Llovía a cantaros haciendo la noche más fría de lo que ya era, después de correr por entre los arboles dando varias vueltas y rastros falsos para despistar a sus perseguidores al fin se detuvieron en una cueva algo escondida.
—Con cuidado…—Dijo mientras ayudaba al más alto a sentarse contra la pared rocosa y este lo miraba con reproche.
—No estoy inválido.
—Pero su brazo está sangrando mucho, fue un milagro que pudiéramos escapar de aquellos hombres—Miro el brazo izquierdo del peli rojo, la manga del bléiser negro que llevaba estaba goteando sangre—¿Cuándo le hicieron esto?
—Quizás cuando estaba con aquella mujer y esquive esa bala contra mi cabeza—Explico con desinterés a pesar de la situación en la que se encontraba.
Nagisa saco de su bolsillo el walkie talkie que le había dado Karasuma. Presiono un botón y solo escuchaba interferencia.
—Aun no puedo comunicarme con Karasuma san… tendremos que esperar a que la lluvia termine y rezar que no nos encuentren—Guardo el aparato y con su mano aparto los cabellos húmedos por la lluvia de su cara, suspiro profundo bajo la mirada curiosidad de Karma—¡Bien!—dijo de repente con una mirada decidida—muéstreme su herida—el peli rojo arqueó una ceja.
—¿Para?
—Voy a tratarlo, o al menos que resista hasta que venga la ayuda—Se arrodillo frente a Karma y lo miro atento—le quitare la chaqueta ¿Si? No valla golpearme por favor.
—Salvo que hagas algo indecoroso…—Sonrió ante el mohín que puso el contrario.
—Jefe—Extendió sus manos hacia los hombros del aludido, con cuidado bajo el bléiser con la mirada atenta del otro sobre si, Karma soltó un quejido cuando la prenda rozo su brazo. Ya con solo la camisa negra Nagisa miro la gran mancha oscura en el brazo izquierdo y los hilos de sangre que salían de este—revisare la herida ¿Bien?—dijo mirando al más alto como pidiendo permiso.
—Sí…
Nagisa tomo la mano del contrario y subió la manga escuchando un quejido de la boca de Karma. Era un roce de quemadura de bala, no era una herida ni muy grande ni profunda, pero debía limpiarla y vendarla para evitar que se infectara.
—¿Cómo no se dio cuenta de una herida como esta?
—¿La adrenalina tal vez?—Respondió con tranquilidad.
—¿Tienes un pañuelo?—Pregunto y Karma con su otra mano saco de su bolsillo un pañuelo blanco y se lo dio. Nagisa se levantó salió un momento y volvió con el trozo de tela húmedo, lo había mojado con la lluvia—tratare de limpiarla lo mejor que pueda, dolerá un poco—advirtió mientras acercaba lentamente el pañuelo a la herida.
Karma puso muecas de dolor al sentir como frotaban su herida pero no soltó ningún sonido, observaba con atención al más bajo concentrado en su tarea. Nagisa puso el ahora pañuelo rojo de sangre a un lado y saco el suyo propio de un color celesta claro, empezó a romperlo en tiras.
—No es nada grave, pero tienen que hacerle algunos puntos y probablemente deje una pequeña cicatriz, trate de usar este brazo lo menos posible hasta entonces—Uso las tiras del pañuelo como vendajes y cubrió la herida con sumo cuidado haciendo un nudo al final—listo ¿Le duele?
—Un poco—Respondió mientras observaba su brazo vendado con cierta curiosidad para luego sonreír de forma burlona—asesino, guardaespaldas, recadero ¿Y ahora enfermero? ¿Es que no te decides por una profesión?
—No soy asesino—Respondió monótono para la sorpresa del contrario, se sentó junto a Karma y lo miro inexpresivo.
—Eres el discípulo de la muerte ¿No?
—Así es.
—¿Entonces?
—¿Entonces qué?—A Karma le salió un tic en la ceja ¿Se estaba burlando de él? Sin embargo Nagisa no parecía estarse divirtiendo o jugando como creía.
—¿Cómo es que eres el discípulo de la muerte sin haber matado a alguien?—Nagisa parpadeo y sonrió con algo de nostalgia, como quien recuerda algo bueno.
—El maestro me enseño todo lo que sé, desde complicadas técnicas asesinas hasta unas simples operaciones matemáticas… Bueno eso ultimo no es tan fácil que digamos—Sonrió nervioso por un momento y luego miro a Karma quien lo miraba con cierta sorpresa—al principio también pensé en usar todo lo que me enseño para la vocación de asesino como él, pero resulta que no sirvo para eso.
—¿No sirves? Acabas de salvarme de una panda de asesinos de elite ¿Y me dices que no tienes el potencial para asesinar?— Agrego incrédulo y Nagisa soltó una risilla nerviosa.
—Para matar a alguien ha de haber algún sacrificio... —Miro hacia la lluvia fuera de la cueva—según el maestro yo no puedo hacer ese sacrificio, me asusto un poco como me lo dijo por eso decidí tomar otro camino. Uno en el que puedo usar las habilidades que él me enseño…
—¿Tiene que ver con tu sueldo de Guardaespaldas?—Pregunto Karma por mera intuición.
—Sí.
—¿Y cuál es ese camino que requiere semejante dinero de pasaje?—Nagisa rió por lo que dijo y lo miro con una sonrisa.
—Es un secreto—Karma sonrió arqueando la ceja.
