domingo, 16 de octubre de 2016

Capítulo 11: Quiero saber.

Karma bostezaba aburrido mientras escuchaba la tediosa conferencia que estaba dando un alcalde de reputación dudosa para su gusto, ya se sabía ese discurso con promesas vacías pero debía estar presente para evitar dañar su propia imagen. Recostó su mejilla a en su mano mientras observaba el alrededor, había una audiencia abundante en donde calculaba que más del 70% estaba prestando atención a cualquier cosa menos a lo que decía aquel anciano ¡Incluso divisaba a uno que jugaba al Candy Crush! Valla, quizás debería descargar esa aplicación. Su vista rodo al delgado peli azul a su lado, Nagisa estaba de pie a su derecha luchando con que sus parpados no se cierren por el sueño lo cual lo hizo sonreír ladinamente.

Nagisa kun—Llamo en un susurro imperceptible para los demás pero fuerte y claro para el más bajo, lo miro atento y curioso—si estás cansado puedes sentarte a mi lado—decía haciéndose a un lado y palmeando el espacio vacío incitándolo.

Estoy bien, gracias—Decía con cortesía desviando la mirada al frente—no es profesional.

—Tú apariencia no es profesional.

—Lo dice el que habla en plena conferencia nacional.

—¿Y qué hay del guardaespaldas con el hilo de saliva recorriendo por su labio?—Soltó una risita al ver como el menor rápida y nerviosamente limpiaba su boca sonrojado.

Extrañamente empezaron a llevarse bien, es lo que toca después de que alguien te salva la vida varias veces, aun le hacía algunas bromas al peli azul al saber lo fácil que este se avergüenza, admite que se ve algo tierno cuando balbucea y hace varios pucheros de vergüenza. Normalmente pensarías que al ser el discípulo de la muerte sería alguien frío y discreto pero eso no era del todo cierto, para él Nagisa era transparente con sus emociones y su sonrisa sincera y ¿Para qué negarlo? Linda como la luna, bien que se guarda todo tipo de información de su adorado maestro pero siempre hace ver lo mucho que lo quiere y lo respeta, una lealtad ciega. Hay muchas cosas de las que quisiera saber de ese pequeño pero gran asesino (Aunque este niegue serlo) y si le preguntan el “porque” Karma responderá “simple curiosidad, o quizás algo más” simplemente lo vio como un juego, tal vez si estrecha lazos con el Shiota se gane su confianza y sepa una o dos cosas de él.

Después de tres largas horas de una charla (de la que no se molestaría en recordar) salía del gran salón acompañado de su pequeño guardaespaldas, caminaban a las afueras del edificio hasta que cierto suceso capto su atención.

—Akabane san—Llamo alguien a sus espaldas, se volteó y encontró a un sujeto de piel pálida y sonrisa extraña, llevaba gafas y un traje negro simple. Se le acerco en aires de cortesía—soy el nuevo secretario del Sr Barius—¿Barius? Ah cierto, el viejo que hablaba en la conferencia—quería presentarme apropiadamente, soy Shiroshi Tadomura—extendió la mano y Karma la estrecho con una sonrisa—¿Sabe? Lo he visto muchas veces en la tele ¡Tiene unos grandes logros!

Ah joder, un adulador. El viejo truco de dar cumplidos vacíos para ganar puntos con los superiores, le ha pasado varias veces y le es bastantes molesto escuchar una y otra vez lo que él ya sabe. Estaba a punto de escaparse con una excusa hasta que la habladuría de Shiroshi paro de repente, vio como el cuatro ojos desviaba la mirada con evidente sorpresa e impacto.

—¿N-Nagisa?—Balbuceo con un temblor curioso en la voz.

—¿Hmm?—Miro al peli celeste a su lado, este parpadeo mirando con confusión al Shiroshi hasta que una gran sonrisa apareció en su faceta—¡Ah Shiroshi kun! No te reconocí—muy al contrario que Nagisa el Todomura puso un rostro como quien ve un horrible espanto—ha crecido bastante, y veo que se las arregló para ingresar al mundo político como siempre quiso. Lo felicito, ya no es el niño que conocí en la secundaria—Karma podía captar cierta malicia en las palabras del Shiota.

