El joven rubio subía esas escaleras mirando a todas partes, desde los extraños cuadros que se movían hasta las luces que podía jurar que escuchaba que murmuraba cosas.
—Jaja pareces un prisionero a punto de ser fusilado—Hablo de forma burlona el peli rojo que lo seguía detrás suyo.
—¡Karma no seas malo con la visita!—Regaño la peli verde delante suyo—es normal que sientas un poco de miedo, este lugar es sombrío la primera vez que lo ves—decía mirándole de reojo sonriéndole—mi nombre es Kayano Kaede, el chico detrás de ti es Akabane Karma.
—Yoh~—Saludo con aires burlón.
—Suele hacer muchas bromas pero no te hará nada.
—Siempre que te portes bien—Agrego sonriéndole de una forma demoniaca a lo que el rubio le recorrió un escalofrió por la espalda.
—Umnn… este Nagisa… ¿De verdad puede cumplir mi deseo?—Pregunto tímidamente y la peli verde soltó una risilla.
—No hay nada que él no pueda hacer…
—Sí, casi nunca sus hechizos explotan.
—¿E-Explotar?
—¡Karma eso solo pasa cuando intenta hacer magia negra!
—¡¿Magia negra?!—Definitivamente estaba asustado, realmente quería salir corriendo a su casa pero había llegado muy lejos, si la cosa no le gustaba siempre podría irse ¿No?
—¡Oh no! ¡No otra vez!—Se oyó un lamento que lo sorprendió. Acto seguido se sintió un estruendo.
—¡Nagisa!
—Ahh… otra vez—Suspiro Karma con una sonrisa despreocupada, muy a la contraria a la cara de susto de Kayano que enseguida salió corriendo a gran velocidad por los escalones.
—¡Kayano chan ten cuidado, podemos ver tus pantis!—Grito burlón a la vez que el rubio enrojecía sin embargo la peli verde los ignoró—bueno, será mejor que nos demos prisa también, no quiero que me roben crédito—agrego para luego empezar a empujar al rubio para que se diera prisa.
Al llegar al segundo piso se encontró con una enorme biblioteca, sillones verdes por un lado y libreros que forraban las paredes por completo, pero lo que más resalta era el olor a humo y las enormes manchas de quemaduras en todo el centro de la habitación, allí se hallaba Kayano que intentaba resucitar a un inconsciente chiquillo peli azul.
—¡Nagisa! ¡Resiste!—Decía con lágrimas en los ojos y zarandeando por los hombros hacia delante y a atrás al peli azul.
—Valla, valla, Nagisa en verdad no te rindes en aprender ese hechizo eh…—Comento el peli rojo de manera burlona mientras se acercaba al par y se agachaba para ver al nombrado, con delicadeza acomodo los mechones de pelo en la frente del pequeño y este soltó un quejido por lo bajo.
—¿Eh? ¿Chicos que pasa?—Dijo entreabriendo sus ojos azules para el alivio de Kayano y ampliando la sonrisa de Karma.
—Tienes un cliente—Dijo Akabane y en seguida el peli azul se puso de pie.
—Un cliente…—Miro directamente hacia el rubio con expresión nerviosa—Lyon ven aquí—ordeno y de entre los libreros salió flotando un gran libro rojo, el joven no pudo evitar gritar de la sorpresa, El objeto quedo en frente del peli azul, este hurgo entre las páginas y las leyó detenidamente—¿Misao Kaoru kun?
—¡¿Eh?! ¡¿Cómo sabe mi nombre?!—El peli azul sonrió.
—Tome asiento por favor.
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Lo habían traído de vuelta al gran salón principal, lo sentaron en un sofá rojo con una mesita y en frente de él estaba quien se supone iba a cumplir su anhelado deseo. Karma estaba de pie junto a Nagisa mientras que Kayano justo se acercaba con una bandea con dos tasa blancas con té y las puso en medio de ellos.
—¿Y bien Misao kun? ¿No me dirá a que vino?—Pregunto tranquilamente esperando la respuesta del aludido que jugueteaba con sus dedos nervioso.
—Y-Yo, me dijeron que aquí cumplirían mi deseo…
—Te dijeron bien ¿Tú deseo?
—Emmm… Ummm…—Murmuro ruborizándose—v-vera… e-en mi escuela hay una chica…
—¡Oh genial! Después de tanto tiempo nuestra primera misión es de cupido—Se quejó el peli rojo en un bufido.
—¡Karma no seas grosero!—Regaño la peli verde.
—¿Qué hay con la chica?—Retomo el tema Nagisa con la mirada atenta en el rubio.
—Bu-Bueno, he estado enamorado de ella desde primaria, aunque ella probablemente no me recuerda… ¡Pero yo la conoces a ella! A-Así que…
—Quieres enamorarla para luego follartela ¿No?
—¡Karma!—Regañaron al mismo tiempo Nagisa y Kayano sonrojados mientras que el rubio solo se encogía rojo hasta las orejas.
—¡N-No quiero eso!
—¿Entonces? Habla de una vez.
—¡Qui-Quiero que Suzuki chan se fije en mí!—El trío lo miro con caras de obviedad—¿Q-Qué?
—Hubiera sido mejor que dijeras que te la querías follar—Dijo ahora Kayano soltando un suspiro y a su lado el peli rojo asentía con la cabeza estando de acuerdo.
—¡¿Qu-Qué?! ¡N-No!
—En fin Misao kun, si eso es lo que quieres cumpliré tu deseo—Hablo Nagisa un poco decepcionado por tan simple petición—pero hay un precio que tienes que pagar.
—¿Un precio?
—Sí, pero eso lo decidiré luego de cumplir tu petición, hasta entonces no sabrás que será ¿Aceptas?
—S-Sí.
—Bien—Nagisa se levantó de su asiento y camino unos pasos alejándose—Lyon ven aquí—nuevamente el libro rojo salió flotando hasta sus manos—veamos…—empezó a hurgar entre las páginas y se detuvo en una—“hechizos de atracción”—a Misao le brillaron los ojos al escuchar esas palabras. El peli azul leyó rápidamente la página para luego cerrar el libro, hizo un movimiento de manos y entre polvo brillante aparición un bolígrafo reluciente rosa, luego camino hasta el rubio y se lo extendió—toma, dáselo a la persona que quieres y confiésale tus sentimientos.
—¡¿Qué?!—Dijo totalmente sorprendido y sonrojado.
—No importa si te rechaza al principió, después de eso no dejará de pensar en ti y poco a poco se sentirá atraída—Explico a lo que el rubio tomo el objeto dudoso—tan pronto le entregues este bolígrafo te cobrare ¿Entendido?—el otro asintió temeroso—puedes irte.
El trío observó a la distancia como ese joven se alejaba de aquella mansión, sujetando en su mano derecha aquel bolígrafo.
—Kaede, Karma—Llamo a lo que los aludidos lo miraron—síganlo y vigílenlo.
—¿Eh? ¿Por qué?—Pregunto la chica confundida.
—Es que ese chico…
—¿Crees que no vaya a cumplir el conjuro?—Pregunto ahora Akabane y Nagisa negó.
—Pienso que puedo sacar algo bueno de él—Sonrió por lo bajo—síganlo mañana cuando vaya a su escuela ¿De acuerdo?
—Sí—Dijeron al mismo tiempo para luego adentrarse dentro de su mansión.
Continuará…
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