—¿Sabes? eso solo hace que quiera averiguar más.
—¿De veras?
—Es un truco muy sucio ¿Es así como quieres conquistarme?—Disfruto de la sonrisa avergonzada que le dedico él más bajo.
—¡Y-Yo no quiero conquistarlo!
—¿Seguro? Eres tan adorable que podría darte una oportunidad.
—P-Pare por favor…—Pidió abochornado. Acarició su cabello notando lo mojado que estaba, quito la liga que lo sostenía dejándolo suelto.
—Parece que tu peinado se arruino. Puedo pedirle a Reik que te lo vuelva hacer si tú quieres…
—No gracias—Refunfuño a lo que el otro rió travieso. Empezó a peinar su cabello con sus manos con algo de dificultad debido a la humedad de este, el agua de la lluvia se llevó el tinte negro de las mechas californianas y los bucles en espiral ahora eran delicadas ondulaciones que rozaban sus hombros. Miro por un momento al otro, este lo veía de forma fija y hasta intensa incomodándolo un poco—¿Desea algo?—pregunto a lo que Karma desvió la mirada.
—Nada realmente… Te vez mejor con el cabello así—Dijo sorprendiéndolo, Nagisa se ruborizo levemente.
—No se burle.
—No lo hago.
—Entonces… Gracias por el cumplido—Ahora ambos miraban en direcciones contrarias al otro en silencio, Nagisa volvió a sostener su cabello en una cola de caballo y miro de reojo al peli rojo.
Él también termino despeinado por correr bajo la lluvia, aunque no tanto como Nagisa, su pelo rojo que antes estaba de lado y en capas bien peinado ahora se encontraba desordenado en su frente, y ahora que no llevaba su bléiser podía apreciar mejor su físico, tenía una musculatura bien formada, Karasuma le había comentado que Karma entrenaba diariamente y que tenía la habilidad de combate de un teniente superior, aunque él presentía que tenía tanta fuerza como su querido maestro, aunque si se enfrentaran ambos obviamente ganaría el ultimo por experiencia.
—¿Por qué quiso ser Burócrata?—Pregunto de repente y Karma lo observo detenidamente poniéndolo inexplicablemente nervioso.
—¿Por qué quieres saber eso?—Pregunto y Nagisa desvió la mirada por un momento apenado, sentía que había invadido la privacidad ajena, para luego volver a mirarlo.
—Creo… que con sus capacidades pudo haber sido muchas cosas, tener un cargo como el de Terasaka san por ejemplo, ser el que da órdenes y no al revés.
—Soy el que da órdenes—Reitero y el peli azul empezó a balbucear.
—¡S-Si! ¡P-Pero me refiero a…!
—A por que esconderlo ¿Por qué conformarme con un puesto tan limitado como el de Burócrata? Es eso lo que quieres saber ¿No?—El más bajo asintió y él miro hacia arriba en un gesto pensativo—cuando era más joven, donde vivía hubo un terremoto. A pesar de que los políticos fueron unos inútiles el país no entro en un gran desastre, siguió funcionando bastante bien, por eso pensé “los burócratas jalan las cadenas en las sombras que genial” y fue por eso que elegí esta carrera—explico con simpleza.
—Valla que fácil—Agrego y Karma lo volteo a ver.
—¿Esperabas una historia llena de drama?
—Algo así, pero me gusta más esta—Sonrió y Karma le devolvió la sonrisa.
—Nagisa san…—La voz distorsionada de Karasuma los interrumpió—Nagisa san ¿Me he escuchas? —el aludido saco el aparato y presiono el botón.
—Karasuma san lo escucho—Dijo sosteniendo el aparato frente a su boca.
—¿Estas con Karma?—El aludido tomo ahora el walkie talkie.
—Estoy con él.
—¿Qué sucedió? ¿Dónde están?
—Aquella mujer, Rei takamiya resulto ser una asesina como sospechábamos y me llevo junto a su hermano Kei Takamilla, otro asesino aunque bastante idiota, estaban a punto de matarme hasta que Nagisa kun apareció y me salvo—miro al peli azul y noto como este extrañamente sonreía—sus hombres nos persiguen y ahora mismo estamos internados en el bosque detrás del hotel, en una cueva pero no sé exactamente qué tan lejos.
—¿Están bien?
—Sí.
—El brazo de Karma kun tiene quemadura por bala, le practique primeros auxilios pero necesita atención medica—Interrumpió el Shiota y Karma bufo.
—Pero estoy bien, Nagisa es buen enfermera—Sonrió por el puchero que le dio el más bajo.
—De todas maneras no te sobre exijas, los estamos rastreando y estaremos allá en un momento—El sonido corto y volvieron a quedar en silencio.
—Oye…—Llamo Karma y el contrario le miro—¿De qué te estabas riendo hace un momento?—el peli azul sonrió con cierta ternura que le hacía admitir que realmente era muy lindo.
—Usted admitió que le salve.
—¿Y eso qué?
—¡Acepta que lo salvo del peligro! Creí que nunca lo haría—Karma se ruborizo un poco por lo bajo mientras Nagisa lo observaba sonriente.
Ambos charlaron de trivialidades en el tiempo en que esperaron a Karasuma y a su equipo, había momentos en que ambos guardaban silencio pero por alguna no se sentía incómodo ni nada por el estilo, hasta se sentía agradable. Quizás ya era hora de que ambos se empezaran a llevar mejor….
Continuará…
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