—Aaah~ ¡Les queda tan perfecto!—Decía con ojos brillantes y mejillas rozadas bajo las miradas avergonzadas del trío de niños—¡Ahora pruébense los bañadores! ¡Después los trajes formales! ¡Oh y los trajes de invierno! ¡Y y y y y!—balbuceaba emocionada mientras removía unos estándares de ropa.
Mito había llevado a los menores a comprarles nuevos guarda ropas, en este momento se hallaban vestidos con sus respectivos uniformes escolares. Gon tenía puesto una camisa blanca con un chaleco con negro por encima y pantalones de igual color, Killua una camisa blanca con una camiseta azul por debajo y pantalones negros, y Alluka llevaba una camisa blanca con falda por encima de la rodilla blanca.
—Ummm… Mito san, entiendo que les compres ropa a Killua y Alluka pero… ¿Por qué me la tengo que probar yo también?—Pregunto el moreno con una sonrisa nerviosa, la verdad esto de probarse la ropa le fastidiaba mucho.
—¡De ninguna manera voy a excluirte! ¡No quiero que te pongas celoso y le cojas rabia a Killua y Alluka! ¡Y después crezcas creyendo que te robaron mi afecto y atención! ¡Te convertirías en un adulto lleno de rencor y complejos!
—¡Eso no podría pasar!—Decía totalmente en contra a lo que la mujer lo abrazó.
—¡Por supuesto que no! ¡Me rompería el corazón si pasara eso!
—¡Mi-Mito san me asfixias!—Los hermanos miraban con una gotita de sudor resbalándoles por la sien al ver la escena de una madre dramática abrazando a su hijo.
—Además…—Se separó del menor con una sonrisa—tú padre pagará todo, hay que aprovechar.
—Así que era por eso…—Murmuró Killua con una mirada de obviedad.
Estuvieron hasta la tarde de copras, habían visitado más de quince tiendas de ropas y los pequeños estaban cuales muertos vivientes debido al cansancio.
—Como se portaron bien les comprare sus dulces favoritos—Mito pronuncio las palabras mágicas y los niños resucitaron de la muerte.
—¡Yo quiero galletas!
—¡Yo quiero helado!
—¡Chocorobots!—El trío empezó a corretear en círculos alrededor de la mujer la cual reía por lo bajo.
—Vallamos a esa cafetería—Entraron al local de una esquina, muy bien decorado y con buen servicio, además de contar incluso con una tienda de regalos, obviamente era costoso pero el querido Ging dejo al descuido su tarjeta de crédito y ella se sabe de memoria sus claves, tampoco es que “12345” sea una clave difícil de memorizar. Se sentaron en una mesa cerca de una ventana con vista a un parque y una muchacha los atendió, les dieron incluso cierto descuento por los infantes. Mientras esperaban sus pedidos Mito observaba atenta a los niños. Gon siempre fue su orgullo y más cuando veía lo sociable y carismático que era, se había llevado muy bien con la pequeña Alluka, con la que ahora hablaba, al principio se le veía un tanto tímida y callada pero al final resultó ser una niña bastante tierna y se ha adaptado poco a poco a su nuevo hogar. Poso su mirada ahora en el mayor de los tres, Killua, trataba un poco al moreno sin embargo aún guardaba distancias, Ging le advertido que iba a tomar un tiempo para que se soltara por completo, que lo mejor sería que tuviera paciencia, eso hace que se pregunte… ¿Qué tipo de cosas le habrá pasado para que tenga desconfianza en las demás personas? Ese pensamiento fue interrumpido al notar como el albino miraba fijamente cierta dirección, Mito curiosa volteó a ver al mismo lado, sonrió al dase cuenta de qué—Killua ¿Me acompañas un momento?—el aludido asintió curioso.
Dejaron a los menores en la mesa para dirigirse a la tienda de regalos, Killua seguía a la mujer con curiosidad en su rostro mientras entraban hasta llegar al mostrador donde estaba un hombre mayor atendiendo.
—¿En qué le sirvo?—Pregunto el hombre canoso de forma cortes y amable.
—¿Me vende esa patineta por favor?—Killua se ruborizo de inmediato al entender porque lo había llevado allí.
