domingo, 14 de agosto de 2016

Capítulo 7: Heridas y su cura.

A la hora de dormir Killua miraba por la ventana de su nueva habitación, después del ajetreo del día habían quedado rendidos en su cama, sin embargo él no podía dormir tan fácilmente, aún tenía unas cuantas molestias que le incomodaban al acostarse…

Suspiro mientras se ponía frente a un espejo y se quitaba la camiseta que llevaba, a pesar de la oscuridad la luz de la luna se colaba por la ventana del cuarto, por lo que él podía verlas perfectamente…



—Aún no se borran eh…—Dijo en voz baja para sí mismo mientras miraba las marcas que estaban en su espalda. Eran heridas causadas por un látigo de cuero, cada que no hacía caso a las órdenes de sus padres era castigo encerrándole en el sótano donde su hermano mayor le daba azotes durante una hora. Recordaba que la primera vez fue cuando tenía cinco años y sí que le había dolido, pero con el tiempo aprendió a resistir el dolor, él pensaba que ese tipo de castigos se le aplicaban a todos los niños por eso se sorprendió mucho cuando le dijeron que su familia también fue encerrada por abuso infantil, una sonrisa burlona apareció en su rostro pensando en eso— (ojala que ha Milluki le den cadena perpetua… no, mejor que lo manden a la silla eléctrica, y a Illumi con camisa de fuerza en el manicomio)—sonreía con los ojos cerrados asintiendo numerosas veces con su cabeza al imaginarse todo tipo de castigos a sus familiares. Tan mentido estaba en sus “fantasías” que no notaba como alguien abría lentamente la puerta de su cuarto.

—Killua ¿Estas despierto?—La voz tímida de Gon lo sobresalto por completo y en seguida se volteó a verlo—¡Ah!—Killua trago grueso, en el marco de la puerta estaba el pequeño Freecss en pijama y con los ojos abiertos de la sorpresa.

—Go-Gon—Tartamudeo incómodo, ya era muy tarde para esconder sus cicatrices.

—¡¿Qué te paso?!

—¡Ssh! ¡Baja la voz!—A gran velocidad tapo la boca del menor y miro por fuera de la puerta asegurándose de que los demás siguieran durmiendo, al confirmarlo suspiro aliviado y entró cerrando la puerta con una mano y con la otra sosteniendo todavía al moreno, al terminar miro al de ojos castaños serio—te voy a soltar pero no vuelvas a gritar que despertaras a los demás—Gon asintió y luego lo soltó para quedar frente a frente—¿Qué haces aquí? 

—Yo no podía dormir y quería ver si estabas despierto... y luego vi tus cicatrices—Decía tímidamente mirando las marcas rojas en la piel blanca del mayor quien aún seguía sin su camiseta.

—No le digas a nadie sobre esto ¿Entendiste? Sobre todo a Alluka, le traería malos recuerdos…—Le pidió casi como una orden, sabía lo triste y afligida que se ponía su hermana menor al verle alguna marca o moretón, y no podía perdonarse verla sufrir. 

—Lo prometo—Dijo el más bajo decidido a lo que el más alto asintió, la mirada de Gon se volvió blanda en un parpadeó mientras miraba nuevamente las cicatrices en los brazos del mayor—pero dime… ¿Qué te paso?—Killua suspiro nuevamente incómodo mientras removía sus cabellos.

—Son marcas de latigazos, cuando no obedecía a mis padres o a mi hermano o cometía algún tipo de falta era castigado de esta forma—Dijo rápidamente sin querer dar ningún tipo de detalle, Gon lo notó y bajo la mirada.

—Entiendo… lamento que hayas tenido que pasar por cosas tan duras…—Se le oía realmente apenado poniendo más incómodo al mayor. 

—E-Está bien, no es tan grave como crees…—Balbuceo inquieto, la verdad lo último que quería era la lastima de un chiquillo.

—¡Ya sé!—Dijo de la nada con alegría como si se le hubiera ocurrida una gran idea sobresaltando nuevamente al albino. 

—¡Ssh! ¿Qué te dije de la voz?

—Jeje lo siento—Saco la lengua infantilmente bajo la mirada de enojo del albino—es que recordé el hechizo de curación que hace Mito san cuando me hago algún raspón al jugar—decía emocionado a lo que el otro arqueó la ceja extrañado.

—¿Hechizo?

—Sí, te lo haré para que te cures rápido—Decía sonriente mientras se acercaba al más alto quien observaba entre confusión y curiosidad, lo que pasó no se lo esperaba para nada, el menor con la más pura inocencia deposito un beso al costado de su abdomen sorprendiéndolo por completo y haciéndolo retroceder. 

—¿Qu-Que estas…?—Balbuceo rojo hasta las orejas pero fue interrumpido por la voz infantil del menor. 

—¡Tadah! ¿No te sientes mejor?—Decía sonriente y antes de que Killua pudiera responderle le dio otro beso rápido al otro lado de su abdomen.

—E-Espera un momento…—Entró en pánico cuando el menor con prisa se puso a sus espaldas.

“Beso” 

—¡H-Hey!

“Beso”

—¡M-Momento!

“Beso”

—¡PARA IDIOTA!—Grito sin importarle un pepino si despertaba a medio mundo, acto seguido saco al menor de su cuarto.

—¡Ah Killua! ¡Aún me falta hacerlo en las demás partes!—Dijo Gon contra la puerta sin saber el porqué del arranque repentino del albino. 

—¡Estoy bien!—Respondió el albino con el corazón en la garganta y conteniéndose de darle su buen puñetazo al mocoso estúpido ese. 

—¿De veras?

—¡Si, si, vete!

—¡Está bien! ¡Juguemos mañana Killua!—Maldita inocencia. 

Escucho los pasos del menor alejarse de la puerta y cuando se sintió al fin solo se dejó caer al suelo y agradeció mil veces que nadie despertará por el escándalo ¡¿Qué demonios le pasaba a ese mocoso?! Si tiene ocho años, pero rayos no debe andar besando a la gente, mucho menos a él.

—Al demonio, ya termino—Respiro hondo con sus mejillas aún rojas y se levantó para ponerse su camiseta y acostarse en su cama tratando de olvidar lo ocurrido.

Lo irónico es que se le quitaron las molestias que le impedían dormir…

Continuará…

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