—¡B-B-Buenoyavesqueeltiempopasamuyrapidoynosedetienejajaja!—Tan rápido que apenas pudo entender lo que dijo. Shiroshi sudaba y le temblaba las manos—¡S-Señor Akabane! ¡Fue un placer conocerlo! ¡A-Adios Nagisa!—hizo una rápida reverencia al peli rojo y salió caminando rápidamente de allí.

Karma arqueó una ceja mientras Nagisa mantenía una sonrisa en todo momento.

—¿Amigo tuyo?—Obviamente no, ese hombre se veía totalmente aterrado por la presencia del más bajo.

—No—Impactante repuesta. Karma miro el ahora semblante neutro del Shiota, los cobres se encontraron con los zafiros brillantes, después de unos segundos de miradas penetrantes sonrió.

—¿Te puedo invitar a un café Nagisa?

El aludido abrió los ojos levemente sorprendido por la repentina invitación.

—¿Por qué?

—¿Por qué no?—La sonrisa traviesa del peli rojo le intrigaba pero luego suspiro y se encogió de hombros.

—Está bien.

.

.

.

.

Era oficial, Akabane Karma era un demonio trajeado, con todo respeto claro. La victima para su suerte no era él sino el dueño del local en donde lo había llevado a tomar ese dichoso café, parece que había un interesante problema de “tráfico de azúcar” del que el peli rojo estaba claramente informado, después de una larga “negociación” en la que el pobre hombre termino más que temblando, logro salir bien librado después de “donar” unas veinte cajas de donas de glaseado de fresa al edificio donde trabaja el burócrata.

Nagisa observaba con cierta culpabilidad el dulce y el café que le había dado el Akabane. Estaban sentados en las bancas de un parque cerca del edificio donde trabaja el peli rojo.

—¿Sucede algo Nagisa kun?—Pregunto sorbiendo el jugo de frutilla que tanto le encanta.

—¿Sus invitaciones siempre son así de “únicas”—Decía resaltando ciertas palabras y el contrario rió.

—Eso depende de la persona con la que salgo ¿Prefieres una cena romántica con velas y a la luz de la luna?

—No gracias, así está bien—Agrego tomando un sorbo de su café.

—Y sobre esa conversación con ese sujeto…. ¿Todomura san?

—Se había tardado.

—Me gusta ir directo al grano—Se encogió de hombros sonriente—sino es tú amigo ¿Qué es?—Nagisa tomo otro sorbo de su café.

—Mi ex amante.

—¿En serio?

—No—Soltó una risita al ver cómo el contrario fruncía el entrecejo—él junto a sus amigos me molestaban a menudo—Karma ablando la mirada y ante esa reacción continuó—el “bulling” era a diario, y de lo peor. Solía temerle.

—Y sin embargo él era el que temblaba en su reencuentro.

—Bueno, tenía muchos problemas en ese entonces y perdí mi paciencia. Él intento molestarme en el peor momento de mi cordura, no recuerdo más nada—Se encogió de hombro y le dio un mordisco a su dona bajo la atente mirada de Karma.

—¿Y tú maestro? ¿Dónde estaba?

—No lo había conocido.

—¿Tú madre?

—Está muy cotilla jefe—Le sonrió al peli rojo—no está bien que actúe de chismoso.

—Soy burócrata, ser cotilla me da de comer—Tiro su ya vacío jugo al cesto y regreso su mirada a Nagisa.

—Es una larga y desagradable historia de la que no me siento cómodo contar—Suspiro mientras miraba un pájaro azul asentarse en un árbol cercano a ellos.

—Eso solo me da más curiosidad Nagisa.

—¿De veras?

—En serio es una forma sucia de atraerme.

—Púdrase.

—¿Qué dijiste?

—Ilustrase con el paisaje—Karma lo miro con el entrecejo fruncido y él lo evadió con una sonrisa de inocencia.

Estuvieron varias horas charlando hasta que ya era hora de que Karma volviera a su trabajo. El peli rojo observaba atento a Nagisa preguntándose cómo alguien tan brillante puede ocultar tan bien un pasado que probablemente sea muy interesante.

Continuará…

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