elegante y cálido, una alfombra roja y felpuda forraba el piso, cuadros de paisajes o de personas de aspecto extraño en las paredes, muebles de lujo y escritorios, lámparas brillantes en el techo y las enormes escaleras en espiral de madera que daban hacia arriba ¿Este lugar de verdad esta abandonado?—lindo lugar ¿Verdad chico?—aquella voz burlona se situó a su lado, al voltear se encontró con un joven como de su edad, cabellos rojos y ojos brillantes cobres, una sonrisa de confianza absoluta adornaba su faceta, extendió su mano hacia él—déjame ayudarte a levantarte.
—¡Ah! Gr-Gracias…—Balbuceo nervioso aceptando la ayuda, y de un tirón estaba de pie, ese chico era fuerte. Acomodo sus lentes y entonces notó las ropas entrañas de aquel peli rojo, era una especie de chaqueta con capucha dolor rojo con un suéter cuello de tortuga por debajo negro, pantalones negro y botas marrones, esa vestimenta le daba un aire fantasioso.
—¿Qué me vez chico?—Dijo notando la mirada fija del rubio, aunque él sabía que miraba su inusual vestimenta.
—¡A-Ah! ¡P-Perdón! Es que no había visto esa marca de ropa antes…—Explico apenado y el peli rojo sonrió ampliamente.
—Es por qué no es de este mundo.
—¿Eh?
—¡Karma!—Se escuchó una voz femenina en forma de regaño. De la nada una chica cayó del algún lugar del techo quedando justo en medio de los jóvenes, el rubio se sorprendió por completo mientras que el peli rojo mantenía su sonrisa.
—Ohh~ Kayano chan, creí que ya estabas dormida—Canturreo a lo que la muchacha puso un mohín molesta.
—No me iré a dormir mientras Nagisa este practicando sus hechizos nocturnos y pueda necesitarme, más importante ¿Por qué encendiste las luces del salón principal tan repentinamente? Podría desconcentrarlo—Acuso a lo que el peli rojo se encogió de hombros y sonrió despreocupado.
—Es que tenemos visita—Apunto hacia detrás de ella y fue cuando noto la presencia del rubio que miraba el techo, buscando de donde salió.
—¡Ah! ¿Un cliente?—El joven bajo la mirada encontrándose los ojos curiosos color ámbar de la chica. Ella era peli verde recogido en coletas, al igual que el peli rojo llevaba una rara vestimenta, un vestido morado oscuro que dejaba descubierto sus hombros y con mangas largas hasta sus muñecas, y al final unas botas cortas con tacón pequeño, además era bajita de estatura.
—¿Cl-Cliente?—Pregunto confundido y la chica sonrió.
—Vienes a cumplir tu deseo ¿No?—El joven parpadeó sorprendido.
—¿Ustedes cumplirán mi deseo?
—¡Oh no! Nosotros solo somos… ayudantes como tú lo dirías—Agrego Karma de manera risueña—quien cumplirá tu deseo será nuestro jefe, claro, siempre que estés dispuesto a pagar algo a cambio.
—¿Eh? ¿Pagar?
—Bueno eso lo decidirás con él—Dijo la chica para luego tomar la mano del joven y llevarlo hacia las escaleras—¡Ven vamos! ¡Tienes que verlo!
—¿A quién?
—Al mejor brujo de este mundo, Nagisa Shiota.
Continuará…
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