—¡N-No es necesario!—Agitando las manos nervioso mientras el hombre tomaba el objeto y se los llevaba.
—No seas tonto, velo como tú regalo de bienvenida—Decía con cálida sonrisa mientras le daba la tarjeta al hombre y pagaba el juguete—aquí tienes—le dio la patineta al menor quien ruborizado la recibía.
—Gr-Gracias.
—Tiene un lindo hijo señora—Ahora el par ruborizado miraban sorprendidos al hombre que inocentemente les había hecho un cumplido…
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Al anochecer regresaron a casa, bueno, más bien se detuvieron frente a ella, el grupito miraban sorprendidos como hombres y mujeres salían y entraban del lugar llevando diferentes muebles nuevos, Ging estaba comandándolos hasta que notó la llegada de su “familia”.
—Oh al fin llegaron—Dijo como si nada acercándose.
—Ging ¿Qué pasa aquí?—Decía la mujer con expresión malhumorada debido al escándalo que montaban en su adorada casa.
—Dije que iba hacerles unos cuartos propios a Killua y Alluka ¿No?
—¡¿Ahora?!
—Bueno, cuando me valla a trabajar no regresare dentro de un buen tiempo así que es mejor aprovechar ¿No?—La mujer parpadeó incrédula hasta que escucharon a un hombre llamar a Ging.
—¡Ging san! ¡Ya terminamos!—El aludido sonrió.
—¡Rápido como me gusta! ¡Buen trabajo!—El hombre montado en una camioneta sonrió y alzó el pulgar para luego irse con sus compañeros y compañeras—vamos entremos—Mito al entrar se esperaba un desorden total pero todo estaba exactamente igual, incluso más limpió—suban arriba—ordeno y allí fue cuando notó el cambió. En esa casa solo había tres cuartos, uno era de Mito, el otro de Gon y el restante era para Ging cuando le daba la gana de quedarse a dormir, sin embargo ahora estaban dos puertas extras en ese pasillo.
—Ging… ¿Cuándo hiciste esto?—Pronunció Mito con un tic en la ceja, desde que llego el hombre en ningún momento la peli naranja dejo la casa, salvo para…
—Hoy desde que salieron de compras. Supuse que estarías ocupada gastando todo el dinero de mi tarjeta que deje a propósito en la mesa de la cocina—A Ging no se le escapaba a nada, sabía que esa mujer tenía la costumbre de gastar todo el efectivo de cuanta tarjeta dejará por ahí, a cualquier otro hombre le daría furia eso pero él sabía que Mito lo gastaba en cosas para Gon o en la casa, no era una codiciosa que le gustará comprar joyas y ropas caras, y además él podía recuperar ese dinero fácilmente—la puerta junto a la de Mito es el cuarto de Alluka y junto a la de Gon es el de Killua.
Los niños no dudaron en salir corriendo a las respectivas habitaciones. Gon y Killua entraron al cuarto de este último.
—Estas cosas…—Murmuró el albino sorprendido, la pintura azul en las paredes se le hizo familiar y reconocía esos muebles. El armario de dos puertas de madera con espejo, la gran cama con sabanas moradas, la consola de videojuegos y la televisión con su mesón, incluso la puerta del baño eran de su anterior habitación…
—¡Valla! ¡La cama es más grande que la mía!—Decía el menor saltando a la cama.
—¡O-Oye no saltes a las camas de otros como si nada!
—¿Ya lo notaste?—Hablo Ging apareciendo el puerta—me las ingenie para traer las cosas aquí, pensé que teniendo cosas conocidas a tu alrededor se te sería más fácil adaptarte—agrego con una sonrisa pero el menor no lo escucho, estaba muy ocupado tratando de que Gon dejará de brincar en su cama.
—¡Onii chan tengo mis peluches! ¡Ah! ¡Yo también quiero jugar!—La niña la cual tenía un oso panda en sus brazos al ver a los niños brincar en la cama se unió en seguida.
—¡Niños no salten en la cama! ¡Se romperá!—Ahora Ging observaba como Mito regañaba a los niños. Suspiro y luego sonrió, quizás si funcionó eso de adoptar a esos dos niños…
Continuará…
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